Las autoridades de Toledo y organismos de socorro activaron los planes de contingencia para hacerle frente a las emergencias que se puedan presentar con los incendios forestales que se vienen registrando en la zona rural.

Los campesinos, durante 2018, se enfrentaron a fuertes lluvias que ocasionaron deslizamientos de tierra, destrucción de vías, puentes vehiculares derrumbados, cultivos destruidos, pastizales y viviendas con afectaciones estructurales. Por esos hechos resultaron más de 100 familias damnificadas.

Desde diciembre la situación empezó a cambiar con la incidencia del fenómeno El Niño y en las primeras semanas de enero el calor se ha sentido con rigor, originándose  incendios en bosques, en zonas de pastizales y en cercanías de cultivos de verduras y frutales.

Lo curioso es que la mayoría de los incendios se originan por descuido de los mismos campesinos, que hacen quemas no controladas y dejan sobre la vegetación vidrios o colillas de cigarrillos.

El primer incendio se presentó en la vereda San José del Pedregal en donde se consumieron 10 hectáreas de vegetación. Este hecho fue el 9 de enero.

Para sofocar la conflagración que se extendió rápidamente por el viento y la resequedad del terreno, se contó con la participación de los bomberos de Chinácota, voluntarios de la región, Gobernación de Norte de Santander y del Comité Municipal de Gestión del Riesgo.

“El alcalde Jairo Castellanos y los líderes comunales están preocupados porque la naturaleza vuelve a impactar esta zona, que aún no se recupera de los estragos del invierno”, dijo el coordinador de Gestión del Riesgo de Toledo, Arturo Mora.

En San José del Pedregal el fuego se extendió por tres días y junto con los voluntarios participaron en las labores de atención de la emergencia el Ejército y representantes de la administración municipal.

De acuerdo con el reporte de las entidades que participaron en el control del incendio, las afectaciones se calcularon por el orden de las 10 hectáreas.

La otra conflagración se presentó el fin de semana en la vereda San Javier, ubicada a pocos kilómetros del perímetro urbano en donde se consumieron aproximadamente siete hectáreas de vegetación nativa.

El llamado 

Mora, coordinador de la oficina de Gestión del Riesgo, dijo que de acuerdo con el suministro de información de los pobladores, los incendios al parecer fueron provocados por personas desconocidas que buscaban crear pánico en la comunidad toledana.

Ante esto advirtió a los campesinos que las quemas controladas están prohibidas y que en caso de que alguien sea sorprendido en estas prácticas, va a ser multado por el municipio, de acuerdo con las normas ambientales vigentes.