La vida del teatrero es una aventura, desde que se conciben los espectáculos hasta que se pinta una sonrisa en los espectadores. El público es la razón de ser de un artista y para el grupo de Casa Teatro Cúcuta también es el motor que impulsa a despertar cada día y con disciplina, darle vida a obras que divierten y dejan una enseñanza.

Ellos, liderados por Nancy García, están llevando alegría a los niños y jóvenes del departamento y con satisfacción cuentan cómo hasta la Policía se extraña de verlos en el Catatumbo con sus coloridos trajes, en plazas públicas e improvisadas tarimas, encarnando a personajes de la literatura y a seres que brotan de su imaginación.

La iniciativa hace parte del proyecto: A la rueda, rueda el teatro por Norte de Santander y literalmente, han rodado por trochas y polvorientas vías para cumplirles la cita a las comunidades de Convención, San Calixto y Teorama. Previamente estuvieron en Bochalema, Cácota y Chitagá.

La gira de Casa Teatro le apuesta a que las producciones locales puedan circular en espacios no convencionales y llegar a las comunidades de la región que usualmente no observan teatro. El recorrido continúa en Salazar, Tibú, Sardinata, Bucarasica, Puerto Santander y Lourdes.

Las obras que aprecian los habitantes de estos municipios son: ‘Pluf, el fantasmita’; ‘Paco y Peco’, ‘Picnic en el campo de batalla’, ‘Historias en el fondo del mar’ y ‘Pinocho’.

El Proyecto concebido por Casa Teatro es apoyado por el Programa Nacional de Concertación del Ministerio de Cultura y se está a la espera del apoyo de la Gobernación de Norte de Santander, a través de la Secretaría de Cultura, con el cual se podría ampliar la gira a otros municipios.

Los niños de Bochalema disfrutaron con el inicio de la gira por el departamento.

En Teorama padres e hijos apreciaron el espectáculo teatral.

Con ruana y sombrero estuvieron los habitantes de Chitagá viendo teatro.

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La aventura no termina

En julio de 2016 se abrieron las puertas de Casa Teatro Cúcuta en el barrio La Cabrera y se consolidó el sueño de la gestora García, de habilitar en la frontera un espacio permanente para las artes escénicas.

Desde entonces, el proyecto se ha convertido en modelo de trabajo en equipo. La gira es, quizá, un paso enorme en la loable misión de formar públicos y promover el teatro como medio de expresión y catalizador para olvidar en regiones como el Catatumbo, el horror de la guerra.

Los inicios de Casa Teatro estuvieron ligados al esfuerzo de García. Por amor al arte, arrendó la casa que sirve de sede y de su bolsillo, pagó el arriendo. Ahora, han conseguido apoyos en instituciones públicas y empresas privadas, lo cual ha permitido formar un grupo profesional, con el que están de gira por el departamento.

“Los artistas debemos ser sensibles a la realidad de los territorios. En cada pueblo hemos tenido más de 300 espectadores y al día siguiente a la función, cuando tomamos maleta para seguir la ruta, nos abrazan en la calle y repiten los textos de las obras. Este es un trabajo que llena el alma”, dijo García.

En los pueblos han tenido el apoyo logístico de las Alcaldías y para las comunidades los espectáculos han significado un bálsamo en medio del conflicto y un espacio para compartir con parientes.

La gira va hasta el 30 de septiembre y los aliados de García en esta aventura son Jota Olivares, John Peñaloza, Miguel Pacheco, David Piñeros, Marcela Villamizar, Sugelis Rincones, Marco Antonio Camacho y Jorge Manrique.

Sembrando paz

Uno de los actores de la gira es John Alexander Peñaloza Suárez, quien desde hace un año y seis meses descubrió en Casa Teatro un espacio para multiplicar su talento para las artes escénicas y el circo.

Él, descubrió su afinidad con las artes de niño y en las izadas de bandera siempre participaba con un show. Hizo parte del grupo Caretas del Sena de Cúcuta y ahora, desde Casa Teatro, reconoce el talente de García para trabajar con ahínco e invitar a las nuevas generaciones a soñar y a trabajar por una mejor ciudad.

En la gira, una frase que leyó en el camino le llegó a su esencia: “para cosechar paz, hay que sembrar la lucha campesina”. Para él, cada ser humano tiene la responsabilidad de cubrir semillas con tierra para que brote la esperanza y como compañía teatral se unen a este sentir de los habitantes del Catatumbo, donde el teatro vence al miedo.