La paulatina reapertura de los sectores económicos y la flexibilización de las medidas de cuarentena han reavivado las llamas de dos de los delitos que más afectan a los ciudadanos de Medellín: los asesinatos y el hurto.

De entrada es importante aclarar que, comparadas con el año pasado, las cifras de 2020 son inferiores; no obstante, desde el punto de vista del fenómeno (y no del tiempo) no sería inexacta la comparación, pues en 2019 no hubo una pandemia que alterara toda la dinámica social.

Analizando datos del Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (Sisc) de la Alcaldía, semana tras semana durante la contingencia de la COVID-19, se ve que el indicador de homicidios tuvo un pico alto en la semana del 10 al 16 de febrero (13 casos).

Las muertes violentas decrecieron y llegaron a su punto más bajo en la semana del 6 al 12 de abril, con apenas tres víctimas. Los conflictos activos entre las bandas delincuenciales se enfriaron.

Gracias al encierro y a la mayor vigilancia de la Policía, abril fue el mes más pacífico en Medellín en las últimas cuatro décadas, contabilizando 21 muertos en total.

Sin embargo, en la semana del 13 al 19 de abril inició la curva de ascenso, con cinco asesinatos y luego seis. El 27 de abril la Casa de Nariño autorizó la reapertura de los sectores de construcción y manufacturas, y permitió a los ciudadanos salir a ejercitarse en la calle de 2:00 a 3:00 p.m.

En respuesta, el índice siguió creciendo y en la semana del 4 al 10 de mayo mataron a nueve personas en la ciudad. Aún no termina mayo y ya suma 24 crímenes, superando al mes anterior.

Sobre las causas de esta situación, el secretario de Seguridad, general (r) José Acevedo, comentó: “los homicidios en Medellín son multicausales, tenemos características y motivaciones particulares para este delito según cada comuna, estamos priorizando acciones donde hay incremento”.

Precisó que “para el periodo entre abril y mayo, los homicidios se han presentado por intolerancia, violencia doméstica y acciones delictivas, destacando la disputa que se presenta en Castilla con el grupo delictivo “los Mondongueros”, en la cual también se han involucrado ‘La 40’ y ‘los Machacos’”.

Hurto y violencia familiar

A mediados de enero, el hurto a personas registró su peor registro en 2020: 707 casos en una semana. En aquellos días, el coronavirus apenas estaba extendiendo su peste en la remota China.

En la primera semana de marzo, cuando se detectaron los primeros infectados de coronavirus en Bogotá y Medellín, hubo 446 atracos, siendo esa la cifra más alta desde que el virus irradió a Colombia.

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Tras una caída a 83 denuncias al iniciar la cuarentena, siguió una remontada que se ha sostenido hasta alcanzar 191 en la más reciente medición.

Un comportamiento similar ha tenido el hurto de celulares, que se triplicó en las últimas seis semanas (pasó de 30 a 86 robos).

Boris Castaño, analista del conflicto urbano y miembro de la Corporación Innova Idea Estrategia (I2E), estimó que “los grupos delincuenciales tienen la misma necesidad de cualquier empresa: capitalizarse. Los delitos que estén relacionados con obtención de recursos económicos, serán los que se van a disparar, como tráfico de drogas, el pagadiario, licor ilegal y hurtos”.

Otras variables relacionadas con robos tuvieron un comportamiento más estable y con pocos casos. De hecho: en tiempo de encierro, el hurto de carros no superó los 9 semanales, las motos cayeron de 76 a 20; el hurto a establecimientos comerciales se mantuvo en el último mes y medio en un promedio de 23, al igual que el de residencias (12,6 semanales).

A juicio de Castaño, el robo de vehículos “estuvo detenido por el control policial en las calles y porque los talleres no estaban en funcionamiento, y en estos lugares es donde se comercializan las partes y automotores de segunda”.

En cuanto a la violencia intrafamiliar, el registro más bajo fue en la semana del 23 al 29 de marzo, con 73 hechos. Subió a 172 en la semana de abril 27 a mayo 3.

Al parecer la reapertura de sectores económicos y la flexibilización de restricciones a la movilidad, ayudaron a mermar la ansiedad y tensión acumulada en los hogares, pues luego de esa decisión gubernamental, los casos bajaron a 128 en la última medición.

Contener el delito

¿Será posible mantener los indicadores bajos que ha dejado el recogimiento social, y evitar que los asesinatos y otros crímenes regresen a su estándar?

Acevedo dijo que para evitar que se reactive el problema al 100 %, “se han dispuesto medidas de prevención, disuasión, control, investigación e inteligencia, en las que tenemos el apoyo de la Policía, Fiscalía y Ejército, con quienes se viene impulsando la estrategia contra el crimen organizado y la estrategia de seguridad ciudadana”, acotó.

Con esos aliados, la Alcaldía de Medellín espera golpear a los grupos de crimen organizado y la delincuencia común, por medio de investigaciones estructurales que ataquen “toda la cadena criminal, sus economías y rentas, tendientes a lograr su desarticulación, lo que nos ayudará, junto a otras acciones de la administración, a evitar el deterioro de la seguridad”, concluyó.