Era de noche. El ambiente estaba más frío que de costumbre, y mientras trabajaba en el taller haciendo la nomenclatura del pueblo en arcilla, empezó a escuchar lamentos y murmullos en la parte de atrás de la casa. De inmediato, la esposa, quien estaba en el cuarto llegó preguntando qué pasaba y la sensación de miedo era evidente.

Yezid le dijo a su pareja que se fueran a dormir, le bajaron el volumen al radio y los lamentos se hicieron más fuertes. “Eso duró como hasta las tres de la mañana, esa noche las animas estaban en procesión y al día siguiente, una niña que vive como a tres cuadras, dio testimonio de haberlas oído”.

La mechosa es uno de los espantos más temidos en Cácota y su historia hace parte de la cultura.

La escena vivida por Yezid Alfonso Araque Araque en Cácota, es recordada con respeto. Él, no creía en espantos, pero de que existen, existen.

Los espantos, las brujas, los espíritus malignos y los seres de ultratumba, han hecho parte de la tradición popular y en los pueblos del departamento abundan historias de apariciones que erizan la piel. 

En Cácota las leyendas y las historias de miedo son narradas por los abuelos, especialmente en fechas especiales como finales de octubre y principios de noviembre, donde el Halloween y el Día de las Ánimas se toman el calendario.

“La mechosa es uno de los espantos más temidos en Cácota, en otras partes le dicen La llorona. Acá acostumbra a salir de noche y la creencia es que va en búsqueda de humanos rebeldes que abandonan la casa para irse a la calle”, dijo Araque.

El cojito o guardián del bosque, mata a cosquillas a quienes destruyen la naturaleza.

Lo curioso es que en Cácota, un municipio que desde hace un par de años le ha venido apostado con fuerza al turismo ambiental, teniendo como eje central una imponente laguna, se están recreando los espantos en la ruta al espejo de agua.

En el trayecto, conocido como Camino Real, ahora los caminantes podrán encontrarse con La mechosa, El cojito, Las ánimas y El castillo indígena.

Las esculturas son elaboradas por Araque, técnico en alfarería y gestor cultural. “El proyecto surgió como una iniciativa del alcalde, Manuel Isidro Cañas, quien busca que en el municipio se mantengan las tradiciones culturales, al tiempo que se genera desarrollo”.

Las tenebrosas imágenes, cargadas de realismo y ubicadas en sitios estratégicos como curvas, han espantado a más de un caminante.

En el camino real quienes maltratan a la naturaleza deben cuidarse de El cojito, conocido como el guardián del bosque, que mata haciendo cosquillas.

Alrededor de las figuras, contó el alcalde Isidro que se adecuarán senderos en madera, un mirador y El castillo indígena, con la meta de que antes de terminar el año esté adecuada la ruta, que actualmente recorren los fines de semana cerca de 200 turistas.

Los mismos deberán cuidarse de tomar licor, so pena de ser espantados por las ánimas, como le ocurrió hace varios años al creador de las esculturas, quien llegó tomado a la casa, entró al baño y por la ventana escuchó que estaban rezando. Al ver, el aire frío le quitó la borrachera y espantado se fue a contarle la historia a su esposa.

Sustos, de que existen, existen

Reunimos testimonios de habitantes de las Provincias en los que cuentan sustos que han vivido en algún momento de sus vidas. Para ellos, aunque muchos no creen, de que asustan, asustan.

Fernando Sánchez Barbosa

Vio a Antón García de Bonilla

Hace ocho años, luego de la procesión del Santo Sepulcro en Ocaña, al voluntario de la Cruz Roja se le apareció Antón García de Bonilla. Sánchez recuerda que iba camino a la casa, ubicada en la calle del Embudo, cuando de repente sintió un caballo galopando. Al voltear la mirada apreció la silueta de un hombre delgado montando la bestia, la cual se perdió al llegar a la esquina. Sintió nervios y frío y quedó pasmado. Cuando reaccionó intentó tomar el celular para grabar, pero era demasiado tarde.

