Estadio casi lleno, euforia, rostros pintados de alegría y un rival con renombre internacional. Todo estaba dado para una gran fiesta de fútbol en el Atanasio Girardot este martes por la tarde, pero esta resultó deslucida y poco convincente.

El empate sin goles entre Atlético Nacional y Huracán de Argentina, por la Copa Libertadores, mandó resignados a los aficionados a casa, que este martes celebraron más la campaña del equipo que el juego ante los gauchos.

Cuando faltaban 30 minutos para el final, la tribuna le recordó al conjunto de casa su tarea en la cancha: “Vamos, vamos mi verde, que esta noche tenemos que ganar”.

El estribillo, que se originó en sur, dio la vuelta por todo el escenario, pero resultó inútil a pesar del esfuerzo de los jugadores, que esta vez no lucieron iluminados como en otras jornadas.

Los más de 35 mil hinchas que cumplieron la cita en el Atanasio, acostumbrados al festejo por los dirigidos por Reinaldo Rueda como había sucedido en los últimos 19 partidos en este predio (por Liga Águila y Copa Libertadores), sentían que algo les faltaba. Y máxime tras soportar un encuentro escaso en emociones, con un rival ordenado y aferrado a un empate que lo clasificaba a octavos de final, como efectivamente sucedió.

Pero nada cambió, ni siquiera en los seis minutos de reposición que dio el árbitro central. El 0-0 fue poco premio para el entusiasmo de la gente, que se fue opacando como el día, luego de una tarde soleada en Medellín.

El punto, valioso por demás, le permitió a Nacional llegar a 16, terminar como líder del grupo 4, cerrar invicto la fase y mantener su arco en cero en esta ronda (540 minutos). Nacional intentó ofrecer otra de sus faenas, como muchos pensaron cuando ingresaron Sebastián Pérez y Marlos Moreno, pero no siempre se puede. Faltó definición, claridad y orden en el último cuarto de cancha, algo que, sin embargo, no demerita su brillante campaña.

*Colprensa