La historia del conflicto en Norte de Santander ha sido dolorosa, desgarradora, cruel. En los registros oficiales, las víctimas que han dejado décadas de violencia en esta región del país suman algo más de 250.000. Hay quienes aseguran que son muchísimas más.

A pesar de esta cruda realidad y de que el espiral de la guerra se mantiene, especialmente en zonas como el Catatumbo, donde los grupos armados se siguen disputando a sangre y fuego el territorio,  son varios los momentos en los que la región se ha mostrado indiferente ante quienes padecieron los horrores del conflicto.

Uno de los episodios más recientes que dejó en evidencia este panorama fue el plebiscito por la paz, con el que se buscaba la refrendación del acuerdo de paz suscrito en Cuba con la entonces guerrilla de las Farc.

Más allá de la polarización que marcó este trascendental proceso, el cual se convirtió en una verdadera disputa entre los partidarios de uno y otro sector político, los resultados en Norte de Santander permitieron ver que no todos tienen la misma percepción del conflicto, ni de los daños que este le ha hecho a la región.

O por lo menos esa fue la conclusión que en su momento se sacó de la histórica consulta en el departamento. A la pregunta: ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?, el 63,9% de los votantes se inclinó por el No, frente a un 36% que le dijo Sí a lo pactado con la guerrilla.

Los únicos municipios que aprobaron una salida negociada al conflicto como la que se adelantó y respaldaron la idea de poner fin a más de medio siglo de guerra con un grupo que durante años les hizo mucho daño, fueron los del Catatumbo.

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Un impulso por conocer la verdad

Conscientes, justamente, de que para una buena porción de los nortesantandereanos, el conflicto, su historia y consecuencias, no es tan sentido como para aquellos que lo han vivido en carne propia y lo han tenido que sufrir en silencio, la Comisión de la Verdad decidió emprender en Cúcuta una iniciativa denominada ‘La verdad a la calle’,  con el propósito de reflexionar sobre esa verdad que conocen hoy los ciudadanos y cuál ha sido su manera de ver lo que ha ocurrido en la región durante tantos años.

“Hay que pasar la página del conflicto, pero antes de eso hay que leerla, hay que conocerla. Entre otras, para que abramos los ojos, la cabeza y el corazón frente a lo que nos ha pasado como sociedad y entender cuál es nuestra participación en esta historia y a qué obedece nuestra indiferencia, si es que existe”, explicó Sonia Rodríguez Torrente, coordinadora de la Macrorregión Nororiente de la Comisión de la Verdad.

Como parte del proyecto, sus promotores pusieron en marcha hace varias semanas la estrategia ‘Los muros de la verdad’, que consiste en abrirles un espacio a ciudadanos del común para que, en carteleras de papel, respondan, ¿cuál es su verdad del conflicto?

Allí, los participantes pueden escribir frases, testimonios, reclamos y todo aquello que consideren, refleja eso que para ellos es la verdad.

Y si bien, el ejercicio ha permitido encontrarse con reflexiones simples y básicas, sobre temas afectivos y situaciones personales, también son muchos los que se han empezado a adentrar en esa historia cruda y dura que ha significado décadas de violencia.

“Con estos ejercicios nos hemos sorprendido, porque salió la necesidad de hablar del conflicto. Hay algo que empezamos a ver con todo esto y es que el anonimato, de una u otra forma, blinda y permite expresar, pero más allá de eso, notamos cómo existe la necesidad de contar”, dijo Rodríguez.

Prueba de ello es el caso de algunos jóvenes universitarios que participaron del primer muro desarrollado en la Universidad Francisco de Paula Santander, quienes posteriormente manifestaron su interés de acudir a la Comisión, a contar cuál ha sido su verdad en medio del conflicto.

“La Comisión de la Verdad busca llevar luz y color para mostrar el poder de la verdad en favor del perdón, el reconocimiento, la convivencia, la reconciliación y la no repetición de la violencia, en favor de los jóvenes, niños y niñas que empiezan a vivir en Cúcuta y todo Norte de Santander”, reiteró la coordinadora de la Macrorregión Nororiente.

¿Qué ha pasado en el territorio. ¿Qué pasó con la masacre de La  Gabarra? ¿Qué participación tuvieron los políticos en el conflicto?¿Cuál es la afectación de la empresa privada en el conflicto y también su participación?¿Cuál es la mayor afectación de las mujeres en el conflicto armado? ¿Por qué los jóvenes fueron reclutados para el conflicto? ¿Cuáles han sido las afectaciones en el medio ambiente? ¿El conflicto en Norte de Santander se ha desarrollado en torno al agua?

Estas y muchas otras preguntas y reflexiones han sido recopiladas durante los dos ejercicios que se han adelantado hasta ahora por parte de la Comisión, el primero de ellos en la UFPS y el segundo en el barrio El Rodeo, donde habita un importante número de víctimas de la violencia.

‘Hay necesidad de conocer lo que pasó’

Sonia Rodríguez  reconoció que aunque en un principio no dimensionaron lo que podría resultar del piloto sobre ‘La verdad a la calle’, la respuesta hasta ahora ha sido muy positiva.

“El primer piloto fue en la UFPS, con los estudiantes. Participaron unos 80 estudiantes y la pregunta ahí era muy general, ¿cuál es tu verdad? Pero nos sorprendió que empezaran a salir verdades del conflicto. Con esa respuesta que tuvimos,  hicimos un segundo encuentro, también en la Universidad, pero ya en la calle, y ahí participaron unas 150 personas o más, de las cuales surgieron cosas muy potentes”, dijo.

Desde ese momento, la Comisión empezó a recibir solicitudes para aplicar la estrategia en algunos sectores de la ciudad y fue así como el pasado fin de semana se llevó a cabo un nuevo encuentro en el sector El Rodeo.

“En este ejercicio fue muy importante que la mirada de unos y otros se encontró. Hubo adultos, pero también niños. Ha sido muy interesante”.

La próxima cita es el 24 de noviembre en El Malecón, en donde esperan una mayor participación, teniendo en cuenta que este es un punto de alta confluencia y en donde convergen muchos matices.

“Hay necesidad de hablar de verdad, porque solo así sabremos todos lo que nos ha pasado como sociedad, podremos acercarnos a los dolores de las comunidades más afectadas y encontrar alternativas para, en medio de condiciones difíciles, saber qué aportar desde la diferencia. Seguir desconociendo nuestra historia y nuestra realidad, solo nos mantiene en una ceguera social que debemos superar”, considero la representante de la Comisión de la Verdad.

Un proceso que sigue

La coordinadora de la Macrorregión Nororiente de la Comisión de la Verdad, explicó que la estrategia de ‘La verdad a la calle’, no termina con los muros, puesto que el propósito es profundizar en las reflexiones que surgieron de los mensajes consignados allí.

“Estamos esperando hacer la segunda parte, que es reunirnos con estos líderes y lideresas, a conversar sobre lo que pasó y los aportes que sus mensajes le darán a la construcción de la verdad en el país”, explicó.

El objetivo es avanzar también en talleres de verdad y memoria, exposiciones en centros comerciales, restaurantes y sitios concurridos, y movilizaciones artísticas, con el fin de generar alguna reacción entre los ciudadanos que de una u otra forma, pueden estar siendo indiferentes frente a lo que ha sido la violencia en Colombia y, en particular, en Norte de Santander.

 Uno de los ejercicios se desarrolló hace unos días en el sector El Rodeo y la respuesta por parte de la comunidad fue favorable.