En Ragonvalia viven unas 5 mil personas que se preocupan porque en su comunidad ya no nacen niños.
El pueblo donde viven muchos, pero nacen pocos

Como en pocos pueblos de Colombia, los abuelos de Ragonvalia tienen una preocupación muy particular: en su municipio no están naciendo niños.
Y no propiamente porque sus mujeres no sean fértiles, sino porque no hay médicos que atiendan los partos.
La situación es tal, que el último nacimiento fue todo un acontecimiento. Consuelo Moncada ha sido la única mujer en dar a luz en el pueblo este año. Fue el 14 de marzo, parió una niña. El evento fue celebrado con tal alegría que la coordinadora de Salud Pública, Lorena Camargo, que tiene a cargo vigilar la salubridad de 5.857 personas, tiene claro ese registro.
Que ya casi no nazcan niños en Ragonvalia es una realidad que todos reconocen, asegura Luz Andreína Ferrer, madre de dos niños: Jonathan Ferney y Francy Fernanda Fernández Ferrer, que como el resto de pequeños, nacieron en el hospital Erasmo Meoz de Cúcuta.
Las estadísticas de la alcaldía señalan que Ragonvalia es un pueblo en su mayoría de adultos y de chicos foráneos. Según la población censada por el Sisbén, hay 53 niños menores de un año, 54 tienen 6 meses, 63 son mayores de 1 año y 1.481 son menores de 18 años. El 90% de los niños nacidos en los últimos diez años, que viven en el pueblo, son de otros lugares.
Provienen de Cúcuta y de Los Patios, principalmente; otros nacen en Chinácota o, incluso, en Táchira (Venezuela), pero no son natales de este pueblo, situado al suroriente de Norte de Santander, y que limita con la ciudad de Rafael Urdaneta, estado Táchira (Venezuela).
Juanita Rozo, una matrona del pueblo, de77 años, dice con nostalgia que los niños oriundos de este lugar se cuentan con los dedos de las manos. “Todos dicen que son de Cúcuta o de otra parte, menos de acá”, comenta con desilusión.
El ragonvalence es carismático, chistoso, orgulloso y muy colaborador, aseguran sus habitantes. Son querendones de su territorio, un lugar de clima fresco y tierras muy productivas.
Parece mentira que los chicos, aunque cuenten con una inmensa cancha de fútbol, esta solo sea usada por dos o tres niños diariamente; la mayoría suele verse cuando salen de los colegios, o cuando hay fiestas patronales, porque a otras horas, el pueblo luce desolado.
Los nacidos en Ragonvalia sienten un vacío porque no haya bebés pequeños oriundos de este lugar, y su reclamo tiene mucho de fondo, dado que no quieren que en su terruño se pierda la tradición y el gentilicio.
Sin equipos para ecografías ni especialistas
Flor de María Miranda, abuela y madre de 10 hijos, señala a la tecnología y a los nuevos procedimientos médicos como los responsables de que en su pueblo no nazcan niños.
“Cualquiera que sea de Ragonvalia le dice la verdad. No hay médicos que atiendan los partos. En mis tiempos los bebés llegaban a las manos de las parteras, no teníamos ningún inconveniente; pero ahora con esas tecnologías, que tienen que hacerse la ecografía y los controles cada mes, pues las embarazadas terminan en Cúcuta”, expresó.
Otra razón para que sean pocos los nacidos en el pueblo, tiene que ver con que las madres, queriendo darle doble cedulación a sus hijos, se van a dar a luz a sus bebés en los hospitales de Venezuela.
Según información brindada por la alcaldía, este año hay 19 mujeres esperando dar a luz; la proyección, según Zulma Peñaranda, jefe de enfermería de la Unidad Básica de Ragonvalia, es que siete de estos niños posiblemente nazcan en el pueblo, porque son embarazos normales. Los demás nacerán en otras unidades médicas de mayor nivel.
Peñaranda asegura que la municipalidad tiene una Unidad Básica de primer nivel y están capacitados para atender un parto, pero como muchos son riesgosos, se remiten a otras partes.
Todo depende de la valoración obstétrica que ordenen los médicos en Chinácota o Cúcuta, donde se realizan los exámenes prenatales, porque es donde hay los equipos para las ecografías y los especialistas.
María Angélica Ochoa, con 4 meses de embarazo, es una de las gestantes que, asegura, tampoco dará a luz a su hijo en Ragonvalia. Lo más seguro es que nazca en Cúcuta, porque no confía en que el puesto de salud cuente con los profesionales médicos que necesita.
A pesar de este panorama, la profesora e historiadora de Ragonvalia, Teresa Acosta, no teme que las costumbres del ragonvalence se pierdan por el simple hecho de que sus habitantes nazcan en otros lados, sin embargo, a pesar de conocer la realidad, cada vez que en clase llama a lista, muchos de sus alumnos la sorprenden con su origen.
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