Este sábado se decretó la calamidad pública en Toledo por la imposibilidad de hacerle frente a un ciclo de lluvias que tiene en grave riesgo la estabilidad de los terrenos de las veredas La Camacha y El Palmar.

En la zona, la tierra se abrió y dejó grietas de hasta seis metros de profundidad por las que hoy corren las aguas de quebradas del sector, así como los riachuelos que se forman con la lluvia de los últimos días.

La presión ejercida por las infiltraciones ha generado, además, un incontrolable fenómeno de remoción de tierra en masa.

Hasta el momento, el movimiento de tierra que alcanza los 30 metros -dependiendo de la inclinación de la pendiente- dejó una vivienda totalmente destruida, pérdidas en cultivos de café, caña y cacao, postes y redes de energía en el suelo, y afectación en el distrito de riego de Asohatos.

Las lluvias han sido constantes y solo han logrado que el suelo se sature y aumente la posibilidad de que las aguas subterráneas causen más efectos adversos.

“Ese fenómeno ha ocurrido demasiado rápido”, afirmó Celso Tarazona, secretario de Planeación municipal. “Las viviendas ribereñas ya tienen indicaciones de evacuar y esperamos que no ocurra un desastre”.

En La Camacha y El Palmar, cinco familias tuvieron que ser evacuadas y aguas abajo se anunció un plan de contingencia para atender otras veredas que podrían sufrir por el aumento del nivel de las aguas.

Los sectores que actualmente están en alerta por el riesgo inminente son: Palmar Alto, Palmas Bajo, La Capilla y Bochagá.

La Opinión