María Ruth Gutiérrez extraña caminar 32 cuadras todos los días de entresemana. Ese era el trecho que hasta a inicios de marzo debía recorrer a pie desde su casa en el barrio Santa Elena hasta la Unidad Recreativa Descubrimiento, en el sur de Cali. Allí hacía ejercicio junto con otros 160 adultos mayores: estiramientos o movimientos de todo el cuerpo al ritmo de la música. María Ruth tiene 78 años y en las últimas semanas se ha hecho “amiga de la cama”.

Con días que transcurren a una velocidad sorprendente, casi invisible, la rutina de María Ruth ha terminado por replicarse por igual todos estos días: desayunar, ver noticias, almorzar, acostarse en su habitación, escuchar “vieja música colombiana”, entretenerse con los videos que llegan a su número de WhatsApp, mientras afuera anochece sin apenas darse cuenta.

Solo hasta ayer su rutina sufrió un pequeño cambio: “En la madrugada fui con mi hija a que me tomaran unos exámenes en la IPS de Cristóbal Colón. Ella me explicó lo de las líneas demarcadas en el suelo para mantener la distancia. Fui con tapabocas y si vi a alguien conocido, solo lo saludé desde lejos. Tan pronto regresé a casa, me lavé los zapatos y me rocié con desinfectante”.

María Ruth afirma que ha asumido la cuarentena con naturalidad. Por el contrario, a su esposo, Hernando, de 86 años, le ha costado evitar las situaciones de estrés.

Dada la pérdida de memoria que le provoca el Alzheimer, la mujer debe recordarle la importancia de guardar cuarentena una vez tras otra. Justo el miércoles le explicaba que el presidente Iván Duque anunciaba la ampliación de la cuarentena hasta el 31 de agosto para los mayores de 70 años, pero que desde el 1 de junio podrán salir a vía pública hasta por 30 minutos al día.

“Yo le recuerdo que ambos tenemos hipertensión, una enfermedad que sirve de nido para el virus. Además, yo también tengo EPOC. Lo bueno es que Hernando a veces se distrae al jugar con su bisnieto”, cuenta María Ruth.

Para Isabel Collazos, psicóloga clínica de la Universidad Católica de Cali, durante la cuarentena algunos adultos mayores pueden sentirse aislados por sus familias, lo que puede provocar situaciones de depresión en esta población.

“Al ellos interpretar que son personas que no tienen valor, no solo pueden sentirse abandonados, sino también sufrir algún accidente por ese mismo descuido, dadas las limitaciones de su edad”, explicó.

Frente a esto, la mujer recomendó involucrarlos en las actividades de familia y a establecer una comunicación constante para resolver cualquier duda que ellos tenga a propósito de la pandemia del Covid-19. De acuerdo con la psicóloga, compartir momentos de juego, como lo puede ser el parqués o el bingo, con ellos es una opción esencial para fortalecer los lazos durante estos días.

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María Ruth también tiene su propio consejo: “Tener paciencia y más paciencia. Eso se trata de dar ejemplo a los jóvenes y de quererse a uno mismo. Como le digo a Hernando: si quiere vivir un rato más, debe cuidarse sí o sí”.

Son las 10:35 de la mañana de ayer jueves. La voz de María Ruth se oye con prolijidad desde el otro lado de la línea telefónica. Su rutina diaria apenas comienza. Quizá sea reiterativa, pero al menos la música que escucha diariamente le da ánimos, le trae recuerdos de juventud. Sus favoritos son el dúo de Gardel y Corcini, que a veces intercala con los versos de Agustín Magaldi o del Charrito Negro. La cuarentena le ha dado tiempo suficiente para rememorar la mayoría de sus canciones.

Casi todos los días hay capacitaciones sobre lo que significa la pandemia del Covid-19 en el Ancianato San Miguel, en el sur de Cali. El mensaje es claro: la cuarentena redunda en una medida de protección para los adultos mayores de 70 años. Es cierto que ha habido situaciones de estrés, de enojo en unos cuantos pacientes, pero la respuesta ha sido propositiva.

Al menos así lo asegura Héctor Fabio Cortés, gerente del geriátrico. “Mientras parte de nuestro personal está teletrabajando, el resto llega al lugar, se cambian de ropa en un sitio especial y la desinfección es total. Ellos trabajan con todos los implementos de bioseguridad”, asegura.

Anotó que hasta el momento han tomado seis muestras de casos sospechosos para coronavirus, las cuales todas han resultado negativas, al igual que otras 73 pruebas. Las precauciones se han elevado de tal forma que, si alguno de los adultos presenta un cuadro gripal, así no sea asociado a la COVID, debe guardar cuarentena por alrededor de 14 días.

“Claro que extraño salir a la calle, a hacer mis vueltas de salud en la EPS o algún centro médico, pero si debo guardar cuarentena por mi bienestar, lo asumo”, interviene Flor Alicia Jiménez, de 79 años. “Aquí hasta han instalado un timbre que suena cada tres horas para que todos en el lugar se laven las manos”.

La mujer cuenta que tan pronto se levanta todos los días a las 5:00 de la madrugada, se ducha, arregla la habitación y se prepara un café, que le sirve de contrapeso hacia su diabetes. “En el almuerzo solo compartimos la mesa dos personas, mientras que antes la ocupábamos el doble. Y mantengo contacto con mi familia cuando ellos me hacen una llamada”, indica Flor Alicia.

La mujer de 79 años aprovecha los extensos espacios verdes del ancianato San Miguel para hacer estiramientos cada mañana. No se queja de su situación: arguye que es por su salud. Y por su vida.