Estados Unidos tiene una especial atención sobre Norte de Santander, principalmente en la lucha contr las drogas y atención humanitaria.
¿Depende Colombia de la política norteamericana?
Solo hasta el pasado 23 de noviembre, siendo las diez de la noche, hora colombiana, tres semanas después de que se conocieran los resultados electorales que dieron como presidente electo a Joe Biden, el presidente Donald Trump dio la orden a Emily Murphy, responsable de la Administración de Servicios Generales del Gobierno Federal (GSA por sus siglas en inglés), de iniciar el proceso de transición al nuevo Gobierno.
Este asunto, aunque no parezca importante para el ciudadano de a pie, sí moviliza a los Gobiernos del mundo para estudiar sus estrategias de diálogo con el país norteamericano, teniendo en cuenta su importancia como potencia mundial.
Las preguntas que nos hacemos para Colombia son, ¿cambiarán las relaciones diplomáticas entre los dos países?, ¿qué oportunidades tiene nuestro país con el nuevo presidente y su política internacional?, ¿seguirá sosteniendo Estados Unidos la ayuda a Colombia? y en palabras más generales, ¿perdimos o ganamos en estas elecciones?
Según el abogado, magíster en Ciencia Política y profesor de la Especialización en Gobierno y Asuntos Públicos de la Universidad Simón Bolívar, Dooglas Serrano, Colombia mantiene una relación muy estrecha con Estados Unidos por diversas razones: una, es el primer aliado político estratégico, por situaciones que tienen que ver con el comunismo como enemigo del modelo capitalista y democrático.
Por otro lado, el país norteamericano mantiene una lucha férrea contra el consumo de droga y el narcotráfico que proviene principalmente de Colombia, y que es sostenido por carteles y grupos armados y, además, mantiene una relación estrecha con el vecino del norte por cuestiones mercantiles, siendo el primer destino de las exportaciones nacionales (cerca del 30% del comercio exterior va hacia allá), y finalmente por otras ventajas en materia política y militar que solo se garantizan a los Gobiernos aliados. Por lo anterior, el papel que juega el país, que geográficamente abre las puertas de América del Sur, es clave.
Para el profesor Serrano, el resultado de la elección en nada afecta nuestra relación con los EE.UU., pues independientemente de haber elegido a Biden o si, por el contrario, hubiesen optado por reelegir a Trump, los dos principales partidos (Demócrata y Republicano) han logrado entender que más allá de los partidos, están los Estados.
Bajo este panorama, Colombia ha resultado ser un aliado estratégico para el país del norte, y por esta razón, a la luz de lo que pudiera llamarse un acuerdo no escrito, han mantenido un trato neutral y hasta privilegiado. Tan es así que, Colombia ni siquiera se vio afectado por el constante trato agresivo de Donald Trump, pues a pesar de los llamados de atención, no pasaban de eso.
Dicho lo anterior, la relación Estados Unidos - Colombia parece muy conveniente para los dos países. “Nosotros lo miramos desde el nivel comercial, pero para Estados Unidos no representamos ni el 13% de sus importaciones”, señaló el profesor.
No obstante, los más escépticos se apoyan en las estadísticas del Dane para decir que el Tratado de Libre Comercio (TLC), no ha beneficiado en ocho años a Colombia, pues el valor total de ventas hacia Estados Unidos en 2012 era de US$21.833 millones y el 2018 cerró con un total de US$10.641 millones, es decir, se redujeron casi a la mitad.
Ahora bien, el Banco Mundial, del cual uno de sus miembros principales son los Estados Unidos, dijo que la economía colombiana se está beneficiando significativamente en esta época de profunda recesión por la pandemia de la COVID-19, al recibir créditos y apoyo financiero de la comunidad internacional.
De acuerdo con las proyecciones, “los nuevos compromisos totales del Banco Mundial con Colombia en los primeros nueve meses del 2020 alcanzaron un total de US$1.75 mil millones, además de US$250 millones de financiamiento contingente, previamente desembolsados para enfrentar la emergencia de la COVID-19”.
Respecto a las relaciones comerciales que se avecinan con el nuevo Gobierno estadounidense, estas, sin duda no cambiarán, ya que los tratados son blindados, lo que se conoce en materia de derecho internacional como el pacta sunt servanda que obliga a ambos países a cumplir lo pactado.
