La nueva infraestructura debe estar pensada en mitigar todas las afectaciones del cambio climático, señala experto.
Reconstrucción de Providencia, en 3 años
Destrucción total, eso es lo que desvelan las imágenes que poco a poco se van conociendo de lo que quedó de Providencia tras el paso del huracán Iota.
Botes en la mitad de lo que alguna vez fueron las calles, daños totales en el 80% de las viviendas y parciales en el 20% restante, una caída total de los servicios de energía, comunicaciones y agua, y un saldo de dos fallecidos es el panorama que dejó el primer huracán categoría cinco que golpeó con tal fuerza al Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
El martes, cuando aún el país desconocía el alcance y el desastre ocurrido en la isla debido a que la comunicación con dicho territorio se perdió en la madrugada del lunes, el presidente Iván Duque habló sobre lo que será el siguiente paso tras la tragedia: la reconstrucción de la isla de 17 km² y 6.000 habitantes.
Las primeras palabras del mandatario se refirieron a un plan de reconstrucción de 100 días, o menos. Un día después y ya habiendo recorrido lo que quedó en pie en la isla, el presidente aseguró que el proceso iba a tardar más, pero que la prioridad sería que en esos primeros 100 días se diera toda la atención humanitaria y la entrega de soluciones a las familias afectadas.
¿Cuánto tiempo puede tardar realmente volver a poner en pie a Providencia y qué retos supone este proceso, que tendrá que hacerse en una pequeña isla en el Mar Caribe?
Luis Carlos Villegas, exministro de Defensa durante el periodo del expresidente Juan Manuel Santos y gerente del Fondo de Reconstrucción del Eje Cafetero tras el terremoto de 1999, le dijo a COLPRENSA que en realidad el horizonte de 100 días planteado de manera inicial puede ser el tiempo que tomen solo la planeación y los inventarios para la reconstrucción de Providencia.
Según Villegas, en este tipo de emergencias, la prioridad debe ser centrar la estrategia en la gente y no en las consideraciones políticas o regionales. Pero además, afirmó que otra clave es el manejo de expectativas respecto a los momentos que vendrán tras el desastre.
Y es que la isla supone unos retos puntuales que no estaban presentes en otros casos como el de Mocoa, Gramalote o el Eje Cafetero. William Alfonso, profesor del Programa de Gestión y Desarrollo Urbanos de la Universidad del Rosario, le dijo a COLPRENSA que este proceso supone varios desafíos.
Lo primero es que, en sus palabras, reconstruir no puede ser solo volver a poner en pie lo que ya estaba. Al contrario, la nueva infraestructura debe ser una que esté pensada en mitigar todas las afectaciones del cambio climático.
“No se puede seguir pensando que no va a volver a suceder. Probablemente se repitan más seguido estos eventos. Hay que comenzar a pensar en una infraestructura más grande para evitar que vuelva a suceder una emergencia así”, aseguró.
Según Alfonso, si se quiere que la isla siga siendo habitable se debe pensar en un sistema constructivo diferente que permita resistir embates de la naturaleza, y eso, en términos operativos y de costos ya es todo un reto.
De acuerdo con los cálculos de Villegas, el costo de la reconstrucción por habitante puede oscilar hacia los 1.500 dólares por afectado, por lo que será mucho más costoso que reconstruir otras zonas como las afectadas en el Chocó.
Alfonso mencionó además que la isla debe pasar a la energía eléctrica, pues depender del combustible es complicado y contamina demasiado. Para él, hay que pensar también en un sistema de control del oleaje con barricadas que puedan frenar un poco la fuerza del agua ante estas catástrofes, y en muros cortavientos en lugares específicos de Providencia.
¿Cuál es el paso a paso de un proceso de reconstrucción?
Villegas explicó que tras un desastre natural o una emergencia como la ocurrida en Providencia, lo primero es el proceso de identificación demográfica, morfológica y económica de la población afectada para reconocer el universo sobre el que se va a actuar. Se debe empezar por un censo en el que se evalúa la cantidad de menores, hombres y mujeres, de empleados y desempleados, de pescadores, de personas con negocios propios, entre otras características de los afectados.
“De ese censo se derivan las afectaciones, la gravedad de la afectación en viviendas, la gravedad de la afectación en los servicios públicos”, explicó.
Posteriormente viene una evaluación de la infraestructura pública afectada: se determina el estado del aeropuerto, de los puertos, de las escuelas y hospitales, de las calzadas de transporte y de las telecomunicaciones.
Esos inventarios de la población y del daño en la infraestructura llevan a un primer presupuesto que debe disponerse en el Ministerio de Hacienda y en Planeación Nacional.
Pero lo que preocupa no es el proceso, lo que preocupa a la población colombiana es que en experiencias previas las obras están todavía en veremos o llevan años a la espera de ser concluidas.
Por ejemplo, en el caso de Gramalote, un municipio de Norte de Santander que en diciembre de 2010 fue evacuado porque, a causa de una falla geológica, las construcciones se venían abajo, aún diez años después hace falta entregar 135 casas de las 1.006 pactadas tras la emergencia.
Según alertó en noviembre de 2019 la Contraloría General de la República, el proyecto de reubicación de Gramalote tenía un avance del 85%, pero la totalidad de las casas, según decía el contrato, debían entregarse en octubre del año anterior.
Pero además, hay otras obras como el puente para conectar con el municipio de Lourdes y el Hospital nuevo que no han sido concluidas, diez años después del desalojo de la zona.
Otro caso es el de Mocoa. Según Villegas, el gobierno anterior asignó 1.2 billones de pesos para la infraestructura dañada y las casas a reparar en Mocoa, que eran alrededor de 900.
“Averiguando, me dicen que solamente se han gastado 600.000 millones de pesos en estos 26 o 27 meses del gobierno nuevo. Yo entregué 300 casas antes de que se terminara el gobierno anterior y de ahí en adelante no se ha entregado una sola casa más y la infraestructura sigue a paso muy lenta”, concluyó Villegas.
Donaciones del extranjero
Ante la emergencia que vive Colombia por la ola invernal que ha afectado diferentes partes del territorio nacional, China anunció la donación de 500.000 dólares y Estados Unidos aportará 100.000 dólares.
En el marco de la celebración de los 40 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Colombia y China, el viceministro Francisco Echeverri dialogó con su homólogo chino Zheng Zeguang, quien manifestó su solidaridad con Colombia por los desastres que ha causado la emergencia invernal, principalmente, en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Zheng Zeguang aseguró que la donación de 500.000 dólares se hará directamente al Gobierno, pero China también apoyará la labor de la Cruz Roja con 100.000 dólares.
Por su parte, el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip S. Goldberg, anunció una contribución de 100.000 dólares para ayuda humanitaria.
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