Balance de un cese que trajo esperanza a Norte de Santander.
Tres meses soñados en el Catatumbo
Gente caminando por las calles sin la zozobra que produce el zumbido de las balas. Señores, señoras, abuelos y jóvenes labrando sus tierras despreocupados, con la tranquilidad de que no los sorprendería un nuevo enfrentamiento, un nuevo ataque. Viajeros transitando parajes complicados, pero sin el temor de los retenes.
Este ambiente soñado fue el que durante tres meses pudieron experimentar, después de años y años de un intenso conflicto, los habitantes de los diferentes municipios del Catatumbo en donde el Eln ha echado raíces y creado su propio imperio.
Y es que si bien la paz con las Farc aterrizó el año pasado en esta convulsionada zona de Norte de Santander, después de la firma del acuerdo de La Habana y la desmovilización del frente 33, las comunidades de Hacarí, El Carmen, Teorama, El Tarra, San Calixto, Convención y otras poblaciones, solo pudieron saber hasta hace algunos meses lo que era disfrutar eso que llaman tranquilidad.
El histórico cese bilateral del fuego entre la Fuerza Pública y el Ejército de Liberación Nacional, que comenzó el primero de octubre y terminó el pasado martes, les recordó que sí hay vida más allá de la guerra.
Diógenes Quintero, personero de Hacarí, municipio que apenas unos cuantos días antes de que se pusiera en marcha la tregua fue testigo del desplazamiento de 11 familias de la vereda La Laguna, que decidieron huir por el temor que les produjo los intensos operativos de las Fuerzas Armadas contra el Eln, reconoce que durante los 101 días en que estuvieron silenciados los fusiles esa localidad fue otra.
“En una zona con tan alta influencia del Eln como es la subregión del Catatumbo y concretamente en Hacarí, sí se sintió el cese el fuego. Aquí no registramos durante estos tres meses ninguna acción armada en el marco del conflicto, y por eso somos claros en afirmar que el cese se sintió de manera positiva”, es el testimonio del funcionario, quien lamentó que no hubiera sido posible la prórroga inmediata del acuerdo.
Jesús Leid Montagut Montejo, alcalde de Teorama, también describe con entusiasmo los momentos de tranquilidad que se pudieron vivir en ese municipio por cuenta del cese bilateral.
“Este cese significó momentos esperanzadores para los habitantes de los municipios del Catatumbo. Lamentablemente, en este instante que el proceso de paz con el Eln está pasando por una situación crítica, entramos nuevamente en un estado de tristeza, de desolación y angustia, porque aquí sí añoramos una paz verdadera; porque necesitamos que lleguen oportunidades para el desarrollo, la inversión social y que se cierren tantas brechas”, dice.
Ecopetrol también pudo pasar una navidad en paz
Otros que después de muchos años pudieron ser testigos de las bondades de un país en paz, gracias a la suspensión del accionar por parte del Eln, fueron los operadores del oleoducto Caño Limón-Coveñas, quienes con frecuencia tienen que hacerle frente a los atentados cometidos contra la infraestructura petrolera, una de las prácticas sistemáticas de este grupo guerrillero.
Días antes de que se congelaran los enfrentamientos con la Fuerza Pública, el grupo alzado en armas cometió un duro ataque en Teorama, que afectó las aguas de las quebradas La Cristalina y La Tiradera, así como las del río Catatumbo.
De acuerdo con información entregada por Ecopetrol, entre enero y septiembre de 2017 se presentaron 62 atentados contra el oleoducto en Norte de Santander, Cesar, Arauca y Boyacá. De estos ataques, 13 generaron la rotura completa del tubo, ocasionando el derrame de crudo, y los otros 49 fueron abolladuras.
Por estos hechos, la compañía perdió más de 20.000 barriles de petróleo y fue necesario invertir una cifra superior a los $5.000 millones en la limpieza de los ríos, quebradas y demás espacios afectados.
No obstante, este panorama se transformó a partir del primero de octubre, cuando entró en vigencia el alto el fuego. Desde entonces, como no sucedía en muchos años, la operación del oleoducto se desarrolló de manera normal, aunque con algunos casos de válvulas ilícitas.
