La opinión de una niña cucuteña que analiza la situación ambiental de este lugar.
La selva amazónica arde en llamas
Mariana Alejandra Villamizar Cánchica, es una estudiante cucuteña que cursa octavo grado en el colegio Santo Ángel de la Guarda. Ella preocupada por el medio ambiente decidió explicar por medio de un escrito, cuál es la importancia de este lugar selvático para el mundo. A continuación, y a propósito de los fuertes incendios que azotan a Norte de Santander, les presentamos sus palabras sin modificaciones, para que puedan apreciar el interés de las nuevas generaciones por conservar y cuidar el medio ambiente:
Lo que acontece por estos días en la selva amazónica, el bosque tropical más extenso del mundo que abarca nueve países suramericanos y en gran proporción Brasil, seguida en su orden de Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam, no se trata de un incendio sino de una serie de ellos que se esparcen por toda la región como una enfermedad contagiosa, tal y como se refleja en las imágenes satelitales y en los mapas donde se detallan la ubicación de las llamas .
El 11 de noviembre de 2011 esta selva fue declarada como una de las siete maravillas del mundo, y su nombre se debe al recorrido que tiene a través de ella el río Amazonas, siendo considerada el pulmón del planeta por la gran cantidad de oxígeno que aporta a la humanidad en intercambio con el CO2. Por ello, lo más doloroso de esta tragedia ambiental es que esta maravilla pasará a ser como una zona de guerra donde reflejará muerte y desolación, una serie de retazos de heridas a la madre naturaleza donde el esplendoroso verde mostraráahora un oscuro y lúgubre negro cenizo y en el ambiente el humo disperso que impide el paso de la luz solar tan necesaria para su recuperación, reflejando las cicatrices imborrables que tardarán años en restablecerse y que puede en algunos casos no tener reparo alguno.
Los ambientalistas han expresado por años voces de protesta debido al trato que se le ha dado a esta selva por la mano destructora del hombre al deforestarla y degradar sus bosques con el fin de construir proyectos de infraestructura, agroindustriales, y explotación de recursos naturales no renovables como la industria maderera y la minería que devasta gran cantidad de terrenos en búsqueda de una serie de elementos que hacen parte del suelo y subsuelo, y para conseguirlos contaminan el preciado líquido, nuestro río Amazonas, con químicos de gran acción corrosivay utilizando maquinaria destructora que se abre paso por medio de la espesa selva para crear las vías donde transportan los mineralesextraídos. Pero estas voces no han tenido la suficiente resonancia en los dirigentes de la región, quienes otorgan permisos o licencias de exploración y explotación a empresas a cambio de una contraprestación o llamadas regalías que en nada benefician a recuperar el daño que ocasionan. Se trata como un suicidio. Una mentalidad devoradoradel hombre que tiene como objetivo la acumulación de riqueza económica sacrificando nuestro bienestar y el futuro de las generaciones venideras. Sumado a lo anterior también se ha presentado en esta región el cultivo de coca debido a que esta tierra es muy productiva, lo cual también ha traído no solo daño ambiental sino una degradación social y guerras internas.
Pero ¿cuál ha sido el factor generador de estos recientes incendios? La respuesta apunta a una mala práctica de la agricultura. Al uso de técnicas no apropiadas para el cultivo o sustitución de este, con las llamadas quemas controladas. Y a ello se suma una serie de factores que facilitan esta irresponsable práctica: el tiempo seco, el viento y el calor. Es una práctica habitual de los agricultores que hay que acabar. La hemos observado en nuestra ciudad o en el sector rural que la rodea. Los taladores de árboles usan el fuego para despejar el suelo después de la deforestación, para limpiar las áreas ya deforestadas, para abrir caminos o para preparar la tierra de cultivo.El fuego no tiene control en este tipo de prácticas, se propaga como polvorín, siendo la selva su combustible. La falta de prevención hace que esos incendios se propaguen a áreas que no se quería quemar y que están más secas. Muchas veces, si no se extinguen con la lluvia, terminan encontrando barreras de vegetación más densa y húmeda y se apagan.
