En Norte de Santander proliferan los cultivos ilícitos y el contrabando.
Los jóvenes ninis, apetecidos por la delincuencia
Por falta de motivación o de oportunidades, muchos jóvenes no consiguen un empleo ni continúan sus estudios. Ello los convierte en el modelo nini, que ni estudian ni trabajan.
Se trata de un problema nacional y de responsabilidad social del Estado, pero en territorios como el Catatumbo, donde los jóvenes están a kilómetros de distancia de una ciudad, esta situación es evidentemente riesgosa porque los convierte en presa fácil de las bandas criminales o las guerrillas.
En esa región de Norte de Santander proliferan los cultivos ilícitos y el contrabando. También se lo disputan grupos como las disidencias de las Farc, Eln, Epl y las bandas criminales por el control del narcotráfico.
En este panorama, abundan las cantinas y no las escuelas o bibliotecas en buena parte de los municipios que integran el Catatumbo, considera Wilfredo Cañizares, director de la Fundación Progresar.
“En la región no hay realmente una posibilidad de que los muchachos tengan una opción sana y honrada de poder construir un proyecto de vida, solo tiene riesgos de caer en cualquier tipo de ilegalidad y de criminalidad”, señala.
Cañizares se refiere a que las únicas posibilidades que tienen los muchachos catatumberos a la mano, para generar ingresos a sus hogares, son raspar coca y el contrabando, especialmente de gasolina que entra desde Venezuela.
“Si no hay una sustitución de cultivos, ellos siempre van a tener la opción de por lo menos cuatro o cinco meses al año irse a raspar (coca) o abandonan los estudios. Desde que los grupos armados estén en la región, siempre va a ser una opción”, sostiene el especialista de la organización defensora de derechos humanos.
Nini
De acuerdo con el Banco Mundial, la condición de ninis hace más vulnerables a los jóvenes para caer en las garras de la delincuencia y para la transmisión de la desigualdad.
Alejandro De Bedout Hernández, secretario de la Juventud en la capital de Antioquia, asegura que los jóvenes son una población en riesgo constante.
“El reclutamiento forzado, la desescolarización, el embarazo adolescente, el desplazamiento forzado y la violencia intrafamiliar son algunos de los peligros a los que deben enfrentarse, los cuales están asociados, en su mayoría, a la ausencia de oportunidades o necesidades básicas insatisfechas”, agrega.
Hernández precisa que se han identificado tres razones por las cuales los jóvenes ingresan a estructuras criminales: en busca del afecto que no encuentran en sus núcleos familiares, porque se sienten inseguros en el entorno en el que viven o en búsqueda de ingresos económicos.
Es por ello que en el país las autoridades le han apostado a que los ninis no recurran a la ilegalidad para conseguir recursos, sino que puedan aprovechar las oportunidades que entregan tanto el sector público como el privado, en materia de empleo y educación.
“Es un tema de convicción, los jóvenes creen que las oportunidades no son para ellos, sino para otros. El llamado es para que crean, muchas de las oportunidades de empleo se terminan quedando desiertas”, expresa.
Henry Holguín Osorio, docente investigador, anota que el Estado le está proporcionando en este momento las oportunidades a estos jóvenes para que puedan vincularse a estrategias positivas encaminadas a la transformación.
“Pero, la transformación no es darles empleo directamente, sino capacidad instalada. Es decir, un proceso de formación, cualificarlos y permitirle a esta población el acceso a la educación superior”, afirma Holguín.
El investigador añade que uno de los principales retos de las autoridades locales ha sido competir con las ofertas del microtráfico y la circulación de las rentas ilegales, a lo que se suma las pérdidas emocionales que puedan desarrollar los muchachos.
“Hay jóvenes que no tienen un proyecto de vida, sino un trayecto de vida: viven del aquí y el ahora. Ha sido difícil cautivarlos y motivarlos, porque tienen otras prioridades”, reconoce el investigador.
Mil capacitaciones
En Norte de Santander, la Secretaría de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones trabaja en este asunto con el apoyo de Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).
En el primer semestre del año, 517 jóvenes de Cucutilla, El Carmen, Pamplona, Pamplonita, Villa del Rosario, Los Patios, Chinácota, San Cayetano, El Zulia y Cúcuta fueron capacitados en cursos básicos de sistemas, recibiendo su correspondiente diploma para lo cual cumplieron entre 40 y 50 horas de formación. La idea es duplicar la cifra al terminar este año.
Para 2019, once técnicos en sistemas del Sena tendrán la misión de capacitar a por lo menos 400 jóvenes en San Cayetano, El Zulia, El Carmen, Pamplona, Puerto Santander, Tibú, Arboledas, Convención, Chinácota, Toledo, El Tarra, Los Patios, Villa del Rosario y Cúcuta. Las inscripciones están abiertas.
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