En entrevista con La Opinión, el secretario de Gobierno habló de asuntos claves.
"Tristemente el Catatumbo es reflejo de la ausencia histórica del Estado"
Yebrail Haddad Linero es el secretario de Gobierno de Norte Santander, en la nueva administración del gobernador William Villamizar, desde enero de 2016.
Nació en Ocaña. Estudió derecho en la Universidad Externado de Colombia y allí mismo se hizo magíster. Se ha desempeñado como profesor universitario, asesor del Consejo Nacional Electoral, director de procesos judiciales y administrativos de la Gobernación de Cundinamarca, personero y alcalde de Ocaña.
Fue director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar y asesor de gobernabilidad para la paz del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Es autor de los libros ‘Cruzada mundial contra el terrorismo: casos de Afganistán e Irak’ y ‘La democracia deliberativa: perspectiva crítica’, publicados por la Universidad Externado de Colombia. También ha escrito artículos especializados sobre derecho y columnas de opinión. Todo indica que seguirá en la función pública y tendrá protagonismo en la política. La Opinión lo entrevistó.
¿Qué ha representado para usted ser secretario de Gobierno de Norte Santander en estos últimos diez meses?
Ha sido un gran honor. He tenido el privilegio de representar a la provincia de Ocaña y poder servir a mi departamento bajo la tutela de un hombre extraordinario, de un estadista, como es el gobernador William Villamizar, de cuyo ejemplo he obtenido un legado de vocación por lo público y de capacidad de trabajo perenne.
¿Cuál es su visión de la realidad del departamento?
Tenemos la misión de ejecutar el Programa de Gobierno y el Plan de Desarrollo “Un Norte productivo para todos”, documentos que parten de reconocer que el departamento tiene una diversidad única y que nuestra mayor riqueza somos nosotros mismos, los nortesantandereanos.
Acá confluyen dos grandes escenarios: existe un Norte de Santander pujante, conformado por Cúcuta, gran parte de su área metropolitana, Pamplona, Ocaña y algunos municipios más; y un Norte de Santander floreciente, donde encontramos, además, la región del Catatumbo.
Nuestro reto como gobierno, frente a esta realidad, radica en lograr llevar los territorios de la florescencia a la pujanza y de la pujanza al pleno desarrollo humano y productivo.
De los problemas que le ha correspondido manejar, ¿cuál le preocupa más?
La inseguridad en las ciudades. Hay una serie de factores como el conflicto armado interno, la cultura de la ilegalidad, el narcotráfico, el microtráfico, la falta de oportunidades, la ineficacia de algunas políticas públicas, la ausencia de inversión social, entre otras, que se han constituido en caldo de cultivo para perturbar la tranquilidad ciudadana y con ella poner en riesgo el derecho a la vida, las libertades públicas y las posibilidades del crecimiento económico y social en el territorio.
En ese sentido, y dado que este problema es el que más nos preocupa, trabajamos sin descanso y bajo las orientaciones del señor gobernador para coordinar y articular acciones con las alcaldías, la Fuerza Pública y los organismos de investigación judicial, que garanticen y mejoren las condiciones de seguridad en todos los municipios del departamento, enfatizando en los cascos urbanos más poblados.
¿Y su diagnóstico del Catatumbo?
No existe una región en Norte de Santander, quizá en el país entero, más bella, más rica y de gente más trabajadora, que el Catatumbo. Tristemente la región es el reflejo de la ausencia histórica del Estado.
Comparto la visión de desarrollo que sobre el Catatumbo tiene nuestro Gobierno Departamental, y que se sustenta en la siguiente premisa: en la medida en que el Estado y sus entidades territoriales resolvamos las necesidades básicas insatisfechas y garanticemos el pleno empleo, la inclusión social y la productividad, sobre la base de la reconstrucción del tejido social y el acceso a una educación de calidad, estaremos copando el espacio de los violentos y de la insurgencia, al tiempo que devolveremos la esperanza a la gente y la confianza en las instituciones. ¡Este es el cometido!
¿Cree posible la renegociación del Acuerdo Final que habían suscrito el Gobierno y las Farc?
Sí es posible. Soy optimista sobre el futuro de la paz, que a su vez es el anhelo de una Nación.
¿Cómo ve el futuro de la paz en Norte Santander?
Creo en la salida negociada al conflicto. Una vez se haya concretado el acuerdo de paz con las Farc, hacer las paces con el Eln beneficiaría muchísimo a Norte de Santander. Por supuesto que la guerrilla del Eln debe dar muestras concretas y reales de paz. En ese camino sería bien recibido por la comunidad liberar a todos los secuestrados y decretar un cese al fuego unilateral inmediato sin condicionamiento alguno. La paz estable y duradera en el departamento no solamente debe pasar por el rasero de la verdad, la justicia y la reparación a las víctimas, sino también por una profunda inversión social.
De su programa tendiente a combatir la drogadicción en Norte Santander, ¿cuáles resultados espera alcanzar?
No esperamos un resultado distinto al de salvar vidas.
¿Cuáles son sus nuevos planes políticos?
Lo que ocurrió en el Reino Unido con el Brexit, los resultados del plebiscito por la paz en Colombia y recientemente el proceso electoral en los Estados Unidos, se constituye en un llamado de atención para los políticos del mundo.
Los políticos debemos re-aprender a interpretar a la ciudadanía y a escucharla más allá de las plataformas electorales. El ejercicio del poder político nos compele a no ser inferiores a los retos del gobierno y a colmar las expectativas de la gente. En ese orden de ideas, mis planes políticos están ligados a mi capacidad para comprender a la ciudadanía y contribuir al buen gobierno sobre la base de resultados efectivos.
¿Ve a Colombia preparada para los cambios políticos?
Los cambios de orden político que se vayan a suscitar en el país requieren un consenso entre las distintas fuerzas políticas y sociales. La polarización es un indicio de que nuestra sociedad aún no está preparada para enfrentar los cambios que el país necesita, lo cual constituye, además, una paradoja, toda vez que estamos de acuerdo en que se requiere una reforma política estructural de manera inmediata, una reforma agraria, un acuerdo para el fin del conflicto, entre otros. No obstante, estamos enfrascados en una discusión de egos políticos, intereses económicos y formas jurídicas.
¿Y a Norte Santander?
Norte de Santander va bien encaminado, aunque todavía hay mucho trecho por recorrer. El gobernador William Villamizar ha demostrado tener capacidad de interlocución con el Gobierno Nacional y gran liderazgo frente a los empresarios, sectores sociales, gremiales y políticos. Estamos muy bien representados y él es la persona correcta para guiar el tránsito del departamento hacia el posacuerdo.
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