Sin embargo, el profesor Serrano ve con cierto grado de ventaja la elección de un candidato demócrata, argumentando que “los partidos demócratas tienen políticas mucho más progresistas que los republicanos en materia de derecho internacional; en cambio, los republicanos son más conservadores, tienen menos intervención en el mercado y una relación un poco confusa a nivel internacional”.
Por lo demás, aunque las relaciones internacionales cambien para muchos países por las elecciones, especialmente para aquellos que compiten en el componente comercial, como China; militar, como Corea del Norte o Rusia; o que actualmente hayan sido intervenidas militarmente, como Afganistán o Irak, “eso no funciona con Colombia, pues nuestro país tiene un acuerdo bipartidista”, es decir, que los lazos entre ambos países no cambian por las dinámicas políticas en el país del norte.
(Joe Biden, presidente electo de los Estados Unidos para el nuevo periodo.)
Estados Unidos, en Norte de Santander
Estados Unidos tiene una especial atención sobre Norte de Santander, principalmente en la lucha contra fenómenos como la inseguridad y las drogas; en materia de atención humanitaria, y ahora, en el marco de la pandemia por la COVID-19.
Según la Gobernación de Norte de Santander, gracias a las gestiones adelantadas desde el Gobierno Nacional y regional, la cooperación internacional juega un papel estratégico al insertar recursos y capacidad logística para atender fenómenos, impactando estratégicamente en aspectos como la salud pública, la educación y la atención a migrantes, entre otros.
El gobierno departamental, en cabeza del gobernador Silvano Serrano, destacó que con apoyo del Programa de Derechos Humanos de USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional) Norte de Santander puso en marcha un proyecto para el monitoreo, sistematización y seguimiento a la respuesta sobre los asuntos humanitarios en la frontera entre Colombia y Venezuela durante el tiempo de crisis generado por la COVID-19, enfocado a la población migrante y los retornados colombianos, entre otras acciones.
El apoyo internacional de EE. UU. en la región también transita hacia ámbitos como los programas de reconversión laboral, desminado, sustitución de cultivos ilícitos y gestión del riesgo de desastres.
A lo anterior, añade el vicerrector de la Unisimón, sede Cúcuta, Carlos Corredor Pereira, quien vivió y se educó a nivel universitario en EE.UU. por más de doce años y conoce la dinámica política de los dos países, “a nuestro Gobierno le espera recomponer las relaciones con el Gobierno demócrata, puesto que su injerencia directa a favor de Trump durante la campaña por la Presidencia, las dejó bastante maltrechas”.
Es importante reconocer que en los EE.UU. la separación de poderes es clara y cumplida. La rama judicial no acepta la interferencia del Ejecutivo, como lo demuestran todos los fallos de jueces y cortes, ante las infundadas demandas del presidente Trump. Por otro lado, el Congreso cumple con su papel de estudiar y proponer leyes que beneficien a todos los ciudadanos de los cincuenta Estados, por encima de las legislaturas de cada uno.
El Senado está compuesto por dos senadores por cada Estado, independientemente del tamaño o población. Y la Cámara de Representantes está compuesta por ciudadanos que representan un distrito electoral dentro de cada Estado y el número de distritos electorales depende de la población de ese Estado. De esa manera, es una cámara representativa cuyos miembros están generalmente inscritos, aunque no es absolutamente necesario que lo estén, en uno de los dos partidos tradicionales.
El Congreso debe aprobar la Ley de Presupuesto y es allí en donde es importante que Colombia mantenga buenas relaciones con los senadores y representantes de ambos partidos. Y no podemos olvidar que en más de una ocasión, grupos de estos congresistas han manifestado sus opiniones acerca de situaciones que tienen que ver con las relaciones entre nuestros dos países.
“El camino que le queda al gobierno de Duque es difícil: tiene que convencer al Congreso norteamericano que nosotros cumplimos nuestros compromisos y que el pacta sunt servanda sí es respetado. Y por el otro, tiene que convencer al nuevo secretario de Estado, quien afortunadamente nos conoce, que seguiremos cooperando con las políticas antisocialistas y antitráfico de drogas que para ellos son fundamentales en su política interior y exterior” añadió el vicerrector de la Unisimón sede Cúcuta.
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