El homicidio de Fernando Barón Núñez, de 53 años, conmovió hasta el más valiente habitante de Tibú. Todos lloraron su terrible muerte. 

Fernando era el personaje del pueblo, y aunque lo conocían como ‘el bobito Fernando’, a él le gustaba que lo llamaran Brayan. 

Con nadie se metía, a nadie le quitaba nada, era respetuoso y  alegre, y hasta le ponía ambiente a los desfiles y manifestaciones locales. 

A pesar de sus limitaciones aportaba al desarrollo del pueblo y tal vez por eso se ponía un chaleco, y con un pito y una paleta ‘controlaba’ el desorden vehicular del centro de Tibú. Era el policía de tránsito. 

Según amigos y vecinos, cerca de la media noche del jueves, llegó a su casa, ubicada en la diagonal 5 del barrio La Perla, a unos 200 metros de la estación de policía, un hombre que habló con él y se lo llevó con rumbo desconocido. 

Al otro día, se encontró el cuerpo apuñalado, aguas abajo del río Tibú, en un sitio conocido como La Balastrera, hasta donde la corriente lo arrastró. 

Este crimen generó repudio en la comunidad tibuyana y con marchas se exigió justicia. “Mataron a un adulto con corazón de niño”, fue la consigna los tibuyanos. 

“Esta es una marcha por el respeto a la vida”, expresó el líder comunal Martín Suarez.

Las honras fúnebres de Fernando no fueron un sepelio más, pues la catedral San Luis Beltrán estaba repleta. 

“En medio del dolor estamos acompañando a un héroe de Tibú que no le hizo ningún mal a nadie. No entendemos cual fue la sevicia para morir de esa manera”, dijo el presbítero, Víctor Hugo Peña. “Les hacemos un llamado a las autoridades para que este crimen no quede impune. La Policía y los agentes de investigación tienen que dar con el paradero de los desadaptados sociales que cometieron este vil asesinato”.

*La Opinión