Algunos de los signos que indican una posible reacción son: picor, enrojecimiento, resequedad y caspa.
¿El estrés se manifiesta en la piel?

El ritmo de vida actual es muy agitado. Y dependiendo del ambiente en el que se mueva diariamente, usted puede sufrir de distintos niveles de estrés y de las consecuencias que este tiene en distintos órganos del cuerpo. Pero el que llega a ser más notorio y difícil de disimular es el de la piel.
Las causas del estrés son variadas: el nerviosismo, la tensión, el cansancio y el agobio, entre otras, ocasionadas por la presión escolar, laboral, o la depresión. Y si al momento de padecer estrés, la persona ya tiene una patología en la piel, esta se puede incrementar.
Algunos de los signos que indican una posible reacción de estrés son: picor, enrojecimiento, resequedad y caspa.
Según Diego Ordóñez, dermatólogo de la Asociación Colombiana de Dermatología, “los casos más frecuentes de problemas en la piel por estrés son la dermatitis seborréica, rosácea, acné, uticaria, prurito y dermatitis atópica. En personas jóvenes y adolescentes es más frecuente el acné; la dermatitis seborréica y la rosacea se ve más que todo en adultos. Mientras que a los niños los afecta la dermatitis atópica, una especie de piquiña que reseca la piel” (ver microformato).
Cada caso requiere un tratamiento físico y psicológico diferente.
Sofía, una mujer de 31 años, es una de las víctimas del estrés y cree padecer ‘uticaria’, pues nunca ha ido al médico. “Sufro de enrojecimiento en el cuello y a veces en los brazos, en momentos de estrés o de alteración en mi estado de ánimo, cuando me da pena algo o rabia. Lo empecé a notar hace ocho años en la universidad. Recuerdo que después de exponer en público me broté con unas plaquitas y cada rato se me repite. Cuando uno quiere ocultar sus emociones es imposible, porque se evidencian con eso. Y creo que eso no tiene cura”.
Un caso similar le ocurre a Cristina, una chica que hace deporte y múltiples actividades laborales. Ella es consciente de que debe ir a un dermatólogo, pero la pena no la deja. Por lo que ha leído en internet su caso es ‘uticaria’. Se le enrrojecen el cuello, el pecho, los brazos y la cara. Y a veces ella ni se entera. Solo lo sabe cuando alguien del entorno le pregunta qué comió o si está bien. Estos síntomas los viene presentando desde hace seis meses.
Para Teresa, quien creía que era alérgica al pescado porque le salen unas ronchitas en el cuello cuando lo consume, hace poco le dignosticaron estrés en la piel, después de haber experimentado con varios medicamentos. Incluso dejó de comer pescado y aún así persistían esas molestas ronchitas en su cuello.
Solo después de eso el dermatólogo descubrió que la causa real era una reacción estresante que la paciente desarrollaba en su subconsciente.
El médico, que la viene tratando desde hace varios años, le recetó Loratadina para controlar los nervios. Pero le advirtió que si el tratamiento no funcionaba la remitiría con un neurólogo. Teresa, sin embargo, no toma con juicio ese medicamento, pues la pone a dormir casi todo el día. Pero reconoce que, al menos, evita que se rasque, aunque el enrojecimieno no desaparece de su cuello.
“El estrés tiene mucho que ver con la piel. Hay patologías ya previamente establecidas por estrés, como el acné o los líquenes. Estos se caracterizan por la aparición de pequeñas elevaciones de la piel, entre 2 y 5 milímetros de diámetro. Y cuando el paciente se rasca, empeora”, afirma Claudia Marcela Rochel, dermatóloga de la Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud.
Y recomienda que “lo primero que debe hacer una persona con alguna sintomatología de picor o color rojo en la piel es consultar a un médico para que le indique qué hacer”.
El tema resulta alarmante cuando se repasa una encuesta realizada a 16.000 profesionales por la firma especializada en recursos humanos Regus: el 38 % de los empleados colombianos sufren de estrés laboral. Son, claro, potenciales enfermos de estrés en la piel.
Para tener encuenta
“El estrés es un trastorno emocional con varias manifestaciones. Se presenta de tipo físico y psicológico, incluso varía de acuerdo con los niveles de tensión: alto, medio o bajo. No es lo mismo en un adulto, un niño o un anciano”, dice el psicólogo Julio Oviedo.
Y añade: “el estrés tiene una connotación ‘negativa’ casi para todo el mundo. Para mí algunos niveles de estrés, así sean mínimos, son positivos. Porque es algo interior, mental, que nos impulsa a hacer una acción para llegar a alguna parte. Por ejemplo, si una persona se estresa en el trabajo, es un reto: o se consume en el problema o toma una buena actitud para afrontarlo”.
Tratamiento
“Como dermatólogo le recomiendo al paciente buenos hábitos de vida que le ayuden, pero ya cuando el caso interfiere con su calidad de vida debe empezar un tratamiento con psicología o psiquiatría para analizar el caso a profundidad”, manifiesta el dermatólogo Ordóñez, quien señala que la musicoterapia resulta una buena opción”.
Mientras que su colega Rochel opina que ese tipo de lesiones son autodefensivas y no hay que automedicarse, pues muchas veces las personas empeoran el problema inicial de la piel.
Es saludable manejar unos minutos de paz, escuchar música una vez al día, compartir un rato con animales, conversar con alguien y expresar sus emociones, practicar deportes, realizar alguna actividad que le apasione o algo que lo saque de su realidad, en cuanto al estrés. Si ya presenta patologías en la piel consulte a un dermatólogo que le ayude a verse bien y a un psicólogo para sentirse mejor.
Algunas manifestaciones
La dermatitis atópica: se manifiesta como alergia en los niños, de forma desesperante.
Dermatitis seborréica: es una de las afecciones inflamatorias que produce escamas que se van despegando de la piel. Son rojizas o de apariencia amarilla.
Rosácea: inflamación de la piel, enrojecimiento y granos rojos y con pus; por lo general se manifiesta en frente, mejillas, nariz y barbilla.
Urticaria: en estados estresantes secreta adrenalina y cortisol, estas hormonas provocan desequilibrio hormonal, ocasionando la aparición de ronchas que producen rasquiña e hinchazón.
Dermatitis facticia: es cuando la persona cree que tiene algo en la piel y por eso se autoagrede. Aquí, se requiere de un psiquiatra.
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