La tapa de una olla se convierte en su escudo, el palo de la escoba en su espada y un arrume de almohadas y cojines en su castillo. Así, jugando a ser un personaje diferente, y con una alta dosis de imaginación, los niños recrean su propio mundo través del juego.

Juana Morales, psicóloga especialista en crianza y desarrollo,  y colaboradora de RedPapaz, explica que este tipo de juegos, donde los disfraces son un elemento esencial,  permiten el desarrollo del pensamiento social y emocional de nuestros pequeños.

“Cuando los niños juegan a ser otras personas, superhéroes, princesas y hasta villanos, nos están manifestando su habilidad de imaginar, y esto es esencial para su desarrollo cognitivo”, indicó.

La especialista explicó que los niños empiezan a desarrollar su pensamiento imaginario a partir de los 3 años. Facilitarles elementos  (disfraces o implementos) que les permitan explorar su creatividad e imaginación, les permitirá relacionarse mejor con otras personas.

Por eso, a pocos días del  31 de octubre, Día de los Niños, una fecha emblemática para las familias colombianas, la experta resolvió algunas dudas sobre cómo abordar los disfraces en esta época.

Morales aseguró que aunque lo ideal es fomentar el juego de roles durante todo el año, debemos permitir que los niños exploren al máximo su imaginación y creatividad en esta fecha.

¿Cómo elegir el disfraz?

La especialista recomendó tener en cuenta la preferencia de los niños y no imponerle un traje en particular.

Aunque lo ideal sería que ellos mismos crearan su propios trajes con elementos que tengan a la mano, muy probablemente se inclinarán por el personaje de moda.

“Los disfraces que ellos elijan nos van a dar pautas de sus comportamientos. Seguramente un niño que le gusta brincar y correr todo el tiempo, querrá vestirse de superhéroe”, indicó.

Morales explicó que entre los 3 y 5 años, es común que los niños se encasillen en un solo personaje, quieran ver todo el día películas de este personaje o jueguen todo el día a ser él, esto se denomina juego perseverativo. A través de la repetición es como van aprendiendo.

Ocasionalmente, algunos niños son apáticos a los disfraces o a pintar su cara para representar a algún personaje. Esto sucede generalmente en niños introvertidos.

“En estos casos  les da pena disfrazarse porque no les gusta que los miren ni mucho menos ser el centro de atención”, agregó.

Cuando los niños se inclinan por personajes poco convencionales como los villanos, no debe ser causa de preocupación, pues están explorando roles, y les gusta parecerse así sea  por algunos minutos a estos personajes.

“Es usual que en esta época veamos a niñas vestidas de Maléfica o Úrsula, villanas de los películas de Disney, eso no debe alarmarnos. Debemos estar atentos cuando los niños quieran vestirse como algún  personaje violento”, indicó.

“Si nuestros hijos quieren vestirse de personajes sangrientos, que sean los victimarios, debemos preguntarles porqué les gusta ese tipo de personajes, y tratar de mostrarles otras opciones”.

Detalló que a los niños más grandes, entre los 10 y los 13 años, les llaman la atención personajes más terroríficos o míticos como vampiros o zombis, y esto no es mal visto desde el punto de vista psicológico, es una forma de explorar y procesar sus miedos.

“Si nuestros hijos quieren vestirse de zombis podemos acompañarlos en esta aventura. Exploren juntos la creatividad y la recursividad. Ojalá los disfraces estuvieran a la mano de los niños todo el año y no un solo día”, finalizó.

Tenga en cuenta al escoger el disfraz

Si el disfraz tiene máscaras que cubren por completo el rostro del niño, verifique que tengan suficiente ventilación para evitar el riesgo de asfixia. Adicionalmente revise que la visibilidad sea óptima para evitar accidentes.

Tenga en cuenta que los disfraces  que vienen con equipos de protección (cascos y gafas) no ofrecen protección real.

Si va a utilizar maquillaje, tenga en cuenta los componentes del producto y la fecha de caducidad. De lo posible realice una prueba para descartar alergias al producto.

Opte por las telas frescas y suaves para que el niño esté cómodo. Evite trajes o accesorios pomposos que limiten su movilidad y puedan provocar accidentes.

Si los disfraces de los niños son de tonos oscuros, póngales una cinta reflectiva para que puedan ser vistos por los conductores.

Procure que los accesorios del disfraz como espadas, cascos y otros sean suaves y no representen ningún riesgo para otros niños en la calle.

Escriba el nombre del niño en una escarapela o lugar legible del disfraz, junto con la dirección y número de teléfono de ubicación.