“Cada vez que se presenta un atentado al oleoducto Caño Limón-Coveñas, las más perjudicadas son las comunidades y el medio ambiente, pues el crudo cae en sus cultivos, en quebradas y ríos que en muchas oportunidades abastecen de agua a cientos de familias en veredas y cascos urbanos”, advierte Fabio Marcel Serrano Romero, jefe del Departamento de Operación y Mantenimiento de Ecopetrol.
El funcionario manifesta que es por esta cruda realidad y por los resultados que se pudieron apreciar durante el cese, que están convencidos de que el camino para la paz es el diálogo.
Las presuntas violaciones
Si bien los 101 días que se prolongó la tregua con el Eln, el Catatumbo experimentó un momento único e histórico, la fragilidad misma que rodeó el cese en regiones como Norte de Santander, donde confluyen otros actores armados ilegales, hizo que se presentaran algunos incidentes que todavía son evaluados por el Mecanismo de Verificación, para determinar si se constituyeron en violaciones al acuerdo.
Un informe de monitoreo del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) da cuenta de que durante los tres meses que el Eln suspendió su accionar se presentaron algunos casos atribuidos directamente a esta guerrilla y otros que no, pero que por haberse dado en zonas donde el grupo tiene influencia, deberían ser objeto de verificación. Estos son:
24 de octubre: un transportador informal fue secuestrado en la zona rural de Convención. Durante el rescate de esta persona fue capturado un hombre que se identificó como miembro del frente Camilo Torres Restrepo del Eln. La víctima también señaló a ese grupo como el responsable del hecho. Según el Ejército, toda la información ya fue entregada al Mecanismo de Monitoreo y Verificación.
6 de noviembre: integrantes de un grupo armado no identificado hostigaron con armas de fuego la estación de Policía de San Calixto. No hubo reporte de víctimas.
28 Noviembre: producto de un enfrentamiento entre grupos armados en el corregimiento San José del Tarra, zona rural de Hacarí, una menor de edad resultó herida por una bala perdida. Versiones señalan que el cruce de disparos se dio entre Los Pelusos y el Eln. Sin embargo, las autoridades no confirmaron plenamente la participación de esta guerrilla en el combate.
Además de estos casos, La Opinión registró otro hecho en el que el nombre del Eln quedó comprometido:
13 de noviembre: un sargento del Ejército intentó ser degollado por un presunto informante. El Ejército informó que el agresor habría sido enviado por el Eln “como represalia a los resultados contra el narcotráfico que esa unidad operativa menor ha logrado en los últimos meses”. El caso también pasó a verificación.
Al respecto, el secretario de Víctimas del departamento, Luis Fernando Niño, comenta que el ejercicio que se desarrolló durante los tres meses anteriores fue positivo para Norte de Santander, pero que a su vez dejó en evidencia la debilidad que caracteriza el proceso de paz de Quito, por la falta de cohesión entre los frentes guerrilleros con la delegación que los representa en Ecuador.
En concepto de Niño, un factor adicional que se debe tener en cuenta en esta región es la presencia de otras organizaciones armadas que pueden poner en riesgo futuras treguas.
No obstante, para el director de la fundación Progresar, Wilfredo Cañizares, más allá de los inconvenientes que se pudieron haber presentado, lo que se debe resaltar es lo que este acuerdo significó para los habitantes del Catatumbo.
“Siempre vimos este cese como un ejercicio y una prueba de confianza, más que un acuerdo integral. Sabíamos que no era fácil por la verificación y en ese sentido hay que valorarlo”, asegura Cañizares, quien al igual que el secretario de Víctimas y los alcaldes del Catatumbo, pide que prontamente se pueda negociar un nuevo alto el fuego, para bien de las comunidades.
Lo positivo del cese
Según el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), los siguientes son algunos de los avances más importantes que se lograron alcanzar durante los meses de tregua entre las Fuerzas Armadas y la guerrilla del Eln:
El periodo comprendido entre el 1 y el 24 de octubre, día de la primera presunta violación del cese, es el más largo en días consecutivos, sin el registro de acciones ofensivas por parte del Eln en los últimos cinco años.
Las acciones ofensivas del Eln se redujeron en un 91% y las muertes causadas en esas acciones un 50%, frente al promedio mensual del último año.2El resultado más positivo del cese fue la cesación completa de combates entre el grupo guerrillero y la Fuerza Pública desde su inicio. Esto no se había observado desde mayo de 2012.
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