Para los expertos, el fenómeno migratorio es una gran oportunidad que tiene Colombia.
Más allá de los venezolanos que viven en las calles y de los brotes de estigmatización hacia ellos que se han presentado en algunas ciudades del país; la migración de ciudadanos del país vecino enfrenta a Colombia a uno de sus mayores retos y, tal vez, a una gran oportunidad de cambio.
Hoy, la situación es crítica y el Estado colombiano parece verse desbordado por el fenómeno que en 2017 generó la llegada de 550.000 venezolanos y este año, durante los primeros dos meses, sumó 100.000 más. Esto de acuerdo con las cifras de Migración Colombia, en donde no se suman las personas que pasan de forma ilegal la frontera ni la de los colombianos que antes vivían en el país vecino y ahora están retornando.
“Ningún país está preparado para eso. Este es el problema más importante del Estado en la próxima década”, dijo Ronal Rodríguez, vocero del Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario.
Antes de finalizar 2019, de Venezuela saldrán entre 2 millones y 4 millones de personas.
Los efectos de esta llegada masiva ya se sienten en la sociedad. En Cúcuta, una de las ciudades del país en donde más evidente se hace está dinámica migratoria, el 66% de los habitantes ven el fenómeno como una amenaza y el 65% piensa que el cierre fronterizo ha sido negativo, según los resultados de la encuesta de percepción ciudadana del programa ‘Cúcuta Cómo Vamos’, hecha en 2017.
La situación no va a mejorar. Se espera que antes de 2019 salgan de Venezuela entre 2 y 4 millones de habitantes, muchos de ellos hacia Colombia, destacó el politólogo.
Un país de migrantes
Colombia tiene la oportunidad de convertirse en un ejemplo mundial de integración social con la crisis migratoria, pero para eso, el país debe dar un giro a sus políticas de aceptación de extranjeros.
“Históricamente, Colombia nunca se ha entendido como un país de migrantes. Desde la colonia hasta la república, llegando al siglo XX, Colombia a diferencia de otros países como Venezuela, Brasil, Uruguay y Argentina, nunca hizo políticas para recibir migrantes, que fue una estrategia que ellos usaron para recibir gente capacitada, poblaciones que podrían entrar a trabajar”, dijo el antropólogo Juan Thomás Ordoñez, que tiene más de 17 años trabajando en fenómenos migratorios, entre ellos el de Estados Unidos y México, así como el de pueblos indígenas entre Ecuador y Colombia.
En efecto, Rodríguez señaló que Venezuela es uno de eso países que gracias a la dinámica migratoria adquirió una serie de conocimientos por la llegada de españoles, alemanes, italianos, portugueses y hasta colombianos, que la hicieron desarrollarse y ahora, parte de esos saberes le van a aportar a Colombia.
Las cuentas de Migración Colombia no incluyen a los colombianos que deciden retornar al país.
Lo importante ahora es que Colombia debe darse cuenta de que las poblaciones migrantes cambian la demografía de un país. “Colombia debe repensarse desde el Estado, la sociedad y entender que este va a ser un país de migrantes. Se debería aprovechar esta coyuntura para imaginar que significa eso. Nosotros tendemos a pensar las minorías étnicas en términos de raizales, indígenas o afrodescendientes, pero en Estados Unidos o Europa, los grupos étnicos son migrantes y el reconocimiento a estas poblaciones que no son mayoritarias las debe dar el Estado”, dijo Ordoñez, docente de la Universidad del Rosario.
El pensamiento de Rodríguez no es diferente. Para él, “esto nos va a transformar, Colombia no va a ser la misma”, porque la migración rompe las lógicas de competencia, donde el ciudadano se puede ver claramente beneficiado.
“En el sector académico están llegando profesionales con altísimas experiencias, con una serie de saberes, con doctorados y en Colombia hasta ahora estamos sacando las primeras escuelas doctorales. Eso va a beneficiar a los estudiantes. Obviamente, eso genera temor en el gremio nacional, porque el campo laboral se reduce y la competencia aumenta pero se va a ver subsanado porque la expansión económica del país va a ser significativa”, dijo el vocero del Observatorio Venezuela.
Pero esto no será fácil, todo lo contrario, “va a ser doloroso, vamos a tener que hacer procesos de transición, pero dentro de 15 años podemos ser un ejemplo global de migración, de integración nacional.
Sin embargo, a diferencia de lo que sucede en otros fenómenos migratorios, como los europeos, el intercambio cultural no será tan fuerte ni representará un riesgo para Colombia. El idioma, la comida, la música, hay más semejanzas que diferencias.
Una buena forma de interpretar la relación que hay entre un país y otro es que la “diferencia entre los venezolanos y los bogotanos, no es más grande que la de los cucuteños y los bogotanos”, dijo al antropólogo.
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