Gladys Espitia es la mujer más famosa y querida de la vereda Agualinda (Los Patios). Su labor comunal y su carisma hacen que no pase desapercibida entre los cerca de 400 habitantes de la zona.

Lleva tres periodos consecutivos en la junta comunal y no solo ha logrado ganarse la confianza de su comunidad, sino que también pudo gestionar grandes obras para esta zona rural.

La construcción del puente vehicular en la entrada de la vereda y del salón comunal son algunos de los proyectos gestionados por Espitia.

“Sí se puede trabajar con las comunidades y dar buenos resultados, siempre y cuando tengamos sentido de pertenencia”, explica con alegría.

El puente, que se construyó en 2014 con recursos municipales en alianza con las empresas que explotan la zona, fue uno de sus mayores retos.

“Desde que tengo uso de razón, nuestra vereda sufría por la falta del puente. Mi mamá nos amarraba de la cintura con un lazo para poder pasar la quebrada e ir a la escuela”, recuerda la mujer.

Por ello, apenas tomó las riendas comunales, empezó a gestionar la construcción del puente, pese a que en más de una ocasión le tocó sacar unos cuantos pesos de su bolsillo para gastos de pasajes, fotocopias.

“Acá no se gana un peso, pero la ganancia se ve representada en las mejoras para la vereda y la comunidad: ese es el mejor pago”, explica. “Lo demás son gajes del oficio”.

Asegura con orgullo que sigue en la acción comunal por petición de sus vecinos que no dudan en su capacidad de gestión y en el cariño que le pone a cada obra.

Aunque no ha pasado por su mente dejar su labor, desde ya  invita a sus hijos a seguir por este mismo camino para no perder la herencia de liderazgo. Su padre fue un reconocido líder del sector.

A Espitia no le gusta quedarse quieta, por lo que periódicamente vive gestionando proyectos  educativos y económicos para sus vecinos.

Su labor social

Desde hace dos años logró llevar un programa de agricultura urbana a Agualinda, y luego de ir puerta a puerta convenciendo a sus vecinos de participar lideró junto a la Fundación Mima la siembra de moringa en la zona.

Entre chistes, convencía a sus vecinos de sembrar esta planta, al tiempo que les comentaba de las bondades de ella y sus múltiples preparaciones.

Motivados por Espitia, las familias se le apuntaban a la iniciativa como lo habían hecho en múltiples ocasiones con todos los cursos que la lideresa llevaba a la vereda, como la vez que llevó de la mano de la empresa privada unos cursos de bisutería con material reciclable, o cuando intentó crear una asociación de artesanos en la vereda.

Adicional a esto, en el tiempo libre organiza jornadas de recolección de basura y siembra de árboles en las orillas de la quebrada de Agualinda, uno de los pocos tesoros naturales que le  sobreviven a la vereda. 

Como reconocimiento a su labor social y comunal Espitia recibió el año pasado el premio Fidelina Salas a la mujer emprendedora de Los Patios.

*La Opinión