Solo en un año, gracias al contrabando, lograron tener ganancias por más de $800 millones.
El 18 de julio de 2016 empezó a fraguarse la caída de una de las bandas de contrabando de carne más grandes de Cúcuta. Dirigida por Miguel Bayona, Deivis Araque, Víctor Hugo Tuta, Jeferson Alfredo Ríos y José Leonardo Navarro, la organización ingresaba, a diario, entre 20 y 30 reses de contrabando, que terminaban siendo vendidas en expendios y carnicerías de Cenabastos y la Nueva Sexta. Además de esto, la banda ejercía un control absoluto en la vía que lleva hacia el corregimiento San Faustino, siendo la responsable de varios hechos de violencia ocurridos en ese sector de la ciudad.
Solo en un año, gracias al contrabando, lograron tener ganancias por más de $800 millones, lo que llevó a las autoridades a seguirles la pista, hasta desarrollar una operación conjunta entre Policía y Fiscalía que terminó con su captura. Hoy, los integrantes de la banda están tras las rejas.
Ese 18 de julio, hacia el mediodía, una veintena de personas, entre adultos y adolescentes, decidieron protestar por los estrictos controles que la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) tenían establecidos en el norte de la ciudad. Los manifestantes se apostaron frente de la Penitenciaría de Cúcuta y con sus rostros cubiertos con capuchas o camisetas, paralizaron la movilización por esa carretera. Todo lo tenían planeado. Un informante le aseguró a la Fiscalía que ese día varios integrantes de esa red delincuencial se reunieron a las 9:00 de la mañana en una casa de San Gerardo y organizaron esa acción que buscaba dejar en evidencia su poder.
Por eso, indicó el informante, los organizadores de la protesta les exigieron a los contrabandistas de combustible que les dieran gasolina para hacer bombas molotov y así poder atacar a los policías y quemarles los en que se movilizan. Y así fue. Antes de que el reloj marcara las 12:00 del día, se registró el hecho violento, donde resultaron incinerados un bus de la empresa Copetran y una patrulla.
Durante el suceso que duró más de dos horas, la Policía Metropolitana (Mecuc) capturó a varios responsables de la asonada. Pero horas después fueron dejados en libertad porque solo les imputaron el delito de obstrucción de vías.
Sin embargo, ante los sucedido, la Fiscalía decidió abrir otro proceso investigativo contra esa organización delincuencial, ya no solo por contrabando, sino también por terrorismo.
Pero los revoltosos no se quedaron quietos. A partir de este primer episodio violento se dieron más situaciones, como la ocurrida el 13 de octubre, de ese mismo año, cuando la Polfa trasladaba hacia una bodega un camión lleno de carne de contrabando que había interceptado en la vía a San Faustino. Integrantes de esa red delincuencial atacaron a los uniformados, quedando una persona herida. El 12 de enero, de 2017, también se presentó un ataque contra un equipo periodístico de La Opinión. Además, un mes antes de la operación en contra de 10 integrantes de la banda, se produjo otra asonada en la que fue quemada una camioneta.
A esos hechos violentos se le suma el asesinato de Brayan Abel García Ramos, un joven de 21 años, que fue golpeado en el pecho con una piedra.
Una fuente judicial que estuvo muy cerca a las pesquisas, asguró que, “además, muchos integrantes de esta organización viven por esos sectores de El Cerrito, San Gerardo y Santa Cecilia. Por eso, cada vez que se hacía un operativo salía tanta gente a atacarnos. Es más, ellos le pagaban entre $10.000 y $20.000 a cada persona que participaba en las asonadas”.
Por esos hechos y por el contrabando de carne, hoy 10 integrantes de esa banda están en prisión. La Fiscalía recopiló las pruebas suficientes y hasta interceptó 30 líneas telefónicas para demostrar que ellos son responsables de todo lo que se ha registrado en la vía a San Faustino, además de traer ilegalmente ganado y carne de Venezuela. Parte de ese material probatorio fue expuesto durante las audiencias concentradas que se cumplieron entre el 26 y 29 de junio.
“Por todos esos episodios es que la Fiscalía decide imputarles concierto para delinquir con fines para el contrabando, terrorismo, violación de medidas sanitarias, corrupción de alimentos, daño en bienes ajenos y del Estado, violencia contra servidor público y asonada”, se escuchó en las diligencias judiciales.
