La promesa del presidente Juan Manuel Santos de construir un Gramalote para más de un siglo parece cada vez más real.

La espera de los gramaloteros se acorta pero a la vez aparece una incógnita que se resuelve, como ocurre ahora en este nuevo pueblo, dialogando: ¿Qué pasará al otro día en que todos los damnificados de Gramalote logren habitar sus hogares? 

Además de saberse viviendo en el sitio prometido desde hace seis años, los gramaloteros saben que el reto es mayor porque la expectativa, según algunos de ellos, es que el pueblo se vuelva turístico, y modifique su vocación agropecuaria.

Si bien, el ideal sería que la comunidad tuviera resueltos los servicios sociales y económicos al momento del traslado, todo indica que el Fondo Adaptación prevé que la comunidad llegue al pueblo de forma escalonada, y no en conjunto, como muchos quisieran.

Pero de una u otra forma las cuestiones sobre qué ocurrirá el día siguiente al trasteo, cómo y dónde encontrar la panadería, el restaurante, o cualquier sitio para satisfacer necesidades básicas, no cesan.

Carlos Rodríguez, coordinador de la reconstrucción de Gramalote por parte de la Gobernación, señala que no debe existir ningún temor porque la dinámica del pueblo y la iniciativa de la gente darán las soluciones. 

“Hay viviendas que tendrán vocación comercial, y algunos ya decidieron cuál será su negocio”, dijo. “Faltaría garantizar la comercialización que se hace en La Lomita, con los campesinos que allí se proveen de alimentos y que podrán llegar al nuevo casco urbano”.

Según Rodríguez, 19 de las 24 veredas de Gramalote están más cerca de este nuevo casco urbano que del anterior, es decir, hay más facilidad de acceso para los campesinos, pero está pendiente la terminación de las vías de acceso.

Desde Aecom, entidad encargada del acompañamiento social a los damnificados, se explicó que hay un protocolo para el traslado y que, en todo caso, se está llegando a acuerdos con los gramaloteros.

Con el traslado inicial la comunidad no será dejada ‘a su suerte’ para que subsista como pueda.

Por el contrario, se prevén actividades de postraslado en las que se incluyen las estrategias de reactivación económica, así como pactos de convivencia, apropiación de espacios comunes, escogencia de la organización barrial, manejo de servicios públicos, entre otros aspectos.

Para Aecom, el postraslado es uno de los procesos más importantes y, con base en otras experiencias de reasentamiento, el acompañamiento será un hecho.

Turismo para el futuro

Llevar al municipio a ser un atractivo turístico será una ventaja, según los gobiernos regional y nacional.

Después del traslado muchos curiosos querrán conocer el casco urbano, pero dependerá únicamente de los pobladores hacer de este un negocio rentable.

Hasta el momento, según Aecom, se ha pensado en ofrecer actividades de turismo ecológico con énfasis en el manejo de desastres y riesgos, con el fin de consolidar la zona como un sitio infaltable para el turismo nacional, y un ejemplo de recuperación.

Y es que además del alistamiento de la infraestructura o el conocimiento sobre atención a los clientes se busca que la identidad cultural, la música, las comparsas, y todas las iniciativas que surjan den cuenta del ser gramalotero.

Por ejemplo, la muestra cultural para la visita presidencial del 20 de diciembre no solo es una exhibición artística, sino que hay una agrupación cultural consolidada con actividad permanente para atraer el turismo y mostrar más que nuevas casas.

Aunque el Fondo Adaptación se retirará paulatinamente, el territorio tendrá otras autoridades nacionales que seguirán liderando el manejo del pueblo.

Según Rodríguez, “el turismo es un elemento adicional y a juicio de algunos serían 10 o 15 años en los que la curiosidad daría el flujo de turistas”.

Pero en vista de que esta actividad no es la única, también se ha fortalecido el campo con proyectos para los cafeteros y otros productores.

“No creemos que vaya a cambiar la esencia del municipio, pues prima lo rural”, enfatiza Rodríguez, quien señala además la recuperación del café como el eje del campesinado.

Por su parte, Liliana Yáñez, vocera de la Asociación de comerciantes de Gramalote, afirma que el gremio compuesto por 309 personas con actividad económica también está preparado.

“En materia urbana, habrá 60 locales en la plaza de mercado que servirán para brindar los primeros servicios”, dice. “Como Asociación, nos enfocamos en tres proyectos: el ecoturismo, aprovechando las siete zonas verdes que tendrá el casco urbano, la constitución de una cooperativa de ahorro y un centro comercial”.

Los barrios, el ejemplo

En Gramalote, el gran ejemplo de convivencia y diálogo se inició con la adjudicación de viviendas en los nuevos barrios.

Allí, un total de 190 propietarios y 95 arrendatarios que ocuparán las casas de los barrios Centro, Calle Real, Santa Rosa, San Juan y Gregorio Montes acordaron la adjudicación de viviendas.

Habitualmente, las casas de interés social e interés prioritario se sortean, pero esta vez se tuvo total acuerdo y libertad de escoger.

Para Aecom, así se construye vecindad y este parece ser un buen augurio que da cuenta de una óptima organización y de que la historia viva de Gramalote, que son sus habitantes, es la prueba de que el pueblo vivirá por más de cien años con una completa infraestructura y valores sociales que superaron una inmensa tragedia.