El Pibe Valderrama y Laura Acuña son dos figuras públicas que usan este medio para generar ingresos.
¿Cómo ganar dinero en twitter?

¿Qué tienen en común el Pibe Valderrama y la presentadora Laura Acuña? La respuesta: ambos hacen dinero a través de sus cuentas en Twitter. La red de microblogging, que cuenta con 288 millones de usuarios, 6 de ellos colombianos, es una fuente de ingresos para famosos y personas más anónimas.
No se trata de un empleo estable, es una forma de obtener recursos gracias a que las marcas han expandido sus estrategias de difusión a las plataformas digitales y no se quieren quedar solo con lo que pueden promocionar desde sus cuentas, sino que buscan gente que pueda hablar bien sobre sus productos, de forma que el mensaje se expanda de “voz a voz”.
“Influenciadores” es el nombre que reciben las personas que aceptan tuitiar acerca de las marcas. Deben tener cierta influencia e interacción con su red de contactos para poder incidir, con sus opiniones o contenidos, en el concepto que sus seguidores tienen de diversos temas. Y les pagan por este ejercicio.
Hasta 2012 las negociaciones se hacían solo entre la compañía y el influenciador que la empresa consideraba que podría llegar al público de interés, por su número de seguidores, por la reputación adquirida con el oficio al que se dedicaran o simplemente por ser personajes famosos.
Aunque algunas empresas todavía utilizan el contacto directo, desde 2013 surgieron en el mundo varios proyectos que sirven de puente para hacer más efectivas las campañas publicitarias.
Trabajan por medio de una plataforma en la que los tuiteros se registran para ser elegidos por las marcas. Así, de acuerdo al perfil de la persona, se selecciona por afinidad con los productos o servicios que se quieren promocionar. Al influenciador se le notifica que hay una campaña vigente en la que puede participar y se le ofrece un valor por cada trino que haga. Si este acepta, le llegarán algunos guiones, que la persona podrá modificar de acuerdo a su lenguaje, sin cambiar la esencia del mensaje.
La plataforma de Fluvip, creada por Sebastián Jasminoy, comunicador argentino radicado en Colombia, cuenta con 30.000 influenciadores en diversos temas como tecnología, eventos, gastronomía, ropa y aerolíneas en más de 20 países. “Colombia es un mercado donde el marketing digital está en constante crecimiento. Del 2014 al 2015 la industria creció un 30%. Es el momento ideal para invertir en este tipo de negocios”, explica Jasminoy.
Otra de estas empresas es WomyAds. Fue creada en Colombia en 2013 por la publicista Carolina Cruz y el desarrollador de software Ricardo González, permite que cualquier persona que cuente con una cuenta de Twitter pueda registrarse, aunque solo es aprobado si tiene una audiencia de nicho de potencial interés para las empresas que invierten, en promedio, 5.000 dólares por una campaña publicitaria que dura entre dos semanas y un mes, explica Cruz.
Una vez es seleccionado, “el influenciador recibe de parte del anunciante un brief (instrucciones) y unas ideas para la publicación. El trabajo consiste en co-crear contenido, nadie mejor que el influenciador sabe cómo hablarle a sus amigos y seguidores”, expresa Cruz.
Para Daniel Vivas (@Dani_Matamoros en Twitter), periodista e influenciador, “el riesgo que se corre es perder seguidores porque hay que seguir generando buenos contenidos y seguir siendo el mismo para que la gente no se aburra. Lo importante es que la marca me deje hablar de forma coloquial, para que los tuis sean más reales y creativos”.
Para este comunicador que tiene su nicho de influencia en licores, tecnología, ropa, música y conciertos, en algunas ocasiones “las marcas pueden poner condicionantes, como evitar los mensajes que puedan ser atrevidos para cierta comunidad”. A modo general, no se deben hacer publicaciones que atenten contra diferentes religiones, razas o preferencias sexuales.
El pago que se recibe por un tuit depende de factores como el posicionamiento que tenga el personaje, las interacciones de los usuarios con la publicación o el hashtag que pida usar la marca; un influenciador como Daniel Vivas, que tiene más de 77.000 seguidores recibe en promedio 250.000 pesos por tuit. Generalmente el pago se hace por campaña, que consta de un paquete de tuits.
Sin embargo, también hay marcas que no pagan en dinero, sino con sus productos. Así, por ejemplo, una marca de tecnología puede enviarle teléfonos inteligentes a los tuiteros para que estos los prueben y den sus impresiones en la red sobre ellos.
Según un informe de la firma de consultoría McKinsey & Company, entre el 20% y el 50% de las decisiones de compra de los usuarios, son persuadidas por las recomendaciones de los ‘influenciadores’ en las redes sociales. Esto lo han sabido aprovechar tanto las marcas como los tuiteros para beneficiarse y crear un nuevo modelo de negocio que era impensable en 2006 cuando fue lanzado Twitter.
*Medellín, El Colombiano | Colprensa
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