La Opinión preguntó a los cultivadores de coca, cuál era la diferencia en dinero, entre una hectárea de coca sembrada y una hectárea de plátano. Aunque muchos campesinos del Catatumbo tienen un pensamiento positivo con el cambio de oficio, otros temen perder su única fuente de ingreso, así sea ilegal.

Por ejemplo, Caño Indio, la vereda donde se concentrarán las Farc, tiene una fuerte presencia de cultivos de coca. Sus habitantes, que subsisten gracias a estos cultivos, temen que el Gobierno les prohíba continuar con su negocio una vez la guerrilla se concentre.

Al paso de cambio surgen propuestas como la siembra de nuevos cultivos que generen buenas ganancias, como los cultivos de sábila, una idea apoyada por el alcalde de Tibú, Jesús Alberto Escalante.

Para el mandatario, estos cultivos serían una buena opción porque el precio es más alto en el mercado. “La inversión inicial sería de entre $25 y $30 millones y en año y medio el campesino tendría su primera cosecha. La idea es que al año se saquen 100 toneladas de penca de sábila; un kilo de esto está en el mercado a 600 pesos, pero si lo convertimos en gel, ese kilo se puede vender entre 4 y 6 mil pesos. La idea es que cada familia tenga dos hectáreas sembradas y reciba una ganancia trimestral de $20 millones”.

La Opinión