En muchos casos el fuego destruye solo la selva por la ubicación lejana de los sitios habitados por el hombre, acabando con toda la vegetación a su paso; pero si bien no hay vidas humanas que lamentar, si hay fauna y flora que muere, que también es vida, obra de Dios. En estas zonas boscosas habita un gran número de especies animales y vegetales,seresvivos presentes en estos ecosistemas que comparten un equilibrio simbiótico de subsistencia. Por algo la selva amazónica ostenta el título de contar con la mayor biodiversidad, por sus innumerables especies de plantas aun sin clasificar, miles de especies de aves y anfibios y millones de insectos. Lo anterior, debido a los diferentes pisos términos que posee, lo cual hace un ambiente propicio para albergar toda esta riqueza de vida natural. Por ejemplo, el Amazonas posee enorme cantidad de especies de mamíferos, como los monos, el jaguar, el puma, el tapir y los ciervos. En sus aguas viven dos especies de delfines, como el delfín rosado; allí se encuentran reptiles caimanes, cocodrilos y gran cantidad de especies de tortugas acuáticasyterrestres, multitud de serpientes, entre ellas la anaconda, el mayor ofidio del mundo, etc.
No existe otro ecosistema en el mundo con tanta cantidad de especies de aves, como los guacamayos, tucanes, las grandes águilas como el águila harpía, y otras muchas especies, en general de coloridos plumajes. Un 20% de las especies mundiales de aves se halla en el bosque amazónico. Y en cuanto a los peces, provee la mayor cantidad de especies piscícolas que hoy en día pueblan los comercios y acuarios del planeta.
Un 50% de las especies mundiales de plantas se halla en el bosque amazónico. En las lagunas a lo largo del río Amazonas florece la plantaVictoria amazónica, cuyas hojas circulares alcanzan más de cuatro metros de diámetro. Y en sus bosques se erigen una cantidad increíble de árboles de todo tipo: itahuba, caricari, tajibos, cedro, ruta barcina, mandrilo y otros. El 50% de las especies de madera son exóticas.
Existen muchas especies de plantas medicinales en el Amazonas que pueden curar toda clase de enfermedades como úlceras, asma, mordeduras de víbora, problemas sanguíneos, apendicitis, problemas cardíacos, respiratorios, dentales, problemas digestivos y otros.
Y todo este conjunto de seres se relacionan entre sí, coexisten de una u otra forma, dependiendo unos de otros. De tal manera que, si una especie muere o se extingue, otra sufrirá la misma consecuencia. Por lo tanto, el daño ambiental a la biodiversidad que generan estos incendios es incalculable y su recuperación incierta.
Las llamas recorren el suelo de la selva y su acción es suficiente para causar la muerte de árboles muy grandes, hasta dos años después del incendio. Los árboles muertos pierden las hojas y eso hace que haya más sol entrando en la selva, lo que provoca que esa vegetación se vuelva más inflamable. Si no hay nuevos incendios, se tarda varias décadas en recuperar la misma densidad. Se pierde diversidad biológica y la función de la selva, la de abastecer a la atmósfera de nubes para producir lluvia; además, la humareda sobre las ciudades de la Amazonía deja consecuencias para la salud con graves problemas respiratorios.
El área deforestada equivale al tamaño de Francia, más o menos un 20%, todavía queda un 80% de selva en pie. Todavía estamos a tiempo de evitar un colapso funcional de la selva, pero la solución tiene que ser rápida. Hay que tener en cuenta además que la degradación de la selva no se da solo por la deforestación. También por el efecto del cambio climático, por fenómenos, cada vez más frecuentes, como "El Niño", que trae mucha sequía a la Amazonía.
La selva amazónica debe ser un sitio sagrado que no debe ser maltratada por el hombre, debe ser declarada una reserva natural en la práctica y no en el papel, donde la mano del hombre no debe transformarsu estado natural, y solo lo haga con el fin de preservarla, y que la actividad turística que allí se desarrolle no tenga el más mínimo impacto de amenaza a su subsistencia por el futuro de la humanidad.
San José de Cúcuta, 26 de agosto de 2019.
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