Llora siempre que recuerda el día que tomó la decisión de abrir las puertas del garaje de su casa para atender a pacientes con cáncer. Ese mismo día, hace 44 años, su padre Joaquín Gutiérrez murió agobiado por esa enfermedad en Medellín.

A su regreso a Cúcuta Ligia Gutiérrez López le dijo a su esposo Carlos Celis Carrillo que la secundara en la idea y empezaron hacer las primeras consultas. Los pacientes se fueron multiplicando y se volvió incómodo el pequeño lugar. Entonces se mudó del barrio Lleras y convocó a las esposas de los médicos para que la ayudaran en esta causa con rifas, bingos, para recaudar fondos.

La primera que asumió el compromiso fue Myriam de Guzmán, quien presidió el voluntariado por 20 años. Hoy la presidenta es Lucy de Pinzón. Pero fue el 31 de julio de 1970 que se constituyó de manera legal la Liga contra el cáncer. Compró la casa de bahareque de la calle 12, frente al parque Colón, por $90 mil, y formalizó la prestación de servicios oncológicos.

Sin embargo, el médico Mario Gaitán Yanguas le advirtió que en esa sede no podía ir más de todo lo referente a prevención de la enfermedad y la única manera de cristalizar una ayuda a los pacientes que abarcara, además de exámenes, tratamientos y cirugías era creando una fundación. Esa recomendación no la echó en saco roto y en abril de 1980 empezó  la construcción de la sede, contigua al Hospital Erasmo Meoz, que el 6 de julio de 1984, tomó el nombre de su fundador Gaitán Yanguas. Inició con nueve personas, entre administrativo, médico y paramédico. Hoy suman 104.

En el 2002 se abrió el servicio de urgencias y salas de parto. La estructura, que “tiene más amor que cemento” quedó pequeña ante la avalancha de pacientes y en el 2007 se inició la construcción de otro edificio que ya está terminado y a punto de abrir las puertas. “Solo falta la dotación”.

El premio Cafam

La Caja de Compensación del Oriente Colombiano, Comfaoriente, propuso su nombre y respaldó su obra con un video en donde hace un recuento de la semilla que ha regado en una tierra que adoptó desde 1950 cuando llegó, casada con Carlos Celis Carrillo, a quien conoció en la residencia de estudiantes en Medellín.

En el video se muestran además testimonios de sobrevivientes de cáncer como Ana Páez, quien asegura que “Doña Ligia se convirtió en una mano amiga, en un ángel. Es un ejemplo a seguir”. Mientras que María Teresa Flórez dice que es una voz de aliento para seguir luchando por la vida. Es su motivación.

Zulima Mogollón la considera el motor que ha dado vida a muchas mujeres, que pelea con las diferentes instancias para lograr su cometido y va hasta las casas de las pacientes a visitarlas a cambio de nada.

Un vocero de la Caja de Compensación Familiar, Cafam, la citó el 5 de febrero en Bogotá para reunirse con las otras 18 seleccionadas de diferentes regiones del país. Le dijo que había sido la escogida por Norte de Santander. Allá fue sometida a un intenso interrogatorio, como ocurre en cualquier certamen, y de paso enviaron a un personal a verificar si existía la Liga contra el cáncer y los dos edificios de la fundación Mario Gaitán Yanguas.

Los resultados se darán a conocer el 7 de marzo. Es la primera vez que compite en algo similar. Nunca le ha gustado estar presentándose como candidata a nada, porque considera que lo que hace es para satisfacción interior. Sin embargo, la pared de su pequeña oficina la ahogan reconocimientos, entre otros, de los clubes Leones y Rotary, de la gobernación otorgándole la Gran Cruz Cívica Francisco de Paula Santander en el grado de compañeros que firma Jesús María Carrillo Ballesteros, en 1979; el de la Medalla al Mérito Juan Atalaya que otorgó la Sociedad de Mejoras Públicas y que la hace acreedora al capítulo de la Benemérita Orden Constantiniana de San Jorge y del Rotary Club of San Antonio del Táchira.

Sin horario ni calendario

Sofía Pérez labora en la Fundación Mario Gaitán Yanguas en atención al usuario y asegura que “Doña Ligia es una señora muy sociable, que le pone empeño a lo que hace y madruga todos los días a visitar a las que considera sus hijas”. Nunca la ha visto salirse de las casillas y “saca adelante lo que se propone. Es correcta en todos los sentidos. Todos estamos a la espera de los resultados del concurso para verla convertida en la Mujer Cafam”.

Myriam de Guzmán, quien ha compartido angustias con ella, dice que es una persona que nunca se amilana ante ninguna situación. “Su ideal, su deseo está sobre todas las cosas. Es una mujer que irradia una luz muy fuerte a las enfermas de cáncer”.