Uno de los expendios más lujosos de Cenabastos, Carnes La Excelencia pertenece a Miguel Bayona, uno de los capturados.
Proceso penal y las capturas
Entonces, a partir de esos sucesos que se registraron en los últimos 10 meses, la Sijín con el ente acusador lograron que un juez les avalara las órdenes de captura contra los 10 principales cabecillas de esa organización que ya no solamente se dedicaba a obtener jugosas ganancias del contrabando de ganado y carne, sino a sembrar el terror en esa parte de la capital de Norte de Santander.
Sin embargo, las autoridades aseguraron que esa banda de contrabandistas está conformada por 30 personas, quienes son las que dominan todo el paso de mercancías y productos venezolanos por la vía San Faustino.
El 26 de junio, en la madrugada, aprovechando que los contrabandistas descansan lunes y jueves, como lo hacen los peseros de Cenabastos y la Nueva Sexta, ejecutaron la operación ‘Precepto’, deteniendo a Jeferson Alfredo Ríos Calderón, Gorropleto; José Leonardo Navarro Calderón, Leo o El Capo; Yasid Carvajalino León, Tin o Tino; Alfredo Soto Flórez, Coleto; Jhorman Javier Galvis Sanabria, Megateo; Omar Javier Moncada Parada, Pirry; Deivi Giovanni Araque Mogollón; Braulio Godoy Quintero; Miguel Ángel Bayona Álvarez y Víctor Hugo Tuta Rueda.
“Por ahora cayeron los más importantes de esta organización delincuencial. En una segunda fase capturaremos al resto de personas. No podemos permitir que personas como estas hagan lo que se les dé la gana en la ciudad, pues aparte de que estaban trayendo ilegalmente reses y carne venezolana, sin importarles el daño económico y de la salud, atacaban indiscriminadamente a los policías o cualquier persona que intentara movilizarse por la vía que lleva a San Faustino, sector por donde delinquían”, sostuvo el coronel Javier Barrera, comandante de la Policía Metropolitana.
Y precisamente, según el reporte entregado por William Villamizar Laguado, gobernador de Norte de Santander, el golpe que le acaban de dar a la red de contrabandista tuvo un efecto inmediato en las cifras de sacrificio de ganado y el consumo de carne en Cúcuta, el cual aumentó considerablemente.
El desmantelamiento de esa red también enrareció el ambiente en los galpones donde venden carne en Cenabastos y la Nueva Sexta, “pues dentro del proceso investigativo se pudo constatar que a esos dos puntos era donde llegaban las 20 reses que la banda sacrificaba diariamente. De ahí repartían ese alimento a diferentes negocios de la ciudad”, indicaron las autoridades
Otra muestra de esta situación es que en las afueras de esos galpones de la Central de Abastos y la Nueva Sexta por ahora no se observa esa gran cantidad de vehículos que transportan la carne, vísceras y hasta huesos sin ninguna medida higiénica.
Un negocio muy 'jugoso'
El contrabando de ganado y carne se ha vuelto tan ‘jugoso’ en Cúcuta y el área metropolitana, que nadie es capaz de frenarlo. Pese a que la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), la Fiscalía, el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), la Dian, la Gobernación, la Procuraduría y el Invima están sentados en una mesa técnica analizando esta problemática y buscando una estrategia para detenerla, no han logrado ponerle punto final.
Y esto es porque del otro lado de la frontera, en todas las poblaciones venezolanas, un kilo de carne se puede comprar entre $3.500 y $4.000, es decir, a menos de la mitad de lo que cuesta en la capital nortesantandereana; allá, en el vecino país, también es posible conseguir una res en $400.000, según cifras obtenidas por las mismas autoridades.
Estos precios están provocando que se den dos clases de contrabando: el del hormigueo y el del paso constante de ganado, sin importar la calidad o su estado sanitario.
Tal es el auge de este fenómeno, que las cifras que hoy manejan las autoridades aduaneras indican que cinco mil personas transitan diariamente a pie por los pasos internacionales que son legales, trayendo carne despostada, mientras que una banda de contrabandistas que delinque por el límite fronterizo entre Villa del Rosario, Cúcuta y Puerto Santander, puede pasar a diario entre 30 y 50 reses para sacrificarlas y luego venderlas en canal o despostada.
