David Castro acaba de cumplir un año y dos meses de haber nacido, aunque para la pediatra Liliana Tuesca, él tiene una edad corregida de sólo 11 meses, es decir, aún no llega al año. La edad asegurada por la profesional se apoya en el nacimiento prematuro del niño, que lo llevó al programa del Hospital Universitario Erasmo Meoz (Huem), 'Madre Canguro'.

Cuando nació sólo tenía 29 semanas de gestación y pesaba 1.700 gramos. Es decir, le faltaban 8 semanas en el vientre de su mamá  y estaba por debajo del peso normal para un recién nacido, dijo Tuesca.

En esas condiciones, la salud de David estaba en peligro. Él estuvo un mes hospitalizado, después, entró al programa multidisciplinario de especialistas médicos, a través del cual, durante un año, se le hizo control de crecimiento y se puso en posición canguro para estimular el vínculo madre-hijo, y favorecer el crecimiento de su cerebro y de su cuerpo.

Este programa tiene como objetivo que los padres estén en contacto piel a piel con el bebé las 24 horas, porque esta condición le genera confort, le crea un espacio similar al del vientre y así, desestresado, el cuerpo va fortaleciéndose, indicó la profesional, coordinadora del programa.

Y con la fe puesta en esta técnica, decenas de madres, padres, abuelas, tías, familiares y amigos cercanos de  bebés prematuros o bajos de peso, cangurean por la zona del cuarto piso del Huem, dedicada a esta iniciativa. La acción la repiten todos  en sus casas.

Con destreza y cuidado toman los bebés y los ponen dentro de sus blusas o camisas, a la altura del pecho, y los acomodan hasta que una conexión invisible los une. Algunas mujeres se acomodan hasta dos bebés y los mantienen allí durante horas.

El proyecto canguro ha demostrado que brinda seguridad, tranquilidad y fortalece el vínculo emocional del bebé con su madre y padre, lo que se traduce en su desarrollo integral. El contacto regula su estrés y le permite, poco a poco, adaptarse al mundo exterior, al que llegó antes de tiempo.

También, puede mejorar su temperatura corporal e incluso podría ayudarle a tolerar las intervenciones médicas que necesite durante el control de crecimiento, porque además de este trabajo de los padres, el programa del Hospital Universitario Erasmo Meoz incluye un control permanente de un equipo de especialistas  de oftalmología, audiometría, fisioterapia, nutrición, psicología y trabajo social. 

Esta vigilancia multidisciplinaria se hace para  prevenir o minimizar secuelas  de su prematuridad. 

Cuando vemos que  su desarrollo físico y neurológico se ha normalizado, que tienen 12 o máximo 15 meses de edad corregida, los  graduamos como Bebé Canguro. David hace parte de los primeros graduados del 2019, señaló Tuesca.

Desde el 2016, cuando empezó el proyecto, se han graduado hasta la fecha 163 pequeños, aunque los inscritos llegan a 651. La diferencia numérica es porque algunas madres no volvieron y otros están pendientes por certificar.

(Todo un equipo humano y técnico está al servicio de las familias con bebés prematuros.)

La prematuridad

El nacimiento de un bebé antes de tiempo  tiene muchas causas, entre ellas, algunas enfermedades de la madre, como la hipertensión, obesidad, también su desnutrición y el poco o ningún control prenatal que puede advertir estas causas y prevenir sus consecuencias para ella y su hijo.

Frente a esta situación, el Huem creó el programa Bebé Canguro, asumido por las EPS de las madres, con muchas posibilidades de corregir las debilidades neurofísicas y permitir que un niño pueda crecer sano.

Además de David, en febrero se graduaron también las trillizas de Aura Cristina Buitrago, quienes pesaron al nacer  1.450  1.660  y 1.740 gramos respectivamente. Hoy, las pequeñas, con 16 meses, tienen un desarrollo normal y fueron certificadas como Bebés Canguro.

“Los especialistas me orientaron sobre cómo criarlas, cómo alimentarlas y cuidarlas  durante todo este tiempo”, contó Aura Cristina.

Tuesca advierte que los beneficios que ofrece cangurear  se quedan con el recién nacido toda su vida para bien de él. 

La seguridad que le trasmite el contacto piel a piel será muy positiva, no sólo en sus primeros meses de vida, sino en la adultez, finalizó la especialista.