La depresión es una enfermedad grave y potencialmente letal que afecta el cuerpo, la mente y el alma de la persona que queda atrapada bajo su influencia.

Así lo dijo la directora de la Fundación Internacional Unidos contra la Depresión, Luz Marina Carrillo Torres, sicóloga cucuteña que considera que es una de las enfermedades modernas más crueles del siglo XX.

A criterio de la profesional, la depresión es poco reconocida por la sociedad, que la considera más como un estado momentáneo de tristeza. Sin embargo, dijo la profesional, cuando la depresión es crónica se somatiza y puede causar todo tipo de dolencias físicas.

“La depresión no es un síntoma de debilidad personal de la que debamos avergonzarnos”, asegura Carrillo Torres. “Tampoco es sinónimo de pereza o flojera”.

Aunque los porcentajes de personas con depresión en Norte de Santander se encuentran desactualizados en el Estudio Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud 2003, en los casos más graves estos cuadros depresivos severos conllevan al suicidio.

Veintinueve personas se suicidaron en 2013, 45 en 2014 y en junio de este año la cifra ya superaba los 12 muertos en el área metropolitana de Cúcuta, según lo indicó el Centro de Referencia Regional sobre Violencia de Medicina Legal, regional nororiente.

“La depresión interfiere negativa y significativamente con la forma en que la persona se relaciona con el mundo, con su trabajo, en sus relaciones interpersonales, afectivas y la forma, como interpreta su ambiente natural y los acontecimientos que le rodean”, señaló.

Puede afectar a cualquier persona, a cualquier edad, incluidos los niños, adolescentes, adultos y ancianos. No respeta género, raza, condición, clase social, nivel profesional y económico.

Son múltiples las causas de la depresión. Pueden ser biológicas, genéticas, por aprendizaje o imitación; causas ambientales como abandono del padre o madre, por aislamiento social, problemas económicos, inestabilidad laboral o estrés laboral, entre otros.

Aunque como se dijo son múltiples las causas de la depresión, según la directora de la Fundación a partir de la experiencia en años identificando casos, se ha conocido que hay profesiones que generan más depresión que otras.

El síndrome de Burnout es un padecimiento que a grandes rasgos consistiría en la presencia de una respuesta prolongada de estrés en el organismo ante los factores estresantes emocionales e interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido, indicó la profesional.

La Opinión consultó a los especialistas cuáles son los trabajos que más generan depresión y estos son los cinco rangos que más se destacan:

1. Cuidadores: Son aquellos familiares que se encargan de cuidar personas diagnosticadas con enfermedades mentales sobretodo esquizofrenia y Alzheimer. Estos parientes se dedican más de 8 horas, durante el día y no sacan tiempo para satisfacer sus necesidades laborales, profesionales, educativas, sociales, familiares y de pareja.

2. Enfermeras: Sobretodo quienes se encargan de cuidar niños y adultos mayores. Tienen cargas laborales y horarios extendidos.

3. Profesionales de la salud: Incluye médicos, terapeutas, trabajadores sociales y otras carreras en el ámbito de la salud. Pueden sufrir depresión por tener largas y agotadoras jornadas de trabajo, con la responsabilidad de tener la vida de otras personas a su cargo.

4. Artistas/escritores/diseñadores gráficos: las personas más creativas son más propensas a presentar depresión. La incertidumbre de los pagos, los horarios y el aislamiento son factores de riesgo.

5. Profesores: A causa de las largas horas que tienen que dedicar a su profesión, atender las demandas de los estudiantes, padres de familia y del ente educativo.

Facebook: cuando los miembros de la relación amorosa tienen página de Facebook (cada uno), y la relación se encuentra en dificultades o alguno ha dado por terminado la misma. El otro, buscando consuelo, comienza a investigar y relacionar fotografías o comentarios, o averiguan que amigos han agregado, relacionando fechas, para buscar causas de la problemática y terminan enredándose más, convencidos de que hubo infidelidades y mentiras. Estas suposiciones no las comprueban, sino sufren con ellas.

Hijos cómodos: Los jóvenes que no quieren crecer, ni asumir roles de adulto. Se observa que estudiantes de universidad, sienten miedo a enfrentar la vida, un trabajo y las responsabilidades que conllevan.

Necesidad de aprobación de los demás: suprimir la identidad para encajar con el otro. El miedo al rechazo, a la desaprobación, al ridículo, a cometer errores, a decir no.

Falta de asertividad: Cuando la persona no sabe manejar las relaciones sociales y termina asilándose o reprimiéndose con pensamientos de lectura de mente y personalización.

Baja tolerancia a la frustración: cuando no soportan que las cosas, no salgan como ellos quieren. Esto sucede más, con hijos de padres que les han dado todo, sin exigir el menor esfuerzo, para que obtengan algún beneficio.

Familiares sobrevivientes de suicidio. Cuando se presenta intento de suicidio o suicidio en la familia.

Cuando la pareja infiel descubre la infidelidad del otro.

Presentar uno o varios abortos desde la adolescencia.

Aparentar tener mente abierta en las relaciones de pareja.

Separación en relaciones de pareja homosexuales, cuando alguno de ellos, no quiere continuar siendo promiscuo y desea una relación estable.

Tener un cargo con muchas responsabilidades y poco tiempo para desarrollarlos.

Ser profesional y tener un salario bajo. La inversión de estudiar en la universidad no se ve reflejado en las ofertas de empleo.