Así quedó demostrado hace 13 días cuando la Polfa, junto con la Sijín y la Fiscalía, golpearon a la mayor banda de contrabandistas de carne de contrabando en la capital de Norte de Santander, capturando a sus cabecillas Miguel Bayona, Deivis Araque, Víctor Hugo Tuta, Jeferson Alfredo Ríos y José Leonardo Navarro, quienes en un año tuvieron ganancias de más de 800 millones de pesos.
Según el reporte entregado por los investigadores que se encargaron de las pesquisas, esta red movía los martes, miércoles, viernes, sábados y domingos, entre 30 y 50 carros y camiones 350. “Los lunes y los jueves los contrabandistas descansan, como lo hacen los peseros”, señaló uno de los funcionarios judiciales que participó en las indagaciones.
¿Cómo operan estas bandas?
Los sabuesos de la Sijín conocieron por algunos informantes que la banda hacía de las suyas desde después de las 11:00 de la noche y hasta las 3:00 de la mañana. “Este horario es aprovechado porque saben que los controles policiales bajan, aunque muchas veces los sorprendemos con alguna operación”, aseguró una fuente aduanera, quien pidió reserva de su identidad.
Otro investigador de este caso le contó a La Opinión que “después de las 3:00 de la madrugada, los cabecillas de la banda se van para Cenabastos y la Nueva Sexta, sitios donde llegan las reses sacrificadas. Allá comercializan todo. Por eso, dentro de esta organización están los que compran el ganado y lo pasan hacia las fincas en San Faustino, los que sacrifican a los animales, los que transportan el alimento, los ‘moscos’ y quienes se encargan de vender en los locales que tienen en estos dos puntos”.
Sin embargo, esta no es la única organización que ha sido desmantelada por las autoridades. En 2014, la Polfa, junto con la Dijín, acabaron con otra banda que, según el reporte oficial, era dirigida por Andrés Portilla Luna, expresidente del Comité de Ganaderos de Norte de Santander (Coganor), y Rodolfo Forero, El Tata. Esta estructura movía al año más de $150.000 millones, producto del contrabando de ganado traído desde Venezuela.
La investigación que puso al descubierto esta organización criminal inició luego de la aprehensión de 74 semovientes de origen venezolano, el 25 de febrero de 2013, en la planta de sacrificio Friogan, ubicada en el corregimiento Cornejo, San Cayetano.
Un año después, el 23 de abril de 2014, se logró la captura de 9 personas en Cúcuta, Bucaramanga y Chinú (Córdoba).
Junto a El Tata cayeron ese día Diego Portilla (gerente de Friogan y hermano de Andrés, para entonces presidente de Coganor); Mercedes Gutiérrez, de la oficina de sanidad animal del ICA; Miguel Ángel Oliveros, veterinario del Invima; Domingo Morales, funcionario del ICA; Júpiter Rincón, comerciante de ganado en Cúcuta; Raúl Pereira, ganadero de Sincelejo; Álvaro Castillo, ganadero de Chinú y Saúl Arteaga, veterinario de Friogan.
Un funcionario judicial explicó que estas redes están tan bien organizadas que ya tienen las rutas por donde pueden movilizar el contrabando. El primer paso de este negocio ilegal es traer el ganado hasta los corregimientos San Faustino o Ricaurte o las veredas aledañas que están muy pegadas a la frontera.
“En esas poblaciones hay fincas donde funcionan sus mataderos clandestinos, luego llegan los camiones o carros donde cargan la carne, huesos, vísceras y cueros, pues ellos no desperdician nada, todo lo venden. De ahí parten por diferentes carreteables como la vía a Cúcuta o buscan las trochas que llevan a Guaramito, Agua Clara, Astilleros; son como cinco o seis pasos que usan según el movimiento de la Polfa”.
Detrimento económico
Estas estructuras criminales han dejado un enorme hueco fiscal en las arcas del departamento. William Villamizar Laguado, gobernador de Norte de Santander, aseguró que en Cúcuta se deberían sacrificar 220 reses diarias, pues el consumo de carne así lo demanda, pero hasta hace 15 días, en los frigoríficos, solo se mataban 70 u 80 cabezas de ganado. “Lo que significa que acá se consume más ganado venezolano que colombiano”.
