¿Sabía usted que los órganos de su cuerpo pueden salvar 17 vidas? En Colombia, según el Instituto Nacional de Salud (INS), 2.162 pacientes están en la lista de espera por un órgano. Entre ellos, Víctor Carvajal, de 29 años, agricultor de Cácota.

Desde el 5 de febrero padece un problema en sus riñones, por lo que cada mes viaja a Cúcuta para hacerse diálisis. Su drama empeora cada vez que la Empresa Prestadora de Salud (EPS) obstaculiza, por alguna razón, la atención que requiere. Aunque piensa que es complicado hallar un donante, tiene fe en que sucederá.

“Esto es muy tremendo, ha sido muy duro para mí. Me sentiría muy feliz que hubiera un donante de riñón, porque mi hijo se quitaría todo esto. Creo que a él le surgió este problema por el duro trabajo del campo”, expresó entre lágrimas Miriam Socorro Vera, su mamá.

Al igual que esta mujer, Emilio Núñez protagoniza una historia con su hija Tatiana Núñez, de 40 años, quien desde hace más de tres años es paciente renal. Son oriundos del El Carmen. “Mi hija me decía que cuando ella muriera donara sus órganos, ahora es ella quien espera la donación”.

‘Volví a nacer’

(“La donación de órganos es lo más importante que puede experimentar un ser humano”, asegura Andriana Ramírez, junto a su hija María Paula García.)

En 2014, los pacientes trasplantados fueron 1.046 –cifras del INS–, entre ellas Andriana Karime Ramírez, de 34 años, residenciada en Villa del Rosario. Su donante de riñón fue una mujer de 45 años que tuvo muerte encefálica, a quien no conoció tampoco a la familia.

Por dos años sufrió, su cuerpo era muy intolerante a la diálisis. Su afección renal empezó tras una complicación en su primer embarazo, el bebé nació a los siete meses y murió. Luego de ese duro episodio, esta cucuteña tuvo una segunda hija, prematura también.

El lunes 11 de agosto de 2014, a las 3:10 de la mañana, el doctor que llevaba su caso en el Hospital San Vicente de Paul de Rionegro (Antoiquia) le dio la noticia tras cuatro meses en lista de espera: le tenían el órgano. Ese mismo día fue operada.

“Volví a nacer, es empezar nuevamente, es no sentir más dolor”, afirmó quien ríe al decir que tiene tres riñones. Esta administradora de empresas se desarrolla en todos los ámbitos de la sociedad de manera normal, de la mano de su esposo ha tratado de generar conciencia en su familia sobre la donación.

“Es lo más importante que puede experimentar un ser humano, es una bendición de Dios el hecho de que una familia cumpla la voluntad de su pariente, de hacer que, a través de él, otros vivan. No solo se trata de tener un carné que diga: soy donador”.
 
Solo es tomar la decisión

Para el médico cirujano Felipe Matamoros, integrante de la Asociación Colombiana de Trasplante de Órganos, ser donante es muy fácil, solo es “tomar la decisión”, por la cual ni él ni su familia va a recibir alguna retribución económica.

¿Cómo alguien puede ser donante?

La evaluación médica al donante potencial lo hace la Red Nacional de Trasplantes, a través de un grupo de profesionales y coordinadores operativos distribuidos en Colombia, que atiende los llamados de las IPS.

¿Qué evita que alguien no se apto para donar?

Son dos contraindicaciones: que tenga cáncer o que lo haya padecido con anterioridad de dos años; la otra es que tenga una infección activa y con alteración de los órganos.

¿Cómo se tramitan las donaciones?

La Red Nacional tiene seis regionales y Norte de Santander pertenece a la de Santander, con sede en Bucaramanga, por esta seccional las IPS informan sobre los donantes.

¿Cuáles son los órganos más solicitados?

En el siguiente orden: riñón, hígado y corazón. Eso está muy claro, así pasa en Norte de Santander, Colombia y el mundo. La tasa de donación en el país es de 7,2 donantes por millón de habitantes. Y eso no es alentador, porque la media en Latinoamérica es 12 y la nación con la tasa más alta es España, con 40.

¿Por qué esa notoria diferencia?

Diría que hay dos factores: el sistema de salud colombiano, el cual tiene muchos obstáculos, no solo para los trasplantes. Y dos, las noticias en medios masivos que tienen que ver con tráfico de órganos y negociaciones.

¿En qué momento un paciente se convierte en donante?

Cuando entra en muerte encefálica, ahí es cuando se convierte en donante. El diagnóstico final lo da el médico tratante y un especialista en Ciencias Neurológicas.

¿Se reducen las expectativas de vida de alguien que dona un riñón?

Claro que no, el riesgo de padecer una disfunción renal es el mismo para quien tiene sus dos riñones como para quien tiene uno. Mientras que las expectativas de vida de los trasplantados se duplican.

¿Cuánto puede costar un trasplante?

Trasplantar un riñón vale 50 millones de pesos; para pagar los estudios del donante y del receptor, sacar el órgano e implantarlo, y hacerle seguimiento al paciente con inmunosupresores por un año. El de hígado cuesta uno 150 millones de pesos y por este mismo valor ronda el de corazón. Si compara cuánto vale atender a un apaciente renal, cirrótico o cardiópata, resulta mucho más costoso que hacer un trasplante. ¿Por qué entonces no se trasplanta? Esa es la gran pregunta.

Norte de Santander, con buen panorama

El médico Felipe Matamoros manifestó que en la región no se tiene una base de donantes, pero un estudio particular suyo hecho hace 17 años reflejó un número de 1.750 personas con voluntad de donar.

Destacó que hace siete años en Cúcuta, durante dos meses varias IPS le comunicaron tener ocho donantes potenciales, de los cuales siete donaron, pero de esos siete cuerpos solo pudieron extraer hígado, corazón y riñones de dos, pues en cinco de los casos los llamaron tarde para los procedimientos. Esto refleja el buen índice de intención de donar de la región.

Por último, agregó que en Cúcuta hay al menos 800 pacientes renales, de los cuales unos 300 necesitan un trasplante de riñón y hacen seguimiento a 57 trasplantados.

Tramite su carné

A través del portal digital del INS o en el de la Red Nacional de Trasplantes, quienes deseen pueden tramitar su carné de donante, imprimirlo y guardarlo en su cartera para que ante un accidente y se declare la muerte encefálica, el médico conozca la voluntad de tal paciente.