La falta de respaldo a fundaciones que atienden pacientes con VIH, como Censurados, es una crítica reiterada al Gobierno Nacional, que aún no enlaza sus actividades con las de este tipo de oenegés locales que ayudan a venezolanos y colombianos.

Para Juan Carlos Archila, director de la fundación, la necesidad de medicamentos y tratamiento es fundamental, pues la mayoría llega por compras directas, pero las donaciones de retrovirales del exterior tienen trabas para ingresar por parte del Invima y la Dian, por lo que pidió flexibilizar las condiciones, “pues finalmente son medicamentos para regalar a los pacientes, y no serán comercializados”.

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Así mismo, la fundación tiene en marcha un sitio denominado la Casa de las oportunidades, en la que los pacientes tendrán un mes para adaptarse a los efectos de los medicamentos cuando inician su tratamiento, pero “vamos a necesitar camarotes, comida de fácil preparación”, entre otros elementos, que servirán a la población fronteriza.

Otra urgencia es el apoyo a proyectos productivos, pues en el caso de Censurados, se realizan bolsos para obtener recursos, pero hay limitantes con la comercialización, para la cual se requiere promoción tanto del trabajo de los beneficiarios como de las actividades que siguen salvando vidas.