Añadió: “gracias a esta última operación, el sacrificio de reses aumentó a la mitad del consumo diario en la capital nortesantandereana (110 animales), pero eso sigue siendo preocupante, porque se está dejando de recibir el impuesto de degüello y sin ese dinero no se pueden hacer muchas inversiones en el departamento”.
Así las cosas, Hacienda departamental está dejando de recibir mensualmente cerca de $70 millones de pesos, lo que significan $840 millones menos cada año para los nortesantandereanos. “En cambio, ese dinero sí entra a los bolsillos de los contrabandistas y a las bandas criminales que se lucran cobrando la ‘vacuna’ en las trochas por donde pasa el ganado”, sostuvo el coronel Javier Barrera, comandante de la Policía Metropolitana (Mecuc).
Durante las audiencias concentradas que se llevaron a cabo entre el 26 y 29 de junio, y en las que se envió a prisión a 10 miembros de la banda más grande de contrabando de carne que existía en el departamento en la actualidad, la Fiscalía reveló que en Cúcuta hay habilitados solo dos frigoríficos para sacrificar ganado y que en promedio, entre enero y mayo, solo se mató el 35 por ciento de la reses que se consumieron en la ciudad; el 65% restante llegó de Venezuela.
“Gracias a esa operación que ejecutó la Policía Fiscal y Aduanera, la Sijín y la Fiscalía, el consumo de ganado que es criado en Norte de Santander aumentó considerablemente, pero aún nos falta acabar con ese contrabando que nos desangra”, apuntó el mandatario departamental.
Un peligro para la salud
Las autoridades tienen claro que el ganado y la carne de Venezuela que entran ilegalmente a la capital de Norte de Santander, no es el mejor. “Primero tenemos que ver la clase de ganado que pasa la frontera, no se sabe si tiene el debido cuidado o si viene con aftosa. Luego se debe analizar cómo se hace el sacrificio en los mataderos clandestinos, pues allá no usan las herramientas adecuadas. Cuando llegamos a un sitio de esos, encontramos la carne tirada en el piso o en baldes llenos de agua sucia. Es algo asqueroso”, indicó una de las fuentes judiciales.
El coronel Barrera también contó que cuando la carne, las vísceras y los huesos son transportados de esas fincas hacia las plazas de mercado o locales donde las comercializan, lo hacen de una forma antihigiénica. “Cada vez que se aprehende o incauta un vehículo con ese producto se observa cómo lo llevan. Las latas están oxidadas o le echan cosas encima, además, eso lo movilizan sin ningún tipo de refrigeración. Todo es muy sucio”, manifestó.
Y para reconfirmar eso, la Fiscalía cuenta con varias interceptaciones de llamadas telefónicas donde miembros de la banda que acaba de ser desarticulada hablan de cómo hacerle el tratamiento a esa carne que llega en estado de descomposición, echándole sulfito, un químico que ayuda a recuperar el color rojo y evita el mal olor.
El gobernador de Norte de Santander manifestó que ante el brote de aftosa que se dio en Arauca, las alarmas entre las autoridades de salud y fitosanitarias se prendieron, “pues uno no sabe si esa carne de contrabando tenga eso; esto también puede ocasionar problemas de salud para quienes vivimos en esta parte del país”. Ante esta situación, las autoridades aduaneras le solicitaron al Instituto Departamental de Salud (IDS) y a Hacienda de Norte de Santander que se sumen en esa lucha contra el contrabando.
El dilema de la corrupción
El fenómeno del contrabando de carne es tan grande, que ya llegó hasta las entidades que se encargan del control del ganado. Una fuente aduanera le contó a este medio que la problemática es tan grave que la Polfa ha encontrado camiones donde transportan 15 reses, de las cuales seis son de contrabando. La sorpresa que se llevan los uniformados es que ese ganado va con la chapeta que le ponen las autoridades agropecuarias para saber que son animales criados en territorio colombiano; además, los vehículos van con encintado y el conductor lleva una guía supuestamente legal.
