Los internacionalistas Vicente Torrijos y Ronald Rodríguez coincidieron ayer en calificar como un grave error de la diplomacia colombiana la audiencia concedida el miércoles por el presidente Juan Manuel Santos al excandidato presidencial venezolano Henrique Capriles y previeron que la solución de la crisis requerirá de Colombia un acercamiento táctico y sutil al oficialismo del vecino país.

En declaraciones a La Opinión, Torrijos, docente e investigador de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, señaló que la cita dada a Capriles constituyó un “serio error de cálculo politico” por parte del presidente Santos, en la medida en que, a su juicio, la cancillería no midió la reacción que la entrevista despertaría en Caracas.

“Está claro que Santos no tuvo en cuenta las repercusiones y pensó que 60 minutos con Capriles no afectarían las relaciones del modo en que han sucedido las cosas”, dijo Torrijos al advertir que el mandatario colombiano parece no ser consciente de que un error de estos perjudica también el proceso de paz que adelanta su Gobierno con las Farc en Cuba.

En su opinión, Santos es rehén del proceso de negociaciones, en la medida en que, según su análisis, Venezuela tiene una determinante ascendencia sobre las Farc en La Habana, por lo que que de ahondarse la crisis bilateral no es descartable un serio tropiezo en unas negociaciones de paz cuya suerte está atada a la del propio mandatario colombiano.

“Creo que Santos no parece consciente tampoco de esa tenaza estratégica que han establecido Venezuela y las Farc para presionarlo, e incluso condicionarlo y arrastrarlo a unos acuerdos de paz basados en una estrategia de expansión de las Farc, de tal suerte que todo esto pueda conducir a que Colombia algún día pueda hacer parte de ese socialismo latinoamericano del siglo XXI”, dijo Torrijos, uno de los más prestigiosos politólogos e internacionalistas colombianos.

Según Torrijos, no es descartable incluso que frente a este episodio las Farc amenacen con levantarse de la mesa, una estrategia con la que buscarían abogar por una vuelta al statu quo de las relaciones colombo-venezolanas del modo en que Santos las recompuso en agosto de 2010, una vez llegó al poder.

“El proceso de paz está pegado con babas, en la medida en que todo depende de las emociones, de la pasión y de la subjetividad de un Gobierno en Caracas. En cualquier momento pueden dar al traste con todo y eso pondría en aprietos lo que es su único capital político: el éxito del proceso de paz”, agregó.

Torrijos descartó también que la entrevista concedida a Capriles haga parte de una estrategia planificada por Santos para buscar apoyos en los sectores de la derecha que no le perdonan al Gobierno el haber iniciado unas negociaciones de paz con las Farc. A su juicio, un cambio de esta naturaleza por parte de Santos resultaría “demasiado artificial” y por lo mismo poco creíble para lograr los réditos políticos que necesita para la reelección.

Críticas a la diplomacia

Por otra parte, Ronald Rodríguez, director del Centro de Estudios Colombo-Venezolanos de la Universidad del Rosario, dijo que la crisis es el resultado de un proceso de desinstitucionalización de las relaciones entre ambos países, caracterizada por el desuso de los canales diplomáticos que permitan a un Gobierno advertir sobre los riesgos de una situación, como la entrevista entre Santos y Capriles.

Rodríguez reconoció que si bien es normal que un país soberano y democrático como Colombia reciba al líder de la oposición de un país democrático con el que tiene relaciones de amistad, hubiese sido deseable haber considerado en un terreno práctico las consecuencias de este tipo de entrevistas.

“Hubiese sido mejor que lo atendiera la Canciller, ya que en cualquier caso es un ejercicio normal que la oposición visite otro país. Creo que haberle dado ese recibimiento presidencial le dio un nivel bastante alto que fue contraproducente”, dijo Rodríguez, quien consideró que a la embajada de Colombia en Caracas correspondía también preparar el terreno para evitar este tipo de crisis.

“No se trata de pedir permiso, ni siquiera de informar previamente, pero el papel de una embajada es analizar la política interna del país donde está acreditada para transmitir a su Gobierno lo que puede pasar en este tipo de casos”, anotó el investigador, para quien la falta de embajador en Caracas explica en parte la crisis generada.

En su opinión, el nuevo revés de la relación diplomática puede arreglarse en la medida en que ambos gobiernos apelen ahora a un acercamiento directo a nivel presidencial.

“Lo importante ahora es evitar el uso de micrófonos. Lo que conviene es usar la institucionalidad, usar la relación personal que existe hacia el presidente Maduro por parte de Santos”, agregó.

Para este profesor universitario, el origen de la entrevista pudo estar mediado por el afán de Santos de jugar un liderazgo hemisférico, por lo que creyó importante recibir a Capriles. No obstante, a su juicio, este tipo de roles deben realizarse solo si las partes lo piden.

En su opinión, no hay posibilidad alguna de que Santos hubiese querido con este gesto buscar votos en el uribismo, ya que, según cree, los sectores radicales afectos al expresidente Uribe no mutarán al santismo.

Para Rodríguez, sin embargo, un deterioro de la relación con Venezuela no afectará el rumbo de las negociaciones de paz.