Es común escuchar que no hay riesgo al inhalar el humo que genera el dispositivo.
Cigarrillos electrónicos: una tendencia sin regulación en Colombia
El uso de los famosos cigarrillos electrónicos en Colombia no tiene ninguna regulación. Es común ver a muchas personas haciendo uso de ellos en espacios públicos o cerrados porque, según se cree, prácticamente no hay riesgo al inhalar el vapor que genera el dispositivo.
Sin embargo, un grupo de sociedades médicas científicas del país se integraron para liderar una iniciativa con el fin de advertir acerca de los efectos negativos para la salud de estos dispositivos, los cuales no queman ni utilizan hojas de tabaco sino que, por el contrario, calientan una solución que seguidamente inhala el usuario.
Como reconocimiento a este esfuerzo la Organización Mundial de la Salud, OMS, otorgó a las sociedades científicas un reconocimiento por los aportes notables para impulsar la lucha contra los efectos perjudiciales del tabaco.
Justamente, Alfonso Ávila, docente del Programa de Medicina de la Universidad Icesi, integra el grupo de trabajo ‘Prevención y atención del tabaquismo’, de la Sociedad Colombiana de Medicina Familiar, una de las organizaciones médicas que participaron en el diseño de esta iniciativa.
“Lo que buscamos con este informe es que exista más vigilancia y control sobre la producción, la venta y el uso de estos dispositivos”, asegura Ávila sobre las recomendaciones que han enviado para ser consideradas dentro del Proyecto de Ley 174 de 2018 que cursa en el Congreso de la República, el cual busca regular la utilización de los cigarrillos electrónicos en Colombia.
El especialista en medicina familiar expone que, aunque principalmente los cigarrillos electrónicos se usan para consumir nicotina, estos son “como una caja de pandora, porque el líquido que se utiliza puede contener cualquier sustancia que nos podamos imaginar y que un especialista en bioquímica sea capaz de sintetizar”.
Las instituciones que radicaron sus observaciones sobre el proyecto de ley 174, citaron entre las conclusiones de su revisión que el uso de los vapeadores puede llegar a provocar problemas cardiovasculares y respiratorios; que quienes se inician con este sistema tienen mayor tendencia a acabar fumando el cigarrillo tradicional; su uso está asociado a daños en la salud oral; y que el aerosol expulsado por las inhalaciones puede llegar a ser nocivo para las personas que se encuentran cerca.
La Encuesta Nacional de Tabaquismo 2018 que consultó a 60.914 estudiantes en edades entre los 13 y los 15 años en todo el país, pudo determinar, de acuerdo a la población encuestada, que 1 de cada 4
(26,8 %) había fumado cigarrillo en los últimos 30 días y que de esa cifra el 15,4 % admitió haberlo hecho con cigarrillo electrónico.
De acuerdo con la OMS, los componentes principales de la solución usada para vapear (inhalar el vapor que se genera por el calentamiento del líquido que contiene el cigarrillo electrónico), además de nicotina en los casos en que está presente, son el propilenglicol (compuesto orgánico), con o sin glicerol, y aromatizantes. El organismo también advierte que las soluciones y emisiones de estos sistemas contienen otros productos químicos, algunos de ellos considerados tóxicos.
Otro de los puntos que toca el proyecto que busca convertirse en ley es el de la nicotina. Según expone, este ingrediente psicoactivo tiene un alto poder adictivo similar a aquel producido por la cocaína y la heroína, lo cual se refleja en una mayor gravedad de la adicción y en una mayor dificultad para abandonar la dependencia a este tipo de sustancias.
Precisamente, otro de los vacíos sobre el cual no hay control en Colombia, puntualiza el especialista, es en la cantidad de nicotina permitida en los líquidos de los cigarrillos electrónicos, teniendo en cuenta esta puede ser mucho que en los cigarrillos tradicionales.
Para el 2017, 14 de los países que tenían regulación para el uso de estos dispositivos, sugerían que la cantidad máxima permitida de concentración de nicotina en el líquido usado para vapear fuera de 20 mg/ml con el fin de proteger a los consumidores de la exposición a dosis con mayor poder adictivo, capaces también de generar mayores daños a la salud carviovascular y pulmonar.
Según una encuesta realizada en el 2014 por la OMS, los sistemas electrónicos de administración de nicotina están disponibles de manera generalizada. Poco más de la mitad de la población mundial vive en 62 países que han notificado su disponibilidad en sus jurisdicciones; un 4 % vive en países que notificaron que no están disponibles en sus territorios, mientras que el resto viven en naciones que no respondieron a la encuesta en lo que respecta a la disponibilidad.
El texto con las observaciones al Proyecto de Ley 174 del Congreso, cita entre tanto, diferentes estudios realizados sobre el tema. Uno de ellos sugiere que la exposición a corto plazo de las células endoteliales (recubren el interior de los vasos sanguíneos) a compuesto aromatizantes utilizados en productos de tabaco tiene efectos adversos sobre estas células y esto podría tener un efecto de toxicidad cardiovascular.
Ávila es claro al advertir que “aún no hay estudios concluyentes acerca de que el aerosol emitido por el uso de los cigarrillos electrónicos provoque cáncer, como sí los hay con los cigarrillos tradicionales, pero existe una gran preocupación sobre los posibles efectos nocivos de ciertas sustancias cancerígenas que han sido identificadas en los aerosoles. Aún no hay un paciente de cáncer por consumo pasivo, y ojalá que no lo haya”.
Según el III Estudio Epidemiológico Andino sobre Consumo de Drogas en la Población Universitaria, el 16.1 % de los estudiantes universitarios colombianos ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez en la vida, con una prevalencia mayor en los estudiantes de 18 años y menos (19.6%).
El experto dice que una de las ‘excusas’ más utilizada con la que venden los vapeadores es que inhibe el deseo de fumar cigarrillo convencional o ayuda a dejar de fumar. Pero, explica, “no hay ninguna garantía de lo que tienen los líquidos o de su concentración”. Este problema es aún mayor par los jóvenes, porque la maduración neuronal continúa hasta entre los 20 y los 25 años.
Entidades firmantes de la iniciativa
Las entidades firmantes de las observaciones al proyecto de ley 174 de 2018 son: la Sociedad Colombiana de Neumología y Cirugía de Tórax, la Sociedad Colombiana de Medicina Interna, la Sociedad Colombiana de Medicina Familiar, la Escuela de Salud Pública de la Universidad del Valle, la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Icesi, la Red Colombiana de Instituciones de Educación Superior y Universidades Promotoras de Salud, la Fundación Anáas, Red Papaz y Educar Consumidores.
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