Los 42 los kioscos Vive Digital que están ubicados en la zona rural de Cúcuta se han convertido en aliados fundamentales en los procesos de desarrollo productivo en diferentes comunidades.

Estos puntos de conectividad que cuentan con solo cinco computadores, una impresora y un teléfono; lograron que cientos de personas de veredas alejadas de la ciudad conocieran lo que era la tecnología y además se capacitaran para hacer de esta herramienta una alternativa para mejorar.

Wilmar Cepeda, director municipal de la oficina de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), destacó la labor que vienen cumpliendo los gestiones en cada punto y además anunció que la ciudad se está preparando para la llegada de 30 nuevo kioscos Vive Digital, que ayudarán a reducir la brecha de conectividad que hay en el sector rural.

“Estos nuevo puntos vamos a poder llegar más lejos de lo que hoy estamos. Si se ha podido hacer tanto con lo poco que hay, con más serán más cosas”, sostuvo Cepeda.

El funcionario también confirmó que la conectividad, con la llegada de la tercera fase de kioscos Vive Digital, no solo se mejorarán los que ya están, sino que además se cambiará la señal que llega por radio frecuencia, por lo que a veces la señal no es tan buena, y se instalará a través de fibra óptica, que está en todo el departamento.

Esta estrategia Vive Digital, de masificar el internet, es liderada por el Ministerio de las TIC, y según la entidad, en el departamento se han invertido en tecnología más de  21 mil millones de pesos. La iniciativa llegó a Cúcuta desde hace cuatros años.

El plan Vive Digital impulsa el gran salto tecnológico a través de la masificación del uso internet con el fin de reducir la pobreza y generar empleo. Para lograrlo el plan impulsa el ecosistema digital del país conformado por cuatro  componentes: Infraestructura, Servicios, Aplicaciones y Usuarios.

Hoy les contamos tres historias, en donde sus protagonistas, con la llegada del internet a sus veredas, la vida les cambió.
 
Microempresaria

María Lilia Ortiz aprendió a tejer desde que era una niña y con los años –de manera empírica– fue mejorando su técnica hasta que sus creaciones se volvieron famosas en todo el corregimiento de Buena Esperanza, ubicada a más de una hora de Cúcuta, donde vive junto a su familia.

Hace dos años, cuando su esposo sufrió un accidente y perdió la visión en un ojo, María Ortiz, de 74 años, escuchó por primera vez la palabra Kiosco Digital. Algo que para ella era desconocido, pero le inquietaba el alboroto que había causado en la población la instalación de uno de ellos.

Un día, por curiosear que era lo que todas las tardes iba a hacer su nieto Johan David a ese famoso kiosco, María descubrió lo que hoy es una herramienta fundamental para el desarrollo de su microempresa de tapetes y bolsos.

“A mí se me dio por preguntar que si uno ahí (en los computadores) podía mirar imágenes para guiarse y hacer cosas diferentes”, recuerda.

Y no solo encontró muchos diseños, sino que aprovechó cada ida al kiosco para perfeccionar su técnica e innovar en modelos.

Hoy, gracias a estos conocimientos que no deja de adquirir –apoyada por la gestora del kiosco–, esta mujer de 74 años creó una microempresa y vende sus productos a sus vecinos.

Criadero de cachamas

Asociarse fue la mejor manera que encontraron las mujeres de la vereda La Vega para buscar proyectos productivos que pudieran desarrollar en su región. A través del Sena aprendieron lo básico en la producción de cachama, pero les faltaba complementar lo que ya sabían.

Inquietas por poner en práctica lo aprendido, las 18 integrantes de la asociación ‘La nueva imagen de las mujeres’ decidieron que la tecnología que había llegado a su vereda, y que usaban solo para hacer las tareas de sus hijos, podría convertirse en su aliada.

Así que comenzaron a buscar en internet todo lo relacionado con la producción de cachama.

Fortalecieron lo aprendido y adquirieron técnicas para una mejor producción, y cómo hacer que el negocio sea sostenibilidad.

Hoy producen 1.500 cachamas cada cuatro meses, además usan el kiosco no solo como consulta sino como herramienta de su asociación. Cualquier documento o factura o pedido que deban enviar o recibir lo hacen a través de este centro de internet de la comunidad.

“Nosotros nunca habíamos visto un computador tan cerquita, ni mucho menos sabíamos utilizarlo, gracias a que ahora hay estos sitios, nosotras podemos acceder más fácil a todo y estar a la vanguardia de todo o de lo que necesite nuestro negocio”.
 
Gallinas ponedoras

Janeth Jaimes, ama de casa, vio en el criadero de gallinas ponedoras una buena opción para contribuir con la economía de su hogar en la vereda El Suspiro. Sin embargo, aunque el negocio iba bien, muchas de sus gallinas se estaban enfermando y la producción bajó considerablemente.

Sus hijos, quienes visitan constantemente el Kiosco Digital, le habían contado que allí se podían hacer consultas.

“Y qué tal si ahí le ayudaban a saber ¿qué era lo que le pasaba a su gallinas?”, pensó. Así que salió de su casa con una lista de los síntomas que presentaban y se fue en busca de ayuda.

Ya en el kiosco, con la ayuda de la gestora, Janeth pudo saber qué le pasaba a sus gallinas. Además encontró cómo cuidarlas y cómo mejorar su producción.

“Desde ese día cada vez que yo les veo algo que no sepa, corro para el kiosco a averiguar”, contó.