"Todavía estamos viendo a China como una amenaza y no como una oportunidad”.
China está aumentando sus esfuerzos por convertirse en el principal aliado y destino de los productos latinoamericanos y, al mismo tiempo, tener mayor peso en el mercado mundial y quitarle espacio a Estados Unidos, su gran rival.
Colombia, aunque no es ajeno a los coqueteos de la potencia asiática, sigue estando lejos de caer rendido a los pies de este pretendiente, manteniéndose firme y segura, confiando plenamente en las bondades del mercado estadounidense, hoy su principal socio comercial y político.
En 2017, las exportaciones de Colombia a Estados Unidos representaron el 27,9% de las ventas del país con negocios por 10.200 millones de dólares y las ventas a China por 1.168 millones de dólares, con una participación del 5,3% en la canasta exportadora nacional.
En el tema de importaciones, la preferencia de la industria nacional por los productos estadounidenses también fue notoria. En Estados Unidos, los empresarios hicieron el 26,1% de las compras por un valor de 11.877 millones de dólares, mientras que en China adquirieron el 19% por 8.166 millones de dólares.
Carlos Ronderos, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo-China, entidad que promueve el intercambio económico, cultural y social entre los dos países, aseguró que el camino es largo, con muchas cosas por mejorar.
Si se midiera de una escala de 1 a 100, Colombia apenas estaría en el escalón 30, explicó el experto, es decir, que el 70% del recorrido sigue estando ahí, esperando ser recorrido. “Estamos muy mal, todavía estamos viendo a China como una amenaza y no como una oportunidad”, recalcó Ronderos.
Las oportunidades para entrar a este mercado están, sobre todo, en el segmento industrial y agroindustrial. Los productos como la carne y el café tienen un gran potencial, pero especialmente en estos temas, hay que estar muy pendientes de toda la reglamentación fitosanitaria.
En la actualidad, sectores como la porcicultura, liderados por Porkolombia, adelantan esfuerzos para abrir ventas en ese país, agregó el experto.
La otra gran oportunidad con China es la de jalonar inversión y hacer alianzas empresariales. Ronderos explicó que aprovechando las dificultades que tienen los productos chinos para ingresar a Estados Unidos, las empresas colombianas, como las del sector confecciones, pueden buscar alianzas con sus pares asiáticas, para convertirse en plataforma de sus productos con el objetivo de llegar a otro países.
Norte de Santander también está lejos
La relación de la economía del departamento con la de la primera potencia asiática es aún muy distante, como la de dos personas que se gustan pero se miran desde lejos.
Lo único que exporta Norte de Santander a China es material metalúrgico, especialmente cobre y residuos del mismo. El año pasado, las transacciones sumaron 4,5 millones de dólares, una reducción del 8% frente a las ventas de 2016.
Luz Enith Acevedo, directora del programa de Comercio Exterior de la Universidad de Santander (Udes), indicó que se bien es cierto los productos locales pueden tener gran oportunidad de ingresar a competir en China, esto aún no se ha concretado. Una de las causas, dice, es que los “microempresarios tienen miedo de entrar a un mercado tan agresivo y competitivo. Hay que ver que las ventajas que hay son grandísimas”.
Los otros problemas están relacionados con la falta de capacitación y la percepción de que este es un mercado muy lejano.
La tarea principal para vencer estos obstáculos es trabajar en capacitación, abarcando tres temas fundamentales: el proceso exportador, las formas de pago y el conocimiento del mercado para evaluar las oportunidades que tiene el producto o servicio a ofrecer.
“Si el empresario estuviera capacitado todo sería diferente, porque se pueden encontrar medios de financiación. Por ejemplo, muy pocos saben que existe el Factory”, precisó Acevedo, haciendo referencia a la demora en el regreso de la inversión que puede generar un negocio exportador.
En líneas generales, aprovechando el potencial de agroindustria, Norte de Santander también podría aprovechar la oportunidad de jalonar inversión aprovechando las ventajas tributarias que ofrecen las Zomac y la zona franca, dijo Ronderos.
Hay que ser pacientes
Antes de intentar negociar con China hay varios aspectos a tener en cuenta para reducir el riesgo y mejorar la efectividad. La primera es tener en cuenta el idioma y la cultura que, de acuerdo con la experiencia de Ronderos, se pueden convertir en una barrera.
Una de las cosas que deben entender los empresarios colombianos es que negociar con China es un proceso largo, no es fácil, por eso la palabra clave es “paciencia, porque la dinámica de negociación con los chinos es un poco más lenta”, dijo él.
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