La torre 28 de los edificios de Cormoranes ya empieza a quedarse sola. Solo tres familias permanecen aún en sus apartamentos, y hasta esta semana tienen plazo para mudarse a una vivienda momentánea, mientras a la torre le echa mano la constructora Unión Temporal Cormoranes.

Entre ellos está Jorge Gómez, quien vive en el primer piso, y muestra con temor las grietas de la pared del baño. Asegura que a las familias les entregaron 500.000 pesos inicialmente para garantizar un arriendo de 300.000 pesos aproximadamente. Son dos millones de pesos, los que recibieron para estos 6 meses de arriendo.

Los propietarios tienen plazo hasta el 15 de julio, para dejar sola la estructura.

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“Nosotros estamos buscando arriendo en La Unión, en La Libertad, donde vimos un apartamento en unos 250.000 pesos”, dijo Gómez.

Estas familias estarán por un lapso de seis meses fuera de su hogar, mientras a la torre le hacen los trabajos de reforzamiento. Confían que al regresar a Cormoranes se terminen los días de angustia vividos durante estos dos años. Apenas hace tres años recibieron los apartamentos y un año después empezaron a aparecer las fallas, y con ellas su dolor de cabeza. 

Gómez explica que muchos de los propietarios accedieron a firmar por el sí a los trabajos, porque fue la única alternativa para ellos; sin embargo, hubiesen preferido tener una nueva casa.

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Los trabajos previstos por la constructora incluyen hacer un reforzamiento con 36 pilotes, asentados a 12 metros de profundidad, que se construirán en el perímetro de la torre, y en cada uno de los pisos se construirá una viga que permitirá amarrar la estructura a estos pilotes. 

José Luis Rivera, constructor, explicó que posteriormente se hará una nivelación de cada uno de los apartamentos y las zonas sociales. Mientras que las escaleras tienen dos alternativas: construirlas nuevamente o hacerles igualmente un reforzamiento.

Actualmente, el Ministerio de Vivienda y la constructora están tratando de contactar a un grupo reducido de familias que no ha habitado los apartamentos, pues para obtener el visto bueno de la curaduría necesitan la firma aprobatoria de todos los propietarios. Además, para que expliquen los motivos por cuales no han vivido en los inmuebles.

Una vez obtengan todas las firmas comenzarán los trabajos que tienen una inversión de 400 millones de pesos.

Medio año durarán las obras, que son el resultado de lo que señala el estudio técnico presentado por la firma Gedic, en diciembre del año pasado, y que fue contratado por el ministerio.

Si los trabajos se extienden más, la constructora se comprometió en seguir pagando el arriendo a estas familias hasta tanto no entreguen los trabajos concluidos.

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CDI, a la espera

Los vecinos del resto de las torres aprovecharon para hacer un reclamo para ellos reiterativo, pero necesario. Piden celeridad en el caso del Centro de Desarrollo Infantil (Cdi) de Cormoranes. La estructura que está a punto de caerse, aún espera porque el proceso jurídico de la activación de las pólizas se concluya.

Manuel Rodríguez, vecino, precisó que más allá de tumbar o no la edificación, la comunidad necesita una solución al problema que se les presenta a las madres por no tener un espacio de este tipo para enviar a sus hijos.

“Esos dineros ahora se perdieron, y los más perjudicados son los niños, que tanto necesitan el centro. Ahora, esperemos que puedan concretar otro espacio de este tipo aquí mismo dentro de la comunidad”, dijo.

En este caso, según los estudios de la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS), se presentaron en la obra errores de diseño estructural, deficiencias de calidad en materiales y fallas en los estudios del suelo.