En el recuerdo de los familiares de Viviana del Carmen Ricardo Vega, de 14 años, quien tomó la equivocada decisión de suicidarse en la tarde del pasado jueves, quedó un cuaderno, en el que ella dejó mensajes de cariño para una de sus hermanas y hasta coplas que le salían del corazón.

“A ella le gustaba llegar del colegio a hacer tareas y a escribir coplas y a dibujar en el cuaderno”, dijo la hermana de la niña de 14 años.

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Sin embargo, esa rutina fue interrumpida al mediodía del jueves, cuando Viviana Ricardo Vega llegó del colegio del corregimiento La Garita de Los Patios, a la finca El Amparo, ubicada a pocos metros del casco urbano, y decidió acabar con su vida.

Viviana le pidió a un empleado de la finca que le dijera dónde estaba el Furadán, un plaguicida utilizado en el sector agrícola, pero que puede causar la muerte a las personas con una dosis de 0.1 y 5 microgramos por mililitro, según una investigación de la Universidad Nacional de Colombia, sobre los plaguicidas mortales.

¿Cómo fue?

La menor caminó entre una zona boscosa, aledaña a los galpones de pollos, donde se crían al menos 40.000 animales y en este lugar apartado se tomó el veneno.

El padrastro de Viviana y el empleado de la finca la hallaron tendida boca abajo en el rastrojo, después de 20 minutos de buscarla por los alrededores, tras echarla de menos.

Según familiares de la menor, junto al cuerpo de la niña estaba el recipiente del veneno.

De inmediato, la trasladaron al hospital de Los Patios, pero al llegar al centro médico ya no tenía signos vitales.

Los parientes de Viviana aseguraron que ella se deprimía por el matoneo que le hacían los compañeros de clase por su discapacidad del labio leporino y el paladar hendido.

Sin embargo, las autoridades analizarán unas conversaciones a través de Whatsapp en las que la menor de edad mencionó una  situación con un reto de fotografías, por lo que no se descarta cualquier hipótesis.