Esta guerrilla, inspirada en la Revolución Cubana, hizo de la región uno de sus principales bastiones de guerra.
Eln, más de 40 años de lucha armada en Norte de Santander
Cuatro décadas han pasado desde que el Ejército de Liberación Nacional (Eln) llegó a Norte de Santander para hacer de esta rica y estratégica zona, uno de sus principales bastiones de guerra.
Aunque no se tiene precisión de la fecha en la que esta organización armada, inspirada en la Revolución Cubana, llegó al departamento, analistas del conflicto aseguran que fue a principios de los años 70 cuando sus primeros hombres se asentaron en la Provincia de Ocaña.
Motivados por el discurso de la lucha popular, la libertad y la reivindicación de las clases sociales menos favorecidas, que impulsó el sacerdote Camilo Torres, pionero de la Teoría de la Liberación y emblema del Eln, esta guerrilla comenzó a tener un arraigo importante en municipios como El Carmen y sus alrededores.
La condición de pobreza en la que vivía buena parte de sus pobladores, en especial los del sector rural, y la fe católica que los caracterizaba, permitieron que este grupo armado pudiera influir fácilmente en esta región del país y comenzar así su expansión por el Catatumbo.
No obstante, cuando comenzaba a hacerse fuerte en la región, el Ejército Nacional le propinó el más duro golpe, en lo que se denominó la Operación Anorí. Allí, tanto su comandancia como sus bases fueron prácticamente diezmadas y desarticuladas.
El resurgir de los 80
Cuando todo parecía indicar que la segunda guerrilla más importante del país había sido eliminada, como el ‘Ave Fénix’ el Eln resurgió entre sus cenizas y de a poco se fue consolidando como un grupo mucho más fuerte ideológica, estructural y militarmente.
Es así como, a través de la Serranía del Perijá, sus hombres empiezan nuevamente a desplegarse hacia la Provincia de Ocaña y a hacerse fuertes en una zona que hoy por hoy sigue siendo corredor de sus principales y más antiguos frentes.
A mediados de la década de los 80, el departamento recibe a uno de los principales hombres de esta guerrilla: el sacerdote español Manuel Pérez, de quien se dice, desde aquí empezó a liderar la nueva era del grupo alzado en armas.
La consigna pasó a ser, a partir de ese momento, la defensa de los recursos naturales y energéticos, la soberanía nacional y la autodeterminación de los pueblos y Norte de Santander, por su potencial petrolero y la extensa zona natural que cubre el Catatumbo, fue llamado a ser parte de esa lucha armada.
Desde entonces comenzaron a hacerse visibles el cobro de extorsiones a multinacionales y empresas nacionales y los ataques al oleoducto Caño Limón Coveñas, los cuales se fortalecieron dada la articulación que empezó a tener el grupo con los frentes que operaban en Arauca.
El secuestro fue otro de los flagelos que tomó fuerza a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90 en el departamento.
Accionar en el Área Metropolitana de Cúcuta
Aunque hoy la historia pareciera relacionar el pasado violento que sufrió Cúcuta y los municipios del área metropolitana en los 90, únicamente con el accionar de los grupos de autodefensas que operaron en esta zona del país, también es cierto que el Eln tiene una alta cuota de responsabilidad en el derramamiento de sangre del que fueron víctimas cientos de familias.
Tal y como quedó registrado en el libro Frontera Caliente, que recoge una investigación de la Fundación Arco Iris sobre la dinámica del conflicto en la zona limítrofe entre Colombia y Venezuela, antes de que los paramilitares hicieran su arribo a Norte de Santander, el Eln era “el amo y señor de Cúcuta y su área metropolitana”.
“El trabajo de base de esta organización de izquierda era muy fuerte, pues se mantenía constantemente en las comunidades, lo que le permitió ejercer un importante control social en el área metropolitana. Es más, aparte del Frente Urbano ‘Carlos Velasco Villamizar’, tenían frentes suburbanos en Villa del Rosario, Pamplona y Puerto Santander”, señala la investigación.
Fortalecimiento y narcotización
Si bien el Ejército de Liberación Nacional tuvo momentos de crisis en Norte de Santander, en la actualidad esta guerrilla ha logrado un fortalecimiento que le ha permitido crecer, tener nuevas armas, uniformes y reponerse de los fuertes golpes sufridos a comienzos de 2000.
Según el analista León Valencia, esto ha sido gracias a su injerencia en el contrabando de la gasolina en la frontera colombo-venezolana, la extorsión, el auspicio de los cultivos de coca y el cobro de ‘impuestos’ sobre la pasta de coca, un negocio frente al que inicialmente esa guerrilla mantuvo sus reservas dada su lucha ideológica, pero que con el paso del tiempo fue aceptando como medio de subsistencia y financiación.
