Una de las dificultades en la ciudad fue la falta de autorización de exámenes.
Una epidemia llamada Zika
El virus del Zika (ZIKV), fue descrito por primera vez en un bosque de Uganda, África, en 1947 y posteriormente se detectó en Nigeria en un ser humano en 1964.
Ya en el 2007 se publicó el primer brote epidémico en salud publica en Yap, la Micronesia con 185 personas infectadas. Posteriormente, en 2013 en la Polinesia Francesa un nuevo brote con 10.000 personas infectadas.
La infección por Zika, transmitido por el mosquito Aedes Aegyptis, consiste en un cuadro clínico que se caracteriza por una intensa fiebre, brote cutáneo, ojos rojos y dolores articulares.
El 7 mayo del 2015 La OPS y la OMS lanzaron una alerta epidemiológica en la que alertaron de la posibilidad de diseminación del brote de ZIKV, dando todas las recomendaciones para su control y contención.
Cinco meses más tarde, en octubre del 2015, el Ministerio de Salud y el Isntituto Nacional de Salud (INS) en Colombia lanzan la primera alerta a todos los departamentos y alcaldías, debido al alto riesgo de población vulnerable y al paso sin restricción a través de la frontera con Venezuela y a la migración de personas de otros países (Chile-Brasil), donde ya había entrado el brote epidémico.
Allí hemos debido empezar a actuar. En diciembre 15 del 2015, el INS lanza una segunda alerta nacional 064, (incluye por primera vez a las asociaciones científicas y universidades), informando la presencia del Zika en 26 entidades territoriales y alertando la posible relación del brote epidémico con el Síndrome de Guillain Barre (SGB).
Así comenzó una agresiva campaña de difusión de acuerdo a los lineamientos del Centro para el Control y Detección de Enfermedades de Atlanta y de la Organización Panamericana de la Salud. Pero ya era demasiado tarde, pues estábamos ya dentro del brote y aún no lo sabíamos.
Recuerdo que estaba en mi UCI, cuando llega una remisión del Hospital Erazmo Meoz, en donde había un paciente con diagnóstico de Síndrome de Guillaín Barré (SGB).
Al llegar el enfermo, lo examiné cuidadosamente y me llamó la atención que la respuesta de sus reflejos al examen no correspondían a ese tipo de patología; al estudiarlo mejor con mi grupo, llegamos a la conclusión que se trataba de una Mielitis Transversa Aguda (parálisis de las extremidades inferiores invalidante), al cual mediante Resonancia Magnética Nuclear se le verificó el diagnóstico.
Luego a los pocos días, otra remisión con SGB y luego otra y luego otra! Recuerdo que me senté a pensar y dije: esto es demasiado raro, algo está pasando fuera de lo usual.
Llamé a mis colegas de la Clínica San José y de la Clínica Santa Ana y ellos me reportaron exactamente lo mismo: había muchísimos casos de SGB en Cúcuta, cuando lo normal es que se presenten 2 o 3 casos al año: Estábamos en pleno brote y casi todos los casos llegaban al Hospital, convirtiendo a Cúcuta en el epicentro del brote a nivel nacional.
Uno de los aspectos más graves dentro del brote, era que todos los pacientes supuestamente infectados por ZIKA andaban libremente por las calles, incumpliendo todas las medidas de prevención, entre ellas la de aislarse. debieron estar en casa, acostados y aislados por un toldillo con repelente para mosquitos, igual que como lo hacemos con el dengue.
En enero 25 del 2016, el INS lanza una voz de alerta a todo el territorio nacional advirtiendo que estábamos ante una fase de expansión de la epidemia. Citamos en febrero a una reunión en el auditorio de la Clínica Norte a todos los médicos de la IPS públicas y privadas de la ciudad y a los entes territoriales, para debatir medicamente la situación del Zika en nuestra ciudad. Allí entregamos un acta de las recomendaciones que hacíamos los médicos intensivistas a los entes territoriales, tal cual como lo decía la segunda notificación del MinSalud, a través del Colegio Médico, del Capítulo Norte Santandereano de la Academia Nacional de Medicina y de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, sede Cúcuta.
Las cifras del Zika a noviembre de 2016 según el INS eran las siguientes: de agosto a octubre se reportaron 4.483 casos, los cuales sumados a los pacientes notificados al mes de julio suman un total de 8.826 casos confirmados y 97.038 casos sospechosos por los síntomas reportados sin confirmación en sangre.
Estas cifras convirtieron al Departamento de Norte de Santander en la entidad territorial del país con más casos confirmados por serología para Zika (1.521 casos), por encima del Valle del Cauca (890 casos).
A nivel nacional fueron confirmados 8.826 casos en el 2016, y casos sospechosos sin confirmación por pruebas de sangre: 105.864 pacientes en Colombia al cierre de este año.
La incidencia nacional de Zika durante la fase epidémica de la enfermedad fue de 377 casos por 100 000 habitantes en la población urbana. El 66% de todos los casos se registró en mujeres y el 64% pertenecían al régimen contributivo. Se han confirmado desde el inicio de la fase aguda hasta el cierre de este año 5 882 casos de mujeres embarazadas y se han notificado 13.591 casos sospechosos en gestantes.
En lo que se refiere a los casos de microcefalia asociados al Zika, se han confirmado 67 casos y 475 casos aún están en estudio.
Pero lo peor y a lo que no se le dio ninguna relevancia en la atención médica, fue a las consecuencias de la asociación del Zika con el SGB. Al cierre de este año, se han notificado 667 casos de síndromes neurológicos con antecedentes de infección por Zika, de los cuales 435 casos corresponden al Síndrome de G. Barre; en Cúcuta se presentaron con diagnostico 96 casos de SGB.
Una de las mayores dificultades que se tuvieron en la ciudad fue la falta de autorización de exámenes adecuados para poder determinar con toda la certeza los casos de Guillain Barré que realmente estuvieron asociados con el Zika.
Esta, entre otras fallas que se evidenciaron, demostró que estamos lejos de lograr un nivel brillante en la medicina que hacemos.
En resumen, esta epidemia en Norte de Santander, según los datos oficiales del INS aportó 10.500 pacientes con la sospecha de la enfermedad; 96 pacientes con casos de SGB, la cifra más alta jamás tenida en la ciudad en toda su historia.
Pero no todo fue malo. La enfermedad también dejó importantes aprendizajes. Es importante destacar que los médicos de la ciudad de Cúcuta aportamos a la literatura mundial 2 artículos en 2 revistas de talla internacional: un artículo del Dr. Jairo Lizarazo publicado en NEJM-USA y el nuestro, Arias y colaboradores, publicado en agosto en JCC en Europa.
Arturo Arias
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