Valorar la relación productividad-vulnerabilidad de la universidad regional es una preocupación que surge al evidenciarse en la vida universitaria del contexto local, que la universidad ha sido permeada por prácticas políticas non sanctas respecto al ejercicio político de los actores universitarios, a la hora de decidir el direccionamiento y rumbo de su universidad. 

El supuesto sería: entre más sólida sea una comunidad académica universitaria, mayor será su productividad y menos susceptible será de ser manipulada.

Revisaremos la productividad de nuestra universidad regional en contraste con las de otros contextos de interés, con la intención de sustentar el supuesto enunciado; siempre en el marco del estado crítico de la universidad pública.

La condición crítica de la mayoría de las universidades públicas regionales, base de su improductividad, se deriva, en general, de problemas estructurales que sufre la universidad pública colombiana: desfinanciación, nivel de formación, número de docentes y formas de contratación inadecuados, recursos inexistentes para fomento y desarrollo de la investigación, desarticulación entre los componentes del sistema educativo, ausencia de políticas efectivas para el fortalecimiento y modernización de las pequeñas universidades, entre otros. Si bien el Ministerio de Educación ha creado algunos incentivos para su mejoramiento, en algunos dominios específicos, el acceso a los mismos requiere la acreditación institucional, generándose así un cuello de botella nada fácil de superar. 

Las exigencias que plantea la evaluación de la calidad con fines de acreditación son muy altas y su cumplimiento pareciera inalcanzable, dada la escasez de recursos, de una parte, y, de otra, el estado precario de desarrollo académico de las instituciones. 

Las universidades públicas en Norte de Santander han creado, con esfuerzo, condiciones importantes para cumplir requerimientos básicos de calidad: fortalecimiento de la formación docente, en el nivel postgraduado, gestión de la investigación, mayor impacto de su proyección social y generación de recursos propios, entre otros; condiciones insuficientes para generar una transformación cualitativa que posibilite el redimensionamiento de su comunidad académica, su injerencia en el fortalecimiento regional y consecuente posicionamiento, a nivel nacional, para interactuar en los contextos educativo-productivos de alta complejidad que requiere el mundo de hoy.

La información del desempeño de las universidades e instituciones de educación superior  colombianas es pública y se actualiza permanentemente en los distintos sistemas de información de la educación superior; considero importante valorar la productividad de nuestras universidades regionales, contrastándola con las de otros contextos fronterizos y de la periferia y con universidades del centro y sur del país, con las que se tienen afinidades que posibilitan proyectos comunes. 

La información que vamos a observar es tomada de los indicadores MIDE. El modelo MIDE proporciona información objetiva sobre 187 IES del país; es multidimensional y, dada la diversidad educativa, establece Tipos de instituciones: Énfasis en Pregrado: las que cuentan con programas vigentes en dos o más áreas de conocimiento en pregrado; Enfoque Maestría: instituciones en las que se gradúan más de 40 estudiantes de maestría anualmente, durante los últimos 3 años o que tienen 40 o más programas de maestría vigentes y cuentan con egresados de pregrado en 3 o más áreas de conocimiento en el último año; Enfoque Doctoral: instituciones que, en adición a graduar más de 10 estudiantes doctorales anualmente, en los últimos 3 años, o tener 10 o más programas doctorales vigentes, cuentan con egresados de pregrado en seis o más áreas de conocimiento el último año. 

(www.colombiaaprende.edu.co/html/micrositios/1752/w3-article-351880.html)

El modelo mide las siguientes dimensiones: Desempeño de estudiantes, Graduados, Docencia, Investigación, Presencia y atracción, Internacionalización.

Desempeño de estudiantes: se compara directamente el desempeño promedio de estudiantes entre las instituciones con base en resultados de las pruebas SABER PRO que evalúan: comunicación escrita, razonamiento cuantitativo, lectura crítica, competencias ciudadanas e inglés. 

Docencia: nivel y compromiso de docentes, planta profesoral diversa y apropiada en número, dedicación, nivel de formación, ambiente de investigación de las universidades, articulada a la docencia. (CNA 2015)

Investigación: las investigaciones y producción intelectual deben generar impacto social; se miden: investigadores registrados como insumo básico para generación y difusión del conocimiento; los productos se miden por artículos y la difusión en la citación ISI.

Presencia y atracción: dimensión complementaria de las otras categorías, mide fortaleza institucional de las instituciones en términos de cobertura y de su comunidad académica.

Internacionalización: mide la interacción con el mundo que posibilita a las instituciones la incorporación del diálogo intercultural e internacional en sus funciones misionales; fortalece visibilidad, difusión y discusión amplia de ideas, pensamiento complejo y crítico.

Esta descripción del modelo MIDE facilita a los lectores la comprensión integral de los datos que se van a observar en las tablas 1 y 2.

Observadas las ubicaciones en las tablas, es fácil comprender el estado completamente débil de nuestra universidad regional; la información disponible de la Universidad de Santander, la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Libre es la de su sede principal, muestra las grandes debilidades de la Simón Bolívar, y un nivel medio de la UDES; la  Universidad Libre, con Enfoque Maestría, avanza, aunque debe fortalecerse en docencia, investigación, presencia y atracción. Destacamos el lugar de la Universidad de Nariño, contexto fronterizo de interés en la posible configuración de bloques de cooperación; las universidades e instituciones de la región Caribe (periferia), han tenido un importante fortalecimiento luego de crisis profundas. 

En lo que concierne a nuestras universidades públicas, la Universidad de Pamplona se ubica en un punto medio entre las 187 instituciones de educación superior, lo que muestra una posibilidad clara de avance, según el liderazgo con que se la oriente; la Universidad Francisco de Paula Santander necesita un trabajo muy fuerte de redimensionamiento.

Según el criterio, experiencia y conocimiento que suscribo del tema, le apostaría al diseño conjunto, de una red interregional, de  proyectos de investigación en educación superior, u otras estrategias de transferencia de conocimiento con acompañamiento de universidades muy productivas, en su integralidad, buscando apropiar, endógenamente, en nuestro territorio binacional fronterizo, algunos de sus procesos más exitosos.

Nuestro país cuenta con estadísticas permanentemente actualizadas de la productividad de la educación superior; no constituyendo la medición un problema, tal vez la pregunta por la aún dudosa calidad podría centrarse en el cómo de la evaluación, o en la manera en que las universidades e instituciones de educación superior abordan la autoevaluación, al igual que en el perfil e idoneidad de quienes orientan este proceso en las instituciones, de los pares académicos evaluadores y de aquéllos que conforman las distintas salas de la Comisión Nacional de Aseguramiento de la Calidad, CONACES.

Finalmente, y, asumiendo que “no podemos tapar el sol con las manos”, frente a los resultados observados, invito a las comunidades académicas de nuestras instituciones de educación superior, especialmente al Consejo Superior de la Universidad de Pamplona, a hacerse responsables de su devenir; a reconocer humildemente las debilidades/retos institucionales, con el coraje que ello exige, para reafirmar la voluntad de las comunidades universitarias de transformarse en el espacio de saber, conocimiento y honor a lo superior que todos anhelamos y necesitamos. Solo de esta manera se protegerán de la indigna manipulación de la que hoy son objeto.

Esperanza Paredes Hernández