Con 285 hectáreas de terreno destruidas, hechas un mar de lodo, la vereda La Camacha es considerada como la zona con el fenómeno de remoción en masa más grande en la historia del país, según el reporte preliminar del Servicio Geológico Colombiano.

Así lo dieron a conocer las autoridades regionales que han realizado el seguimiento de la grave situación que deja 239 personas damnificadas, 10 casas destruidas, 20 hogares con daños estructurales, 27 familias reubicadas, pérdidas en cultivos, nueve acueductos rurales, la infraestructura vial, y desolación total por un desastre que hoy completa un mes.

Carlos Humberto del Real, geólogo que hace seguimiento con la alcaldía de Toledo, informó que la masa removida es de unos 35 millones de metros cúbicos de tierra, en un área de siete kilómetros de largo, por uno de ancho.

Las lluvias constantes en la zona favorecen la absorción del agua en el suelo, lo cual aumenta la susceptibilidad del terreno.

Según el experto, se calcula que mientras el terreno desciende y se acomoda la situación podría extenderse entre tres y cuatro semanas.

“El factor condicionante son las lluvias”, dijo del Real. “La mayor preocupación es que una lluvia muy fuerte, o un sismo termine con una remoción masiva y rápida, en un solo movimiento”.

Si esto ocurriera, los sectores más afectados serían La Batea y La Capilla.

En una reunión del Consejo departamental de gestión del riesgo, efectuada ayer, se indicó que la comunidad no tendría más de 20 segundos para abandonar sus hogares.

Aunque en la zona se tiene un sistema de vigías, entrenados para ponerse en contacto entre sí, usando radioteléfonos, esto no es suficiente.

“El sistema de alerta temprana consiste en que los vigías se comunican y van avisando, en cadena, de cualquier novedad, a medida que el fenómeno se acerque a La Capilla”, dijo el alcalde, Jairo Alberto Castellanos. “Allá, tienen la instrucción de tocar las campanas; así de precario es el sistema, porque no hay señal de celular”.

Actualmente, el municipio está declarado en calamidad pública y urgencia manifiesta, es decir, tiene dispuestos sus recursos para contratar cuanto sea necesario para solucionar mitigar el impacto de las condiciones de riesgo.

La infraestructura

Con el avance del fenómeno quedó interrumpido el tránsito por el corredor vial que va del casco urbano a las veredas: Encontrados, La Camacha, Palmar alto y Palmar bajo, Sabanalarga, Belchite, Román, Hato Grande, Campo Alegre, Ima, y La Cordillera.

Según Celso Tarazona, secretario de Planeación de Toledo, la vía alterna va por San Javier hacia El Jordán, Hatos bajo, La Capilla, El Palmar, y Sabanalarga.

Sin embargo, si la remoción continúa terminará obstruyendo esa carretera y la única alternativa para ingresar por la parte posterior, es por Toledo hacia Mónoga.

“La alcaldía tiene interés en que, al ser una vía departamental, la Gobernación tenga pendiente este tramo para que no se interrumpa el acceso”, afirmó. “Nos preocupa que las lluvias de los últimos días han afectado bastante la zona”.

Además del corredor vial están afectadas las redes de energía, distritos de riego y dos escuelas, que no pueden ser reparados hasta que se detenga el fenómeno.

Por su parte, el alcalde dijo que buscará prolongar el apoyo del Gobierno Nacional debido a que solo quedan dos meses de cobertura de arriendo y mercados por parte de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo.

Sumada a la propuesta de un proyecto de vivienda para damnificados, el mandatario también prevé otra iniciativa: la construcción de una aldea campesina.

“Sería injusto que la gente se desarraigue del campo”, expresó. “Necesitamos apoyo para que rehagan su proyecto de vida, empezando desde cero porque lo perdieron todo, pero si lo hacemos en conjunto vamos a ser capaces”.

La Opinión