Todo inició con una capacitación y la formación de una unidad productiva, hoy está a punto de inaugurar su fábrica.
Sonia, un ama de casa que 'se le midió' a tener su propio negocio
Rendirse no es opción para Sonia Patricia Rendón Gómez, un ama de casa de la zona rural de Santiago (Norte de Santander), que motivada por una capacitación decidió emprender su propio negocio y, desde entonces, pese a las dificultades no ha abandonado su idea de crecer y llegar con los dulces que prepara al paladar no solo de sus paisanos, sino de todos los colombianos.
De la mano de "los ángeles" que, asegura, han aparecido en su camino pronto cristalizará una de sus metas, un espacio apropiado para la creación de los dulces Peralonso, un proyecto que dio sus primeros pasos hace algunos años.
Fue en 2015 cuando empezó a gestar este "sueño" gracias a su participación en un curso de lácteos al que accedió por ser parte de la Asociación de Ganaderos de Santiago (Asogasan), pues su esposo se dedica a la compra y venta de ganado.
Como siempre le llamó la atención hacer parte de las capacitaciones que daban en el municipio se inscribió, sin imaginar que esta formación se convertiría más tarde en la primer paso de su negocio.
Como parte de este proceso formó una unidad productiva con dos de sus compañeras. Entre las tres hacían y vendían dulces de arequipe con brevas, cortados, quesillo y natas con mora, pero tres meses después su equipo se desmotivo y las mujeres regresaron a sus actividades de antes.
Sin embargo, Sonia Rendón no quería dejarlo y continuó sola. Después, personal de la Agencia de Cooperación de Alemania (GIZ) la invitó a presentar un proyecto para una convocatoria a través del Fondo Emprender del Sena y ella se animó.
Pese a que desconocía los lineamientos para presentar un proyecto, buscó a una persona que le podía ayudar con el tema. "Como yo no tenía recursos, le pagaba con dulces que todavía le sigo llevando", cuenta Sonia, entre risas.
Aunque para la misma época fue operada y en ese momento su esposo y sus dos hijos le pidieron que desistiera de la idea para no descuidar su salud, ella no estaba dispuesta a quedarse a mitad de camino.
Tomó las precauciones necesarias, pero siguió trabajando para tener listo en los tiempos requeridos el documento que debía presentar y consiguió la aprobación del proyecto, logrando así el desembolso de recursos con los que adecuó en su finca La Laja un espacio, que cumple con todas las normas, para la elaboración de sus deliciosos dulces.
Además, ya tiene equipos de refrigeración y una marmita industrial para lograr una mayor producción.
"No ha sido fácil, también han tenido que apoyarme económicamente familiares y he estado a punto de tirar la toalla, pero no, ya me metí en esto y voy a seguir, quiero que mis dulces lleguen a todas las ciudades del país", expresó Sonia.
Los dulces vienen en presentaciones de $1.000, $3.000 y $6.000, además de canastas especiales que tienen un valor de $10.000.
Negocios verdes
En este camino también apareció el concepto de negocio verde, que al principio no fue muy familiar para Sonia, pero que ha ido incorporando a su empresa.
Desde la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor) le han dado la asesoría necesaria para que, por ejemplo, cambiara sus empaques por unos biodegradables y reemplazara las cucharas plásticas por los palitos de madera, entre otros.
Así mismo la ayudaron con el proceso requerido para el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) y su marca está a punto de obtener el código de barras que le permitirá comercializar el producto en diferentes puntos de venta.
Esta mujer, de 48 años, ha ido paso a paso y en poco tiempo hará una inauguración oficial de su fábrica, para la que quiere llevar a un sacerdote que bendiga el lugar y así iniciar un nuevo capítulo en esta historia.
Antes Rendón debía hacer todo el proceso manual, ahora cuenta con máquinas industriales para la elaboración de los dulces.
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La idea es seguir creciendo
Inicialmente con sus dos compañeras Sonia Rendón trabajaba con 10 litros por persona para la producción de dulces durante una semana, es decir 30 litros en total. Y después de iniciar su emprendimiento subió a 70 litros.
Ahora la idea es incrementar la producción inicialmente a por lo menos 100 litros, pues ya cuenta con maquinaria para esto y una fabrica adecuada, además cumpliendo con el requisito de generar empleo tiene personas que trabajan por horas.
Los dulces de Sonia ya no se verán solo en El Zulia, Santiago y Cornejo, hasta donde ella llegaba con su canasta llena de sus productos, muy pronto estarán en los refrigeradores de algunos supermercados de Cúcuta, con quienes ya tiene adelantando el proceso de comercialización.
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