En la atmósfera se destacan por su color blanco, aunque en ocasiones se tornan grises y son sinónimo de tempestad. En días soleados forman figuras en el cielo, cual tallador que le da vida a una obra de arte con gubias o cinceles. Ellas, las nubes, sirven de inspiración para poetas, como también para dos ocañeros unidos no solo por un vínculo sanguíneo, sino por su pasión a la ingeniería ambiental.

María Alejandra y Carlos Mario, de 21 y 23 años, nacieron en el hogar de los Peñaloza Velásquez, en Ocaña. Su sensibilidad a la naturaleza y el espíritu investigativo los llevó a diseñar un sistema que permite captar agua de las nubes.

Este proyecto es la tesis de grado de los hermanos Peñaloza Velásquez, que fue laureada por la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), sede Ocaña. 

Tal reconocimiento les fue otorgado por el impacto positivo de los atrapanieblas en el ambiente, al tenerse una fuente alternativa de agua, tanto para uso doméstico como agrícola e industrial.

Los jóvenes sustentan su proyecto en la necesidad global de acceder a fuentes de agua dulce, dadas las condiciones de deterioro ambiental. Y, ahí, cobra relevancia el atrapanieblas (de cuatro metros cuadrados), que en su piloto captó 65,02 litros de agua en tres meses y medio, pero que al ser proyectado en dimensiones más grandes (40 metros cuadrados), la cifra se eleva a 620 litros diarios.

El atrapanieblas habilitado en la finca La Laguna del corregimiento Pueblo Nuevo fue el exitoso. Adicionalmente se levantaron dos en el Jardín Botánico de la UFPS de Ocaña y en la vereda Llano Alto, ubicada en el corregimiento Aguas Claras.

En la Provincia este sistema es una alternativa para mermar la presión que se ocasiona sobre ríos como Algodonal, del que se abastecen varios acueductos.

En Chile, desde hace 50 años, se ha venido explorando los atrapanieblas y los mismos con el paso del tiempo se convirtien en una alternativa viable para mejorar la calidad de vida de las comunidades a partir del aprovechamiento de las nubes y la captación de agua horizontal.

Para los hermanos Peñaloza Velásquez el reconocimiento de tesis laureada es la recompensa a horas de actividad académica y de campo, en las que debían someterse a intensas caminatas para llegar al punto de ubicación de los atrapanieblas, recorridos en donde Carlos Mario parecía una gacela.

El agua captada

El líquido atrapado por la malla polisombra, fijada a dos guaduas y que posteriormente es conducido a un recipiente por medio de una canaleta de PVC, se sometió a pruebas de laboratorio donde se revisaron parámetros físicos y químicos.

La conclusión luego de comparar los resultados con el Decreto 1594 de 1984, en donde se establecen los valores máximos aceptables para la destinación en el uso del agua cruda, es que podía ser consumida previa depuración utilizándose un filtro en casa. Ello, además de la destinación agrícola, pecuaria e industrial en la Provincia.

Este resultado es motivo de satisfacción para los hermanos Peñaloza Velásquez, quienes en un mes recibirán el título como ingenieros ambientales. Ellos, al salir del colegio, se inclinaban por carreras como medicina y odontología y ahora lo que mueve su esencia es la pasión por el ambiente y las estrategias que pueden ejecutar para mantener el equilibrio en la Tierra.

Clima y topografía

Inmerso en un escenario de sostenibilidad y de desarrollo a partir del sano aprovechamiento de los recursos naturales, es la forma como Carlos Mario se refiere a los atrapanieblas.

Él y su hermana María Alejandra conocen a la perfección las condiciones climáticas y topográficas que deben darse para que la captación de agua sea efectiva.

Una de ellas es que las estructuras deben estar ubicadas en zonas montañosas donde la humedad sea evidente y además, se esté lejos de edificaciones para que la contaminación no afecte la calidad del agua.

La cobertura vegetal también es un factor decisivo, por tanto arbustos y árboles pequeños son los que deben predominar. Al ser de tamaño superior se convierten en atrapanieblas.

La temperatura en la zona debe estar entre 18 y máximo 25 grados centígrados y los vientos no deben ser fuertes para evitar que se lleven las gotas atrapadas por las estructuras.

Los vientos que si pueden ser fuertes y de hecho así fueron, son los que movieron la capacidad investigativa y creativa de los hermanos Peñaloza Velásquez durante la carrera.

Mientras Carlos Mario ingresa a la UFPS primero que su hermana, María Alejandra lo hace varios semestres después con la venía de sus padres. En el proceso formativo se fueron encontrando en asignaturas y la unión que ha sido característica en sus vidas, los puso a trabajar en el proyecto de grado juntos, cuyo resultado se convirtió en una gran apuesta de sostenibilidad y de aprovechamiento de los recursos naturales sin romper el equilibrio natural.