César Pérez Vivas es uno de los más reconocidos dirigentes de la oposición venezolana. Nació en el estado Táchira. Cursó estudios de Derecho y de Administración Pública. Es docente universitario. Fue Diputado y congresista. En el período 2008-2012 es elegido gobernador del Táchira y actualmente hace parte de la coalición de fuerzas políticas que se oponen a la llamada revolución bolivariana que lideró desde el Gobierno el ya fallecido Hugo Chávez y que mantiene y defiende el presidente Nicolás Maduro.

El pasado lunes Pérez Vivas estuvo en Cúcuta y habló con La Opinión sobre la agitada situación política de Venezuela.
 

¿Quiénes están detrás de las protestas y la agitación que vive Venezuela?

-Hay un creciente descontento de importantes sectores  con la política de racionamiento de alimentos, de combustibles y de otros bienes y servicios. Se ha incrementado la escasez y la inseguridad genera angustia. A esto se suma una profunda herida del pueblo como consecuencia del discurso agresivo que caracteriza a los gobernantes del país. Este fue el caldo de cultivo para que las manifestaciones estudiantiles convocadas por la Federación de Centros de la Universidad Central en solidaridad con los universitarios del Táchira, reprimidos brutalmente por el gobernador Vielma Mora, se convirtieran en una activa protesta nacional, con la movilización de miles de ciudadanos en contra el modelo del socialismo del siglo XXI.

¿Esto hace parte de la polarización que vive Venezuela?

-Sin duda. Dos grandes segmentos de la sociedad venezolana buscan imponer un modelo. Los gobernantes actuales se empeñan en el socialismo que dejó el expresidente Chávez y el resto de la sociedad venezolana busca abrirse camino hacia la democracia moderna, plural. El gobierno responde con la violencia, utilizando sus grupos armados, una especie de paramilitarismo oficial.

¿Por qué no se consolidó con los anteriores gobiernos la democracia en Venezuela?

-Venezuela tuvo 40 años de vida democrática con alternancia en el poder,  división de poderes y descentralización. Se avanzó en el modelo de desarrollo nacional. Pero llegó un momento en que las deficiencias del mismo sistema político generaron rechazo de la población y eso dio lugar a la elección de Hugo Chávez en 1998, quien se dedicó a importar el modelo cubano y progresivamente redujo los espacios de participación democrática.

¿Cómo se explica que el Chavismo haya ganado todas las elecciones en Venezuela desde el ascenso de su líder fundador?

-Porque ha contado con cuantiosos recursos petroleros. Esto le permitió montar un aparato político y comunicacional enorme. Al mismo tiempo puso en marcha el populismo y programas sociales que le han sumado sectores importantes de la población. Pero ya comenzó a agotarse el modelo socialista y  se está buscando un cambio.

¿Cree que la oposición tenga la capacidad de construir la democracia de que usted habla?

-No hay duda de que la Mesa de Unidad Democrática está articulando las principales fuerzas políticas. El Táchira es un ejemplo de cómo se pueden agrupar las diferentes tendencias que se oponen al gobierno.

Se dice que la oposición está fracturada y que existen tres vertientes. ¿Cómo ve usted esa situación?

-La oposición en Venezuela no es un ejército uniforme, como una tropa con un comandante a la cual se le dan órdenes de estricto cumplimiento. Es un movimiento muy plural de la sociedad, al cual convergen partidos políticos, organizaciones  civiles, gremios, ciudadanos independientes. En ese universo hay diversas formas de comprender la coyuntura política. Y se plantean diversas alternativas. Nosotros estamos contra cualquier salida que implique violencia. Nuestra acción política se enmarca en el campo democrático y constitucional.

¿La oposición le reconoce algo positivo al Gobierno o al Régimen?

-Siempre todo Gobierno alguna tarea cumple. El de Venezuela lo ha hecho en algunas áreas como la vivienda, políticas sociales que con el tiempo se han desdibujado. Pero lo importante es el balance histórico de una década, en la cual este Gobierno ha contado con todos los poderes del Estado y recursos extraordinarios, nunca vistos. El chavismo ha administrado en 15 años más de lo que ha administrado la República en cien. Sin embargo, hoy tenemos un país en postración.

¿Qué puede pasar si en unas próximas elecciones el Gobierno que preside Nicolás Maduro vuelve a ganar?

-Sería una gran desmoralización para todos los luchadores democráticos. Lamentable para Venezuela porque el chavismo ha fracasado.

¿Está Venezuela definitivamente curada de regímenes militares o de fuerza como los hubo en el pasado en América Latina?

-Yo no creo que una sociedad como la nuestra, ni siquiera América Latina, pueda proclamarse curada del mal del autoritarismo militarista. Nosotros vivimos un militarismo elegido. El movimiento político de Chávez surge a la vida pública venezolana con un intento de golpe de Estado del 4 de febrero de 1992.

¿Qué tanto se repite en las propuestas de la oposición el modelo político de Venezuela anterior a Chávez?

-Yo diría  más bien que Chávez reprodujo con toda fuerza ese modelo. Un modelo estatista, centralista. Lo que se  buscó en los años 90 de apertura económica que generara bienestar económico, se echó para atrás. Queremos construir una sociedad distinta, aprovechando del pasado el pluralismo político, la tolerancia, la libertad de expresión. Planteamos una economía moderna, una economía social de mercado que garantice la generación de riqueza y a partir  de allí superar la pobreza.

¿Cree que las protestas han debilitado al Gobierno hasta el punto de que pueda caerse?

-Las protestas han sido duras y la región tachirense ha hecho un esfuerzo muy grande. El Gobierno se afecta políticamente pero no creo que por esa vía esté planteado un cambio de Gobierno.

¿Cómo ve la actitud de los vecinos frente a la situación de Venezuela?

-Se han hecho los de la vista gorda, todos interesados en lograr alguna prebenda económica del régimen chavista. Y eso es complicidad con la destrucción de nuestra democracia.

¿Y en cuanto a Colombia?

-Las relaciones entre Colombia y Venezuela se han vuelto muy pragmáticas. Sobre todo en esta etapa del presidente Santos. Obedecen más a un interés bilateral en mantener cierta formalidad, pero que esconde bajo de la alfombra la dramática realidad en que nos estamos moviendo. Aspiramos a un mayor nivel de solidaridad, porque el proceso autoritario de mi país va a afectar más temprano que tarde también a Colombia.