Emiliano Villamizar

El diablo lo tocó

El pintor y narrador de cuentos pamplonés, Emiliano Villamizar, quien conoce viejos mitos e historias sobre los espantos de Pamplona, dijo que de niño sintió la presencia de un ser extraño al que consideró el diablo. “El tipo me tocó, lo vi. Estoy seguro y en ese momento grité; duré muchos años con ese trauma en la mente”. Él también vio el espanto de La novia, una mujer que hacía que los hombres al verla cayeran privados. Emiliano al sentir que alguien lo observaba y no ser una persona de carne y de hueso, cerró los ojos, oró y se quedó inmóvil por varios minutos hasta que todo se calmó. Eso fue hace cuatro años.

Pedro Nel Ropero Ascanio

El Día de las Ánimas debe orarse

Es el lector de la catedral Santa Ana y afirmó pasar un susto con Antón García de Bonilla. “Estaba viendo televisión cuando escuché un caballo, se me hizo extraño, salí a la calle y el hombre se bajó, amarró la bestia en el poste de la luz, se arrodilló al frente de la puerta de la iglesia de Santa Rita, levantó las manos y se puso a rezar. Una niña vecina comenzó a gritar del susto, el espejismo se montó en el caballo y se fue”. La real escena ocurrió el dos de noviembre de 2014, a las 11 de la noche, justo en el Día de las Ánimas.

Evaristo Torres

La gritona se lo quería llevar

El militar pensionado Evaristo Torres recordó que en su niñez, aún no había cumplido siete años, una noche su papá lo regañó y le iba a pegar porque no hacía las tareas. Él se escondió en una construcción vecina y a la medianoche escuchó los alaridos de La gritona. Salió despavorido y tocó apresuradamente la puerta para que le abrieran y evitar que el espanto se lo llevara. Torres, vivía con sus padres en el barrio Santa Marta de Pamplona, en donde había pocas casas. Eso ocurrió hace 60 años, pero para el exmilitar es como si hubiera ocurrido ayer.

Marco Tulio Niño

Un espanto le quitó la borrachera

A Marco Tulio Niño, quien desde pequeño ha vivido en la parte alta de Juan XXIII, en Pamplona, una noche, después de compartir con sus amigos en el centro del pueblo, decidió buscar la casa y en el trayecto sintió que le tocaron el hombro, giró la cabeza y vio una figura extraña. Al sentir una presencia sobrenatural se le espantó la borrachera y salió corriendo como alma que lleva el diablo.

Martha Pacheco

Espanto divino y enamorado

Le tiene pavor a las apariciones y trabaja en el Museo Antón García de Bonilla, donde hay un espanto divino y enamorado que vive dentro de un espejo. “Es parrandero y coqueto, se asoma en un espejo que actualmente no está expuesto y hacía parte del juego de muebles de la Sala Virreinal. Las niñas de los colegios llegaban alegres y al mirar el espejo salían despavoridas”. Las jóvenes, cuenta Pacheco, salían pálidas y en estampida y los hombres no lo veían. En diciembre y principios de año, el Museo estuvo cerrado. Al abrirlo a mediados de enero, se encontró el espejo en el suelo con el marco partido, pero curiosamente el vidrio estaba intacto.

María Clemencia Patiño

La aparición del padre Morales

La exconcejal y dirigente política de Ocaña asegura que a su abuela se le apareció el padre Morales. En la casa de Javier Lemus y de Gloria Jácome en san Agustín, vivía su abuela quien relataba historias. Un día estaba durmiendo a uno de sus hijos, en una mecedora y vio a una persona alta: era el sacerdote Morales que le enseñaba un cofre con ornamentos sagrados. Para la época no existía energía y menos bancos, razón por la que esos objetos se enterraban en las casas.