Las nobles aguas del río Zulia que abastecen del vital líquido a 15 municipios de Norte de Santander, y que le dan sustento a más de 7.000 familias en el área metropolitana para el trabajo de la agricultura, hoy lanzan un grito de auxilio para que se detengan a mirarlas.

Sus aguas están siendo contaminadas por los vertimientos de aguas residuales de varios municipios, incluyendo a Cúcuta, desde donde recibe las más altas descargas, representando cerca del 87% de su afectación. 

Los análisis hechos por la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor) indican que en Norte de Santander se generan aproximadamente 2.500 litros por segundo de aguas residuales domésticas, que se vierten sobre sus fuentes hídricas; de ese total, 340 litros por segundo caen al río Zulia.

Un 30% de la población de la capital nortesantandereana vierte las aguas residuales en su caudal. Y desde las quebradas Tonchalá y Quebrada Seca se generan las mayores descargas de aguas contaminadas. 

Para ser más exactos, son 246 litros por segundo de aguas residuales domésticas que se vierten desde Cúcuta hacia el espejo de agua.

Isaac Roa, representante de la comunidad de Buena Esperanza, ha sido reiterativo en sus denuncias por la espuma que se presenta en el distrito de riego y sostiene que la calidad del recurso hídrico no se asemeja al que se podía observar hace más de cinco años.

La subdirectora de recursos naturales de Corponor, Sandra Milena Gómez, dijo que el problema del río Zulia es que las descargas están generando impactos en la calidad del agua, mas no así en la cantidad del líquido, porque asegura que en la parte alta de la cuenca, cerca del páramo de Santurbán, donde nace el río, tienen un 90% de territorios conservados. 

“Esto hace que tengamos caudales disponibles, incluso, en presencia de fenómenos como El Niño, como ocurrió en 2015 y 2016, cuando el río tuvo la capacidad para abastecer”, dijo. 

Pero el problema no solo es de Cúcuta. Los municipios aguas arriba del puente Mariano Ospina Pérez también aportan aguas contaminadas, no en la misma proporción, pero van sumando caudal contaminado.

Aquí no solo se trata de agua para el consumo humano, sino también para la producción agrícola y otros rubros.

Según los datos que manejan los ingenieros de Corponor, los consumos totales de la cuenca del río son 24.623,74 litros por segundo, repartidos principalmente en siete usos. Los dos primeros, riego de cultivos (arroz), y el industrial, como es la generación de energía termoeléctrica. 

El resto de los usos son: recreativo, piscicultura, consumo humano, agropecuario y abrevadero de animales. 

Rubén Darío Fernández, gerente de Asozulia, manifiesta que para el distrito de riego del río y para sus 947 agricultores, muchos pequeños propietarios beneficiarios de la reforma agraria y que en su mayoría cultivan arroz hace más de 45 años, es vital la preservación de la cantidad y calidad del agua del río. Son aproximadamente 9.500 hectáreas sembradas de arroz dentro del distrito de riego. 

“La producción de arroz que se da en el año con agua que se toma del río Zulia vale en el comercio 120 mil millones de pesos anuales aproximadamente, y esto es representativo para el sector rural de Norte de Santander. La economía del distrito de riego es una de las más estables e históricamente empezó a funcionar en 1967 generando trabajo para estas familias en las zonas rurales de los municipios de Cúcuta y El Zulia”, explica Fernández.

Pero, ¿tiene salida el río?, ¿se podrá ver saneado? La solución, según explica Corponor, es la instalación de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (Ptar) en estos dos puntos álgidos: Quebrada Seca y Tonchalá. 

Sin embargo, y a pesar del convenio de intención que firmó la Alcaldía de Cúcuta con la Universidad Francisco de Paula Santander (Ufps) para avanzar en los diseños de los sistemas que se requieren en este par de plantas, aún no se cuenta con los recursos. 

En el proyecto de acuerdo del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT) para Cúcuta, página 88, donde se contemplan los planes y proyectos a ejecutar, se indica que en el corto plazo se deben hacer los estudios de prefactibilidad, factibilidad y construcción de las Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales. 

Esto porque al municipio de Cúcuta aún le queda pendiente cumplir con el Plan de Saneamiento y Manejo de Vertimientos (PSMV), el cual debe ser presentado y aprobado a la autoridad ambiental, para luego ser adoptado mediante decreto por el alcalde. 

Pero no todo parece tener un panorama oscuro. Se tiene previsto que esta misma semana la directiva de Corponor se reúna con representantes de cooperación internacional para indagar la forma como pueden apoyar en los diseños y posterior cofinanciación de recursos para la construcción de las Ptar que requiere el río.

Gómez indicó que los diseños y la construcción de estas plantas requieren inversiones millonarias.

La especialista precisa que una vez instaladas y puestas en funcionamiento estas plantas la recuperación progresiva del río sería rápida, estimada en aproximadamente un año.

“La dinámica de estos ríos son tan nobles que se lograría rápido. Acá lo importante es el tiempo que van a tener las aguas para tratarse antes de que lleguen al río, pero una vez quitada esa carga contaminante tendríamos un río bastante diferente en un año”, puntualizó. 

Sin embargo, no solo es Cúcuta sino  también El Zulia, Arboledas, Cucutilla, Salazar de las Palmas, Mutiscua, Durania y Puerto Santander, los que aportan descargas contaminantes.

El director de Corponor, Gregorio Angarita, indicó que la Ufps en convenio con Corponor está desarrollando los diseños de los sistemas de tratamiento para estos municipios, y una vez con ese insumo en mano se van a priorizar algunos que van a contar con diseños definitivos que permitan a la región gestionar recursos del orden nacional para empezar la construcción de estos sistemas de tratamiento. Estos diseños permitirán saber cuánto cuesta descontaminar el río.

El río Zulia es considerado uno de los más importantes para el desarrollo social, económico y ambiental de Norte de Santander, además, hace parte de una de las cuencas más importantes del país: la del río Catatumbo, convirtiéndose en un río trasnacional, cuyo interés va más allá de los límites departamentales y nacionales, pues su desembocadura se da en el lago de Maracaibo.

Gráfico: Jadyr Alarcón / La Opinión