Para recibir al presidente de Colombia no hubo pantalón corto, corbata a la moda, sombrero encintado y chupa de boda. “Nosotros somos campesinos, humildes y trabajadores, no tenemos que aparentar lo que no somos”, aseguró Ivis Manuel Pineda, cuando se disponía a recibir en su casa a Juan Manuel Santos.

Un bluyín, una polo blanco con rayas negras (que después fue cambiada por una camiseta institucional), correa negra y zapatos estilo botas, propias para caminar por el campo, fue la ‘pinta’ que escogió este productor para recorrer sus cultivos de cacao junto al ahora premio Nobel de Paz.

El día de Pineda empezó mucho antes de lo acostumbrado. A las 3 de la mañana se levantó para terminar con los preparativos, pues no solo esperaba al primer mandatario de los colombianos junto a su comitiva, también, a su vivienda (de ladrillo rojo, y piso de cemento), ubicada en la vereda Venecia, del municipio de Tibú, llegarían el Gobernador, el alcalde de su municipio y lo más importante, cerca de sus 300 compañeros cacaoteros.

Este productor, escogido para tan importante visita, hace parte de un proyecto liderado por el Fondo Adaptación, que busca apoyar la recuperación de cultivos de cacao afectados por las diferentes temporadas invernales que se dieron entre 2009 y 2012.

En total son 350 hectáreas de cacao  en el Catatumbo las que mejorarán su productividad a través de procesos de renovación y rehabilitación, contando además con asistencia técnica en manejo del cultivo  y acuerdos comerciales para la exportación de cacao a Alemania a través de la empresa Bohnka Kolonial.

“A mí me avisaron hace como 90 días que el presidente iba a venir a mi casa, las cosas se fueron alargando y hace 20 días nos volvieron a confirmar, ahí empezamos a preparar todo, pero los últimos dos días no hemos podido descansar”, confesó este campesino de 61 años, a las 10 de la mañana, justo una hora antes de estrecharle la mano a Santos.

El momento llegó, Santos se bajó de su camioneta blanca y Pineda lo saludó cara a cara. Después vinieron los actos protocolarios, entre ellos el recorrido por las plantaciones de cacao y la siembra de una planta, de las nuevas, las que son más resistentes y más productivas.

Como parte de ese grupo pequeño de colombianos que puede decir que habló con un presidente de la República, Pineda no desaprovechó la oportunidad para agradecer la visita al mandatario, pero sobre todo para pedirle que continúen apoyándolos con esta clase de proyectos y más tecnología, “porque esto es lo que necesitamos para poder crecer”, expresó.

Pineda, ayer, no solo saludó al presidente y le presentó a su familia (esposa, ochos hijos y catorce nietos), fue la voz de los pequeños y medianos campesinos de la región, convirtiéndose además en la estrella del día, sobre el que estuvieron las cámaras, los micrófonos y las miradas de sus compañeros.

Sin embargo, a pesar de estar en su propia casa y tal vez por cuestiones de protocolo, este pequeño productor no tuvo un lugar en la tarima principal. Allí, quizás, su puesto fue ocupado por el gobernador de Norte de Santander, el alcalde de Tibú o el viceministro de Agricultura.

Los beneficios del proyecto

La visita de Santos a la vivienda del productor sirvió para hacer oficial la puesta en marcha de la iniciativa que apoyará a 405 familias productoras de cacao, que recibirán apoyo técnico e insumos por más de $1.200 millones.

“Los nuevos cultivos de cacao son adaptados al cambio climático, lo que genera nuevas alternativas productivas para el campesino, aumenta la producción de 400 a 1.000 kilos por hectárea y reduce el tiempo del cultivo de 4 a 1 año. Además, con el apoyo del Gobierno Nacional, se les está asegurando la comercialización del producto con compradores internacionales”, explicó el gerente del Fondo Adaptación, Iván Mustafá Durán.

Ya, durante su intervención, soportando una temperatura que superaba los 37 grados, Santos felicitó a estos productores por su labor, entendiendo que además de un clima intenso, esta región del país ha sido de las más golpeadas por el conflicto armado.