Catorce pequeños rostros se muestran en la pantalla de un computador portátil, estos niños y niñas prestan atención a cada indicación que les da su profesora. “Bueno papitos, vamos a tomar la ficha del 5… Cada uno marca su hojita con sus nombres y apellidos… Ahí hay una flechita, en donde se ve cómo debe ir el trazo del 5”.
Con 38 años ejerciendo la docencia, la pandemia de coronavirus le trajo a María del Rocío Silva Durán una oportunidad para reinventarse y formar a sus 25 pupilos del grado de transición del Instituto Educativo Sagrado Corazón de Jesús, en Cúcuta. Pero más allá de enseñar, la crisis también le ha servido para aprender.
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En su casa, a través de su equipo tecnológico y la plataforma gratuita de Google llamada Classroom mantiene contacto con sus alumnos de entre 4 y 5 años. Mediante el Whatsapp, ejerce su trabajo con quienes son menos favorecidos.
Las dos semanas de marzo que tuvieron libres los estudiantes, cuando comenzó la emergencia sanitaria por la COVID-19, les sirvió a María del Rocío Silva y a sus colegas para prepararse las actividades virtuales. En ese lapso, trabajaron en el desarrollo institucional y el rector los instruyó, por medio del ingeniero de sistemas del plantel, en el manejo de Classroom.
“Se han presentado una serie de problemas. Hay niños que no tienen internet, a quienes les queda fácil comprar un paquete de datos para Whatsaap, para hacer sus trabajos por allí, o solo tienen un computador en casa y hay dos o tres hermanos de bachillerato, entonces ellos tiene prioridad”, expresó la profesora.
“Al principio se descontrola uno. Con nuestra coordinadora Enna Coronel y las compañeras de los siete grados de transición preparamos las actividades que se desarrollarán, incluso hasta el 31 de mayo. Los primero días con las clases virtuales pensaba que no estaba cumpliendo con mi labor, como si estuviera robando a mis alumnos, porque no les estaba enseñando en el salón”.
La maestra señaló que con el pasar de los días la dinámica fue mejorando y diariamente piensa qué ideas poner en práctica con sus estudiantes para que reciban una educación de calidad.
Por ejemplo, en el Día del Idioma, el 23 de abril, los niños se disfrazaron y leyeron juntos la fábula ‘El renacuajo paseador’, de Rafael Pombo, pasando así “un rato feliz, divertido”, a pesar de no estar en el aula.
“Aquí (en el hogar) no faltan las distracciones que interrumpen las labores, entonces yo me programo con ellos para trabajar… Todo eso lo tensiona a uno. Los niños se conectan a las 7:00 de la mañana, a la 11:30 ya hemos terminado, y mandan las evidencias de la actividad realizada”, añadió Silva.
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Los retos de educar en pandemia
La licenciada en Preescolar y con varios estudios de posgrado manifestó que uno de los retos de educar en pandemia ha sido tratar de que todos los padres de familia puedan estar en contacto con ella, pues hay muchos que durante la cuarentena han estado trabajando, principalmente los del área de la salud.
“Uno de los casos es el de una enfermera jefe; en la noche me presenta los trabajos de su hijo y yo a la hora que ella pueda le acepto, porque sé que no puede estar cerca de su niño, debido a que está en contacto con enfermos. Estoy abierta a colaborar, porque este es mi trabajo y mis estudiantes necesitan aprender”, sostuvo María del Rocío Silva.
La conectividad ha sido otro de los desafíos para que Silva pueda ejercer su labor. Con los alumnos que no tienen internet en casa ni equipo de computación desarrolla sus clases mediante una videollamada múltiple por Whatsapp.
“Tres estudiantes y yo, nos conectamos y los evalúo. Ahora estamos viendo los trazos y me interesa que aprendan, porque para toda la vida les quedan los trazos. El niño tiene que hacer una buena transición para que haga una buena primaria”.
La educara subrayó que Colombia debe mejorar la red de internet, para que llegue a todos, porque hay escuelas, principalmente en muchas zonas rurales, que no pueden implementar la formación online.
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“De un momento a otro todo puede cambiar”
La cuarentena por el coronavirus también le ha permitido a María del Rocío Silva reflexionar sobre lo que vive la humanidad. “De un momento a otro, de la noche a la mañana, le puede a una cambiar la vida, a veces nos apegamos a las cosas materiales y en cualquier momento quedamos sin nada”.
A la educadora normalista, pues se formó en la Escuela Normal Superior María Auxiliadora, la crisis la ha llevado a enamorarse aún más de su profesión, a sentir gran satisfacción; labor que le ha permitido igualmente sostener su hogar, conformado por su esposo y dos hijos.
Recordó que de niña jugaba a ser maestra y ahora disfruta lo que hace; agradece a Dios por la vocación que le dio, de la cual se necesita mucho más ahora para educar en pandemia y a sumir los desafíos.
Silva agregó que está preparada para enfrentar el alargue del aislamiento social y la extensión de las clases virtuales, porque cree que la suspensión de las actividades presenciales se mantendrá más allá del 31 de mayo.
“Va a ser difícil, usted no le puede decir a un niño que no se le arrime a su compañero, que tenga una distancia de un metro, que no le dé un brazo, que no me dé un abrazo a mí… eso es imposible, por eso creo que los niños no van a entrar pronto”.
María del Rocío Silva instó a las familias a quedarse en casa y a los adultos a tenerles mucha paciencia a los infantes, porque el encierro los estresa a todos, así como abarrotarlos de actividades escolares. “Dios es misericordioso y vamos a salir todos adelante”, concluyó.