Aguas residuales tanto del barrio Santander como del sector San Gregorio en Villa del Rosario, que reposan en un caño escueto debajo del puente que comunica estos lugares, a dos cuadras de la casa paterna del alcalde Eugenio Rangel, precisamente.  

Se convirtió en cuna de zancudos, generando incomodidad, enfermedades y malos olores, situación que afecta y abruma a los habitantes. 

Esta problemática se agrava debido a la ‘ola invernal’ ya que el alcantarillado se encuentra totalmente descubierto, y cuando llueve se inunda y estas aguas se desbordan, intensificando el olor, proliferando los zancudos, y enfermando tanto a niños como a personas de la tercera edad. 

“Es que una cosa es contarlo y otra vivirlo, ya tenemos agrieras en la garganta por la pestilencia. Mi mamá de 80 años enfermó, aparte de eso, ni comer tranquilo puede uno, y vivimos con náuseas por el olor”, afirmó Leonardo León, residente del barrio Santander.

Según testimonios de los habitantes que han puesto querellas ante las autoridades responsables no han recibido respuesta alguna de esta situación con la que  conviven hace más de un mes. 

La misma que ha indispuesto a adultos mayores con enfermedades transmisibles como el chikungunya, el dengue e infecciones respiratorias.

Al respeto La Opinión indagó con el secretario de Vías e Infraestructura de Villa del Rosario, Hugo Salazar, quien afirmó que los temas que corresponden a saneamiento básico en el municipio, como alcantarillado y agua potable, le corresponden a la empresa privada de servicios públicos ‘Aqualia’.

Debido a que no se tiene respuesta por parte de los responsables, Salazar se comprometió a adelantar la respectiva inspección e informe y elevar el requerimiento a la entidad, para darle pronta solución a esta problemática.