A una hora y media por buena carretera, al noroccidente de Cúcuta y con una temperatura ambiente promedio de 27 grados centígrados en la ruta hacia Ocaña está Sardinata.

Allí, casi todo es un caos: la gente se queja, por ejemplo, de los menores de edad manejando motocicleta; del desorden con los vendedores estacionarios y los vehículos que circulan en todas las direcciones, y del alto costo del servicio de gas, la energía eléctrica, el alumbrado. Dicen que lo único barato es el agua, pero aducen que es porque no hay medidores.

Pero, ahora surgió otro descontento, un poco mayor: la interinidad del alcalde, lo cual ha dividido a la población, al punto de que empezaron las movilizaciones en contra de la manera cómo se perpetúa dicho nombramiento.

La comunidad está distribuida en 25 veredas de cinco corregimientos en los que una minoría puja por las mieles del poder. Es así como la Asociación de Juntas programó el pasado viernes una marcha de protesta, que comenzó en la cancha Botello Gómez y terminó en el parque principal.

Durante el recorrido se escuchaban coros como “elecciones”, “fuera corruptos”, “respeto al campesino” y “queremos gobernabilidad”, entre otras arengas.

La mayoría de los marchantes tenía una queja a flor de labios. Luis Humberto Pérez, de la vereda Bellavista, denunció que no tienen vías, que no les reconocen el conflicto en que viven, que se pierden los dineros, y que no les llega nada.

Geovani Suárez, de la vereda El Guamo, se quejó de la dificultad de 20 niños para estudiar: no tienen escuela, por la ilegalidad del terreno donde la construirían.

Según Sara Sandoval, su presidenta, esta vez solo llegaron los líderes de los corregimientos Luis Vero, El Carmen, Las Mercedes y San Martín; de La Victoria no asistieron, porque a ellos sí les han brindado atención, “porque es una vereda muy cercana al vecino municipio de Bucarasica y el alcalde nuestro es de allá”.

Agregó Sandoval: “No hay gobernabilidad, la alcaldesa elegida está presa y nombraron como alcalde encargado a su subrino”, y acusó al alcalde, Víctor Julio Rangel, de no atender a la comunidad. “Hace llegar a los campesinos desde sitios remotos y ellos pierden el viaje”, explicó.

Dijo además que están consiguiendo firmas para respaldar una petición al gobernador y al partido conservador, lo mismo que al Tribunal Superior de Cúcuta, para que resuelvan pronto el caso de la alcaldesa Yamile Rangel.

Y sentenció que si esto sigue así: “Nos tomaremos y bloquearemos la vía que conduce a la Costa y la capital de Norte de Santander.

Frente a la Alcaldía, el viernes se apostaron unas cien personas con pancartas de las veredas alusivas al problema del mandatario encargado. Como contraparte, en el balcón de la Alcaldía una singular pancarta decía: “Antes de actuar, hablar y escribir, hay que pensar”, razón que enardeció los ánimos. En medio del bullicio, el exjurídico Misael Blanco subió, arrancó y destrozó el papel con el mensaje, que los manifestantes consideraron como grosero.

Para el personero, Juan Gabriel Peñaranda, esto es importante y estuvo de acuerdo por tratarse de un derecho, el de expresar, marchar y llamar la atención por lo que creen que está funcionando mal.

Sin embargo, señalóque le parece curioso que a su despacho no hayan llegado quejas ni que haya sido notificado de la protesta.

Dijo que él se enteró a través de las redes sociales.

‘Pueblo chiquito, infierno grande’. Ese antiguo refrán popular lo aplicaron habitantes del municipio ante la desinformación que circuló el día anterior diciendo que la marcha de Asojuntas contra el alcalde había sido cancelada y a ello le achacaron la escasa concurrencia a la protesta.

La Opinión intentó hablar con el alcalde Rangel, pero fue infructuoso el intento. Ni concurrió a su oficina ni contestó su teléfono celular.

César Obando | cesar.obando@laopinion.com.co