Con los primeros disparos el pimpinero Maikel Stik Castro Mantilla cayó al suelo gravemente herido, mientras el asesino escapaba a pie. Las fuerzas le alcanzaron para sacar el teléfono celular de su bolsillo y llamar a su papá. Pero al ver esto, el asesino se devolvió y lo remató.

El caso ocurrió en la calle 12 con avenida 29 de la urbanización Las Margaritas, en Boconó, frente a la casa donde Maikel residía con varios de sus familiares.

Según testigos, el ataque fue cometido aparentemente por un menor de edad, de piel trigueña y delgado, que se le acercó a la víctima cuando tanqueaba un taxi y le disparó sin mediar palabra  en más de siete oportunidades, logrando impactarlo cinco veces, en diferentes partes del cuerpo.

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Castro Mantilla, de 37 años, fue trasladado por sus familiares a la Unidad Básica de La Libertad, pero por la gravedad de las heridas fue remitido a la Clínica Medical Duarte donde murió a la 10:20 de la noche del pasado jueves.

Este sábado, fue despedido por sus familiares y amigos en una misa en la iglesia Santa Ana de Boconó y en la tarde lo sepultaron en Jardines Los Olivos San José.

Investigación

Unidades de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) de la Policía Metropolitana de Cúcuta recolectaron las evidencias en el lugar de los hechos, así como algunos testimonios.

Por ahora, los investigadores judiciales  señalan que uno de los posibles móviles del crimen estaría asociado al no pago de ‘vacunas’ que exigen bandas delincuenciales en algunos barrios a los vendedores de combustible de contrabando.

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Estudiaba 

Una de las dos hermanas menores de Maikel indicó que su ser querido no solo vendía gasolina a clientes seleccionados desde hacía un año, sino que también estudiaba como técnico asistente administrativo en Comfaoriente. La víctima, natural de Cúcuta, dejó dos hijos adultos y un menor de edad. 

“Yo estoy de luto porque hace ocho meses mataron a mi esposo y ahora a mi hermano. Ambos trabajaban con gasolina y tras su muerte Maikel siguió con el negocio”, señaló la hermana.