De ahí que hoy ya se habla abiertamente de su alianza con las Farc, el Epl y quienes manejan el negocio del narcotráfico en el Catatumbo.
En cuanto a su presencia territorial, el Eln pasó de tener 7 compañías en Norte de Santander en 1996, a 4 en 2006, dice la Fundación Paz y Reconciliación.
Sin embargo, a la fecha, los reportes de inteligencia militar y de la misma Fundación dan cuenta de que las cifras a su favor han mejorado y al menos 11 frentes y compañías de ese grupo guerrillero (cerca de 400 hombres) operan en el departamento bajo la estrategia del Frente de Guerra Nororiental, al mando de ‘José Luis’ o ‘Julio’.
De hecho, desde que comenzaron los diálogos de paz con la guerrilla de las Farc y se decretó un cese unilateral por parte de este grupo alzado en armas, el Eln pasó a ser una de las principales amenazas para los habitantes del Catatumbo.
En lo que va corrido de 2016, han perpetrado varios ataques contra la Policía Nacional, bloqueado vías y secuestraron al alto consejero para la Provincia de Ocaña, Ramón José Cabrales.
Principales atentados en el departamento
Octubre de 1988: el misionero noruego Bruce Olson, quien trabajaba con las tribus indígenas motilón barí, es secuestrado en las selvas del Catatumbo durante nueve meses. Aunque intentaron asesinarlo por no integrarse a las filas del Eln, el 19 de julio de 1989 deciden dejarlo en libertad.
Septiembre de 1990: la exalcaldesa de Cúcuta, Margarita Silva Colmenares, es secuestrada cuando llevaba a sus hijos al colegio. El Eln la acusaba de un supuesto abuso de poder durante su administración. Luego de cuatro meses fue liberada.
Diciembre de 1992: en el marco de una escalada terrorista perpetrada por milicianos del Eln en el nororiente colombiano, el grupo armado estalla un bus cargado con 80 kilos de dinamita frente a la Estación Cien de Policía.
Marzo de 1993: el director de La Opinión, Eustorgio Colmenares Baptista es asesinado por miembros del Eln cuando conversaba con su esposa en el balcón de su casa.
Agosto de 1997: el senador liberal, Jorge Cristo Sahium, padre del actual ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, es asesinado en momentos en que ingresaba a su oficina, en el centro de Cúcuta, y a tan solo dos meses de las elecciones locales.
Abril de 1999: guerrilleros del Eln secuestran el Fokker 50 de Avianca que cubría la ruta Bucaramanga-Bogotá, en el que viajaban 40 personas, entre ellas el entonces representante a la Cámara, Juan Manuel Corzo. Dos años después, en 2001, fue dejado en libertad.
Marzo de 2003: una caja con 30 kilos de explosivos ubicada en el parqueadero del Centro Comercial Alejandría estalla pasadas las 9:00 de la mañana, dejando 13 personas muertas y decenas de heridos. El hecho fue atribuido a Jorge Alberto Durán García, ‘Tyson’.
Febrero de 2009: miembros de la Compañía Francisco del Eln emboscaron una patrulla de la Policía que atendía una balacera en el sector La Curva, municipio de Convención, y le produjeron la muerte a cuatro uniformados y dos civiles.
Junio de 2010: el mismo día en que Colombia elegía, por primera vez, a Juan Manuel Santos como presidente de Colombia, el Eln dio muerte a siete policías en el corregimiento Tres Bocas, en Tibú.
Mayo de 2013: en el sitio conocido como el Cagüey, vereda Presidente, en Chitagá, guerrilleros del Eln emboscaron a un grupo de soldados del Batallón de Artillería No 5 C.T José Antonio Galán, que prestaba seguridad a ingenieros militares que trabajaban en la vía. Once uniformados murieron.
Septiembre de 2014: dos contratistas de Ecopetrol que adelantaban labores de inspección en el oleoducto Caño Limón Coveñas son asesinados por francotiradores del Eln.
Septiembre de 2015: el abogado ocañero Ramón José Cabrales, alto consejero para la Provincia de Ocaña, es secuestrado al salir de una finca de su propiedad. El pasado miércoles Santo, el funcionario quedó en libertad, luego de que su familia pagara una alta suma de dinero por el rescate.
Febrero de 2016: como antesala al paro armado decretado por tres días, el Eln ataca con explosivos un grupo de policías que se encontraba en el parque Lineal, de Cúcuta.
*La Opinión
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