“Pero cuando revisan minuciosamente las reses y las guías, se dan cuentan de que hay inconsistencias. Ahí es donde uno se pregunta qué está pasando con algunos funcionarios del ICA y el Invima. Acá todas las autoridades deben meterse en cintura, pues así no se logrará parar ese contrabando y se puede causar un problema de salud pública”, puntualizó un func
A esto se suma que estas mafias también han logrado ‘comprar’ algunos policías que alertan de los operativos que se van a efectuar. Una clara muestra de eso es que entre los audios que tiene la Fiscalía en esta reciente investigación, varios de los hoy presos aseguran haberles pagado varios uniformados para que los tengan al tanto de los movimientos de la Polfa. Ante eso, las autoridades judiciales tienen abiertos varios procesos contra varios miembros de la Mecuc, los cuales podrían ser capturados en cualquier momento. Las autoridades advirtieron que falta una segunda fase donde esperan detener al resto de miembros de la banda y sus colaboradores, incluidos funcionarios y uniformados. Amanecerá y veremos.
Quiénes son los capturados
Dentro de la investigación, la Fiscalía logró determinar que quienes tenían el poder sobre toda la red de contrabandista eran Jeferson Alfredo Ríos Calderón, Gorropleto y su hermanastro José Leonardo Navarro Calderón, Leo o El Capo; Deivi Giovanni Araque Mogollón, Miguel Ángel Bayona Álvarez y Víctor Hugo Tuta Rueda, según se escuchó en las audiencias concentradas.
De acuerdo con las autoridades, después de más de un año de interceptar 30 líneas telefónicas, logró establecer que estos cinco hombres son los encargados de comprar en Venezuela el ganado y traerlo hacia San Faustino y sus alrededores, de sacrificarlo, de transportar la carne, huesos y vísceras, y de la comercialización.
Miguel Ángel Bayona Álvarez
La Fiscalía comprobó que este hombre, nacido en La Playa de Belén (Norte de Santander), residente en el condominio Estación del Este, es uno de los cabecillas de esta red porque le interceptó su celular, logrando recopilar varias conversaciones cuando habla con otros contrabandistas.
Además, se escuchó en las audiencias concentradas, que él se encargaba de comercializar la carne en dos negocios de su propiedad: Carnes La Excelencia y Carnes y Carnes, ubicados en Cenabastos y Chapinero.
En enero de este año, la Dian junto con la Polfa le incautaron 796 kilos de carne en canal, 14 kilos carne despostada, 14 kilos de hueso y 79 kilos de cerdo.
Deivi Giovanni Araque Mogollón
Casado, residente en el barrio Guaimaral. Las autoridades llegan a él por una persona que declaró ante la Fiscalía asegurando que Araque se encargaba de traer el ganado venezolano hacia las fincas donde están los mataderos clandestinos, además es dueño de un negocio de carnes en Cenabastos.
Dentro de las conversaciones telefónicas que tiene la Fiscalía se escucha cuando este hombre les da indicaciones a los conductores de los camiones para entrar a Cenabastos y de donde quedan algunos mataderos ilegales.
Víctor Hugo Tuta Rueda
Casado, reside en el barrio Sevilla. Unas personas le contaron a las autoridades que este hombre era conocido como Chuky, y sería quien se encargaba de comercializar la carne y coordinar todo lo relacionado con los ‘moscos’, además, de prestarles seguridad a los vehículos que transporta el alimento.
Durante más de un año, la Fiscalía logró interceptar 35.000 llamadas de este hombre, de las cuales 200 sirven como prueba de las autoridades.
José Leonardo Navarro Calderón
Más conocido en la banda como Leo o El Capo. Dos informantes le sostuvieron a las autoridades que él es uno de los líderes y se encargaba de comprar el ganado, llevarlo a los mataderos clandestinos y luego comercializar la carne y los cueros. Además, el ente acusador le tiene interceptaciones de llamadas.
Este hombre, según la Fiscalía, estuvo en la reunión del 18 de julio de 2016, para llevar a cabo los disturbios, donde quemaron el bus de Copetran y la patrulla de la Policía. Además, participó en la agresión contra el equipo periodístico de La Opinión.
Jeferson Alfredo Ríos Calderón
Gorropleto es el hermanastro de José Leonardo Navarro. Residente en el barrio San Gerardo. Casado. Uno de los informantes de la Fiscalía también lo identifica como el encargado de mover toda la carne en canal y despostada. Es otro líder.
Las autoridades comprobaron que él es uno de los que se encarga de llamar a la gente para que haga las asonadas. Además, algunos policías lo reconocen como uno de sus agresores. A Ríos también lo tienen en varias interceptaciones telefónicas.
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