El movimiento en masa que se presenta en la vereda La Camacha, en Toledo, y que ha afectado a cuatro veredas más, incluye un gran riesgo de avalancha. Así lo ha confirmado el alcalde del pueblo, Jairo Alberto Castellanos.

Y es que desde hace 12 días la tierra no deja de moverse. Son más de 700 hectáreas de tierra – aproximadamente – las que se están desquebrajando y llevándose a su paso todo lo que encuentran.

Ya cuatro casas han sido destruidas por completo producto del impactante fenómeno, y 43 familias han sido evacuadas por precaución mientras se estudia la evacuación de más personas. Los afectados han sido trasladados al casco urbano, permanecen en arriendo y a la espera de que la situación mejore.

Las imágenes, tras el último sobrevuelo realizado, son impactantes. En la parte alta de la montaña, donde comenzó el desprendimiento de tierra, quedaba la laguna Pozo Negro. Hoy ya no existe.

Esta situación ha alarmado aún más a las autoridades locales, quienes han intensificado su labor de prevención por si se presenta una avalancha, lo que afectaría a gran parte de la zona rural del municipio.

Al parecer, el agua de la laguna se ha ido por entre la montaña y haría inminente la avalancha. También se conoció que la escuela de la vereda está en peligro, por lo que se restringirán las clases y se evalúa qué hacer.

La explicación que encuentran los organismos locales de emergencia para justificar la situación es que la falla se ha presentado producto de tanta agua que les ha llegado y por la composición geográfica y geológica de la zona.

Los terrenos donde hoy se evidencia la emergencia, en su mayoría eran potreros que no servirán y no podrán ser habitables.

Y es que sumado a los aguaceros, la deforestación también tiene culpa en la devastación, pues los árboles que podían retener la humedad en la parte alta de la montaña fueron arrasados para dar paso a la ganadería extensiva.

(El puente La Línea ha quedado bajo el lodo. El sector permanece incomunicado. El fenómeno está arrastrando lodo hacia los ríos Culagá y Jordán. | Foto: Alfredo Estévez)

Panorama desolador

Lo que antes era una quebrada hoy es un monstruoso río de lodo que amenaza con arrastrar lo que tiene a su paso.  

Tulia Bautista vive en la vereda Palmar Alto, una de las afectadas por la remoción. El patio de su casa hoy está a solo unos 50 metros de lo que antes era la quebrada. Ya le notificaron que debía evacuar por precaución. Sin embargo, con tristeza, dice que de día estará en su casa y de noche se irá para el pueblo.

Para contrarrestar un poco el impacto, están tratando de reducir la presión del agua removiendo pequeños fragmentos de tierra, con el fin de evitar colmataciones que deriven en avenidas torrenciales.

Sin embargo, aunque se realizan actividades de protección,  la emergencia no cesará hasta cuando la naturaleza lo permita.

El alcalde del pueblo, afirmó que la comunidad “tiene miedo, porque hay barrancos de hasta de seis metros”. Además le recordó a los organismos nacionales de emergencia no dejarlos solos durante esta situación.

Para analizar la emergencia, al terreno se le está haciendo monitoreo diario. Se contrató a un  geotecnista  para tener un diagnóstico del comportamiento y así actuar ante una eventual avalancha.

(Los lugareños han hecho peregrinaciones al sitio de la emergencia para pedir que cesen las lluvias en el sector. | Foto: Alfredo Estévez)

La Opinión