El empresario nortesantandereano se ha posicionado con su marca Superdeportes Andrés.
Andrés Martín Ramírez, ocho veces vistiendo al Cúcuta Deportivo

El 12 de febrero, el Cúcuta Deportivo saltó una vez más a la grama del estadio General Santander para iniciar una nueva carrera y regresar a la categoría principal del fútbol colombiano.
Ese día, la victoria del equipo rojinegro sobre el Deportes Quindío (1-0), tuvo un significado diferente para Andrés Martín Ramírez Mejía, un empresario de Norte de Santander que en agosto próximo cumple 25 años compitiendo con sus prendas en el mercado de la industria deportiva.
Después de 12 años, su marca Superdeportes Andrés, volvió, sin pensarlo, a lo que él considera lo más alto de la palestra deportiva. Estaban de nuevo vistiendo al equipo de la ciudad, al doblemente glorioso. La camiseta blanca con pantaloneta negra aparecían en la televisión y todo el país lo podía ver.
La historia de este hombre con el Cúcuta Deportivo no es nueva, por eso sabe que esta corta oportunidad no la puede desaprovechar.
La primera vez que vistió al onceno motilón fue en 1999 y de ahí siguió hasta 2004. Eran tiempos malos para el equipo, no tenía buenos resultados, por lo que los requerimientos como patrocinador oficial no eran muchos.
“Daba lo que podía dar, no habían exigencias”, dice, añadiendo que la inversión hecha en esos años nunca la recuperó.
Tras diferencias administrativas con el equipo, retiró su apoyo en 2005 –año del ascenso a la primera división– y regresó en el primer semestre de 2006 para competir con los más grandes del país.
Ahí la cosa fue diferente, la exigencia era de casi 80 millones de pesos en prendas, pero la plata se recuperó.
Por cosas del destino, el mismo que lo tiene hoy vistiendo de nuevo al club, Ramírez se alejó en ese momento y ahora vuelve, justo cuando menos se lo esperaba.
El pasado 5 de febrero un amigo lo llamó para decirle que lo iban a llamar del Cúcuta Deportivo para unos uniformes, pero, previendo que no sucediera, le dio el número para que llamara directamente.
En vista de que el celular nunca timbró, él decidió comunicarse y ahí empezó la negociación.
Así se enteró de que el equipo no tenía uniformes para las primeras fechas del Torneo Águila porque el patrocinador –la empresa japonesa Fuyot– se demoraría un par de semanas en enviar las 3.500 prendas comprometidas gratuitamente.
“Les envié los modelos de los uniformes, les gustaron. El 6 de febrero vinieron al almacén y al otro día ya estábamos empezando la producción de las prendas para el equipo masculino y femenino. El 11 de febrero las entregamos porque el equipo jugaba el 12”, dijo Ramírez.
¿Cómo es el negocio?
En este momento vestir al Cúcuta Deportivo es un tema de publicidad y posicionamiento de marca, así lo entiende el empresario, consciente de que se necesita más capacidad económica para competir en las ligas mayores.
Por ahora, el equipo motilón, como parte del contrato, autorizó la venta de 200 camisetas oficiales, 100 con el primer uniforme y 100 con el segundo, esa sería la ganancia de Andrés y tal vez las únicas camisetas oficiales que pueda vender.
Gustavo Daza, gerente deportivo del club, dijo que en 15 días aproximadamente llegará la indumentaria de presentación oficial y, al finalizar marzo, los uniformes nuevos. Hasta ese día estará el equipamiento de Ramírez, “apenas lleguen los nuevos se tienen que utilizar, así está en el contrato”, explicó Daza.
“Ojala se demoren”, dice Ramírez, ilusionado en que la espera sea tan larga como pueda para aprovechar la situación. Sabe que no se repetirá en el corto tiempo.
Para que su logo apareciera en la parte de atrás de la camiseta, Ramírez hizo un descuento (50%) a los propietarios del Cúcuta. Normalmente, cuando es el patrocinador, el logo va adelante, en la parte derecha, y no hay contraprestación. Pero en este caso, los uniformes son vendidos, por tratarse solo de unas fechas.
El otro 50% del valor que debería pagar el equipo, se tramitó con dos empresarios amigos de Ramírez que tienen empresas pequeñas, los cuales pagaron cerca de 2 millones de pesos entre los dos, para que sus marcas aparecieran también en las prendas, contó Daza.
Lo que pagaron fue muy poco, casi nada, aseveró el gerente del Cúcuta Deportivo, explicando que en la actualidad aparecer en un uniforme de un equipo como este, puede costar cerca de 70 millones de pesos, solo en la pantaloneta.
Mientras llega la nueva indumentaria, la fábrica de Ramírez seguirá trabajando al tope de su producción, aprovechando su cuarto de hora, sin olvidar a sus clientes, los principales: las escuelas de fútbol y los campeonatos de veteranos que se juegan en la ciudad.
Vestir al Cúcuta Deportivo aparecerá, una vez más, en la hoja de vida de Superdeportes Andrés, que, antes de la crisis venezolana, alcanzó a vender uniformes a cinco equipos profesionales: Deportivo Lara, Deportivo El Vigía, Portuguesa, Ula Mérida y Deportivo San Antonio.
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